El secretario provincial de Tecnologías para la Gestión, Javier Echaniz, renunció a su cargo tras las irregularidades en el escrutinio provisorio de las elecciones primarias del 19 de abril. El gobernador Antonio Bonfatti aceptó ayer la dimisión de su funcionario pero aún no designó a su reemplazante.
Echaniz estuvo a cargo del operativo informático de las primarias y quedó en el centro de las críticas por los errores relacionados a las mesas informadas y escrutadas. El martes pasado, dos días después de los comicios, desde la Secretaría de Tecnologías para la Gestión debieron reconocer que aún restaban contar 807 mesas.
La renuncia de Echaniz fue luego de que el candidato a gobernador del oficialismo, Miguel Lifschitz, opinara que el responsable de la carga de datos de las primarias, a quien no identificó, era “un estúpido” y “un inepto”. El ministro Rubén Galassi ensayó una defensa pero durante el fin de semana el cuestionado funcionario renunció de manera “indeclinable” ante el gobernador Bonfatti.
La salida de Echaniz es un viejo anhelo de la oposición, que ya lo tenía en la mira por su intervención, a fines de 2013, en la investigación del asesinato del supuesto jefe narco Luis Medina. En esa ocasión, el ahora ex secretario de Tecnologías para la Gestión había sido uno de los funcionarios que ayudó a desbloquear la computadora personal de Medina, sin aparente autorización judicial, lo que le valió fuertes críticas de la oposición.
Como responsable del programa informático utilizado para el escrutinio provisorio, Echaniz había sido duramente cuestionado por la oposición –algunos candidatos, como el líder del PRO Miguel Torres del Sel, llegaron a hablar de “fraude”– y también por dirigentes del oficialismo.
La gota que rebasó el vaso cayó el viernes pasado, cuando el socialista Lifschitz, visiblemente molesto por lo sucedido, declaró: “Acá lo que hubo fue la estupidez de un funcionario técnico que en lugar de poner 93 por ciento de las mesas ingresadas puso 100 por ciento de mesas informadas. Inventó una categoría y con eso confundió a todos. A nosotros mismos. Ahora, de un error técnico de un funcionario inepto a hablar de fraude o deshonestidad, me parece una barbaridad”.
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