El gobierno nacional decidió una reconfiguración de la delegación Rosario de la superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, en el marco del desembarco de efectivos dependientes de la Nación que se produjo tras el megaoperativo llevado adelante el 9 de abril pasado, del que participaron unos tres mil hombres, con el objetivo de combatir el narcotráfico. Tras el impacto del procedimiento, que incluyó 90 allanamientos –en su mayoría búnkers–, dos mil agentes de fuerzas federales se quedaron en distintos barrios locales para coordinar acciones de prevención con la Policía provincial, las que según anunció ayer el jefe de la Unidad Regional II, José Luis Amaya, se desarrollarán de ahora en más también en el centro de la ciudad. La sección Rosario de la mencionada repartición, que funciona en Francia al 1200, estaba de capa caída tras el escándalo que provocó la gestión de tres meses del subcomisario Gustavo Serna, eyectado del cargo en 2012 tras denunciarse aprietes sobre presuntos comercializadores de droga. De hecho, en la pesquisa y los operativos que terminaron con el desbaratamiento de las bandas atribuidas a Delfín Zacarías y Reina Quevedo no intervinieron uniformados asentados en Rosario.
Según la información publicada ayer por la agencia Noticias Argentinas, que cita a fuentes policiales, habrá una treintena de efectivos que llegarán a Rosario desde otros destinos para trabajar en la sección, cuya tarea es la investigación de delitos producidos por infracción a la ley 23.737 de estupefacientes. De acuerdo con esta versión, para la conformación del nuevo plantel rosarino, la Policía Federal realizó una convocatoria a aquellos uniformados que tengan como grado entre agente y sargento, quienes se presentaron el pasado miércoles en la Superintendencia que tiene a su cargo el comisario inspector Néstor Roncaglia.
La medida fue oficializada por medio de la Orden del Día Interna (ODI) número 71 de la fuerza del 21 de abril pasado. En ese sentido, acudió un centenar de suboficiales a la convocatoria, aunque sólo alrededor de 30 quedaron seleccionados, en su mayoría efectivos que trabajaban en comisarías porteñas de la Federal y quienes buscaban el pase hacia Santa Fe, de donde son oriundos.
“La idea era la de trasladar a policías que vivieran cerca de esa zona y que se encontraban trabajando en la Capital Federal; por eso la convocatoria aclaraba que para este caso no se contaba con el beneficio del pago del alquiler de una vivienda o de traslado. Se hizo pensando en ellos”, precisó un vocero policial a NA. Explicó que “de haber estado incluido el beneficio los postulantes hubieran sido muchos más, pero la cantidad de cupos no iba a variar, por lo que iba a tardar más el proceso de selección”. La reformulación de Drogas Peligrosas de la Federal en Rosario se suma a la llegada y permanencia de unos dos mil gendarmes y prefectos para combatir el narcotráfico.
En la mira
El subcomisario Serna llegó a Rosario en mayo de 2012 y pronto acumuló denuncias por extorsión que llegaron a oídos de la entonces ministra de Seguridad Nilda Garré, que ordenó su desplazamiento y el de dos de sus subordinados a tres meses de haber arribado a Rosario. Serna había sido nombrado pese a que en su prontuario figuraba una acusación de 2005 por integrar una banda que traficaba cocaína a Europa y que fue desbaratada por otra dependencia federal: la PSA.
Una denuncia por extorsión fue realizada por la empresa de remises del mencionado Delfín Zacarías, quien luego, en 2013, sería apresado con 300 kilos de pasta base en Funes. Otra le achacaba defraudación con combustible destinado a vehículos policiales. Y una tercera se dio en el marco de un operativo en Empalme Graneros que había sido la presentación en sociedad de Serna: catorce kilos de cocaína que tras una denuncia anónima se comprobó era bicarbonato de sodio.
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