El Hincha

DOS DÉCADAS DEL RETIRO DE LA DAMA DEL TENIS

Que veinte años no es nada… el adiós de Gabriela Sabatini

Un día como hoy hace veinte años, la mejor tenista argentina de la historia ponía punto final a su inolvidable trayectoria. Número tres del mundo y entre las diez mejores por una década, Sabatini se fue dejando una huella en el deporte argentino y un vacío imposible de llenar.


Una fecha: 24 de octubre de 1996. Un lugar: Madison Square Garden de Nueva York. Una protagonista: Gabriela Sabatini. Y una historia que llegaba a su fin.

La mejor tenista argentina de la historia y una de las mujeres más influyentes de la historia del deporte argentino llamaba a conferencia de prensa y anunciaba su retiro. Con apenas 26 años, Gabi Sabatini decidía dejar atrás una etapa de su vida que le había dado muchísimas satisfacciones y también, porque de eso se trata la carrera de cualquier deportista y más si es de elite, varios sinsabores. Pero no hay dudas que el balance fue altamente positivo. Al punto tal que si Guillermo Vilas transformó el tenis en nuestro país marcando un antes y un después en los hombres, Sabatini hizo lo propio entre las chicas.

Dos décadas se cumplen hoy de aquel anunció que sorprendió al mundo del tenis, por su juventud, pero que muy elaborado y procesado lo tenía la propia protagonista. Con determinación se paró ante la prensa y bajó el telón a una gran parte de su vida. Días antes había jugado su último partido profesional cuando caía el 15 de octubre en el Abierto de Zurich con la estadounidense Jennifer Capriati por 6-3 y 6-4.

Atrás habían quedado muchísimas imágenes y recuerdos de una carrera única e irrepetible. Durante más de una década, entre 1985 y 1996, Sabatini se mantuvo entre las mejores llegando a ser tres del planeta en un circuito plagado de estrellas y talentos, de esos que hoy no abundan y en donde, sin desmerecer lo que significa ser la uno, difícilmente alguna de las diez mejores de estos días podrían arrimarse a dicho lote por aquellos años.

Es que Gabriela compartió época con mitos vivientes como Martina Navratilova y Steffi Graf, quizás dos de las más grandes o las más grandes de la historia, o figuras de la talla de la serbia Mónica Seles, las norteamericanas Chris Evert, Jennifer Capriati y Lindsay Davenport y las españolas Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, entre otras grandes campeonas. Incluso hasta compartió y vio el amanecer de la carrera de la suiza Martina Hingis quien sucedería a toda esa generación de grandes campeonas.

Nacida el 16 de mayo de 1970, tuvo una carrera prodigiosa que se extendió durante 14 años, con 39 títulos de la WTA, 27 en singles y otros 12 en dobles. También representó al país en Copa Federación y fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Pero más allá de esas cifras, Sabatini se llevó de sus años del circuito el mejor premio que podría alcanzar. El de tenista preferida y elegida en cada uno de los torneos en los que se presentaba.

No era raro ver como en Nueva York la gente la apoyaba por encima de alguna norteamericana que podía enfrentar. O en Alemania donde muchos la alentaban y la elegían en tierras de la mismísima Steffi Graf.

Ni que decir de Italia y particularmente Roma. Allí el Foro romano directamente se rindió ante la morocha argentina y en la edición 1992 del WTA la recibió con banderas en las tribunas que rezaban la admiración e idolatría. “Benvenutti a Gabylandia”, “Reina di Roma” eran algunos de los mensajes que se podía leer y que se repetían en cada presentación.

Tras su retiro nada volvió a ser igual para el tenis nacional. El hueco dejado por su ausencia aún se siente. Más allá de logros importantes alcanzados principalmente por Paola Suárez y Gisela Dulko, no hubo nadie que despertara en el país ese interés por el circuito femenino que Sabatini logró provocar.

En estas dos décadas recibió muchos reconocimientos, tocó en contadas ocasiones nuevamente una raqueta, ingresó en el Salón Internacional de la Fama del Tenis, pero principalmente se dedicó a vivir y ser tan solo, aunque su figura pública no haga que pase desapercibida en ningún lugar, Gabriela: la hija, hermana, tía, amiga.

A dos décadas del adiós para quienes tuvimos la dicha de poder seguir por televisión sus días dentro de una cancha de tenis, esas imágenes permanecerán imborrables en la memoria. Para quienes no, y para los nostálgicos también, por suerte existen los videos que a cada momento pueden retrotraernos y hacernos volver a disfrutar de un talento único, inigualable e irrepetible.

Grandes triunfos de la carrera de Sabatini:

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