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Ratifican condena por femicidio

La Justicia confirmó una pena de 17 años de cárcel a un hombre que, en 2011, le prendió fuego a su novia. La chica, que tenía 20 años y murió después de agonizar durante 33 días, siempre aseguró que se había tratado de un accidente.


Una joven de 20 años que en enero de 2011 sufrió importantes quemaduras en el cuerpo aseguró siempre que se había tratado de un accidente. Sin embargo, la gravedad de las lesiones la llevaron a la muerte, después de 33 días de agonía. El desenlace fatal hizo crecer las dudas que su familia ya tenía, que planteó el caso en la Justicia. La investigación determinó que la mujer fue prendida fuego por su pareja. Después de algunas medidas probatorias que complicaron la situación del sospechoso, éste intentó descargar culpas en la joven pero su versión resultó inconsistente para la Justicia, que lo procesó y luego lo condenó a la pena de 17 años –el caso no fue encuadrado por la ley de violencia de género porque fue anterior a su sanción–. Esta medida fue respaldada ayer por la Cámara Penal, que confirmó la condena impuesta por la muerte de Lorena Giménez.

El 27 de enero de 2011 Lorena Giménez, de 20 años, salió de su casa ubicada en Pasaje Villegas al 6000 con el 80 por ciento del cuerpo quemado. Según la primera versión, la joven estaba preparando mates cuando levantó la pava de la hornalla y la cocina sufrió un desperfecto. La llama tomó la remera de la víctima que corrió al dormitorio donde su pareja, Franco Aguirre, la envolvió con una frazada. Este fue el relato que dio la propia chica, quien finalmente murió 33 días después de ese hecho en el sanatorio Rosendo García.

El vínculo amoroso

La relación amorosa llevaba 6 meses, y ya había sorteado la pérdida de un embarazo. El aislamiento al que se había sumido la joven y algunos moretones que le habían visto en el cuerpo encendieron la alarma de la familia, que desde un primer momento planteó dudas sobre el papel que desplegó Franco Aguirre aquella fatídica tarde de enero. Los padres de la chica fueron recibidos en el Juzgado de Instrucción de la 9ª Nominación, por ese entonces a cargo de Javier Beltramone, que escuchó las sospechas de la familia y decidió profundizar esa hipótesis. Si bien la autopsia ya no fue viable, otras medidas probatorias como pericias y la reconstrucción del hecho fueron importantes para concluir en la posible autoría de Aguirre en el hecho, y por eso Beltramone lo procesó.

El caso pasó a Sentencia 5ª, donde el juez Gustavo Salvador hilvanó cada indicio del caso y realizó una lectura integral de la causa que le brindó la certeza de que Aguirre fue el autor de las quemaduras que terminaron con la vida de Giménez. El sospechoso cambió su declaración, dejó de sostener la versión del accidente y cargó tintas contra la víctima. Afirmó que Lorena se empapó en alcohol en gel y le dijo: “Si me dejás me prendo fuego”, y accionó el encendedor.

Esta versión, lejos de dejarlo fuera de la lupa del juez, lo introdujo aún más en la causa.

El informe de Bomberos determinó el buen funcionamiento de la cocina, el dictamen forense sostuvo la hipótesis del fuego directo y una reconstrucción del hecho sumado a los testimonios, que marcaron el cuadro de presión y violencia en el que la joven vivía su relación amorosa, fueron los pilares en los que el juez se basó para condenar a Franco Aguirre por el hecho a una pena de 17 años.

La apelación

La defensa del condenado apeló el decisorio, que recayó en manos de los vocales Daniel Acosta, Adolfo Prunotto Laborde y Georgina Depetris. Los tres sostuvieron la confirmación del fallo con una disidencia, en cuanto a la pena impuesta por parte de Acosta que no acogió adeptos entre sus pares.

Acosta resaltó los informes periciales y sostuvo que la versión del accidente es insostenible. Refirió que es denotativa en la experiencia judicial la presencia de “episodios de violencia de género, donde no se llega a asumir por ninguno de los protagonistas del conflicto la profundidad del problema”.

Sostuvo que Aguirre cambió su declaración luego de la reconstrucción del hecho y afirmó que las lesiones sufridas por el acusado no se condicen con un auxilio a la víctima. A ello sumó la actitud de aislamiento de la joven, las agresiones y escenas de celos antes del hecho.

Acosta apoyó la postura de Salvador al efectuar una valoración de los indicios en forma conjunta y detalló que el accionar de Aguirre dejó la vida de la víctima a merced de cualquier complicación de salud, sostiene el fallo. Sólo cuestionó la pena que entendió correcta en 14 años pero ello no tuvo acogida de sus pares Prunotto Laborde y Depetris, que confirmaron la sentencia en todas sus partes.

Vanela Celma, un caso familiar sin resolución

Un hecho con características similares al de Lorena Giménez, aunque con diferente respuesta judicial, tiene el caso de Vanesa Celma, una joven de 27 años que el 29 de junio de 2010 sufrió, en el interior de su vivienda, la quemadura del 40 por ciento de su cuerpo. Muchos de los testimonios enmarcan el vínculo con su marido Omar D. en la violencia y existe el testimonio de una mujer que cuidó a la joven mientras permaneció internada, a quien le confesó que su marido le prendió fuego luego de que ella se rociara en alcohol para “asustarlo” y evitar que la dejara.

El hombre nunca fue imputado por el hecho y durante cuatro años el caso permaneció caratulado como incendio. La familia inició una lucha incansable por lograr una respuesta de la Justicia. Este año la jueza Mónica Lamperti finalmente decidió cambiar la carátula a “investigación de las causas que provocaron el deceso de Vanesa Celma”, aunque dispuso el archivo respecto a su pareja. Esta decisión fue apelada por la querella y la Fiscalía, que sostienen la falta de internalización de la cuestión de género por la jueza, la exacerbada valoración del testimonio de Omar D. y la minimización de muchos de los testimonios colectados en la causa entre ellos lo de la persona que la cuidó durante su agonía.

El caso Lorena Giménez fue citado como precedente en la audiencia dirigida por el camarista Carlos Carbone, quien dispuso un cuarto intermedio para resolver. Ahora su familia espera que la espada, la balanza y la venda de la dama de la Justicia cumplan su premisa natural.

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