Ciudad

Al otro lado del río

Productores ganaderos también protestaron por las quemas en las islas y pidieron que no se los acuse

La orilla entrerriana del Puente Rosario Victoria fue el escenario de otra movilización. El sector agropecuario se concentró a caballo, en chatas y con banderas argentinas para pedir no ser el blanco de las imputaciones de la Justicia Federal. También denunciaron ecocidio

Gentileza Chacareros Autoconvocados

A caballo, en chatas y con banderas de Argentina flameando en el viento. Con barbijo, boina o sombrero, y poncho o campera inflable tipo Uniqlo. Al costado de la ruta y sin impedir el tránsito ni por un minuto. Así protestaron este sábado a la mañana unos 200 productores agropecuarios, a metros del peaje del lado entrerriano del Puente Rosario-Victoria. La movilización fue en contra de las imputaciones de la Justicia Federal, que acusó a siete propietarios de ser los responsables de las quemas en los humedales del río Paraná. También emitieron un comunicado en el que denunciaron que los incendios son un ecocidio que los perjudica.

El vocero de la protesta fue Enzo Vignale, uno de los imputados en la causa que ya esta semana había hablado en distintos medios de comunicación despegándose de los incendios. “Estamos acá por la quema intencional en las islas. No sabemos quiénes son los responsables y encima nos acusan a nosotros”, dijo desde la manifestación con el barbijo debajo de la nariz.

Casi a la misma hora, al otro lado del río Paraná, miles de personas se juntaban en el Monumento Nacional a la Bandera para iniciar la caravana de bicis, motos y autos que llegó al lado santafesino del mismo puente para pedir el cese del fuego y el tratamiento de una Ley Nacional de Humedales que proteja el ecosistema del Delta del litoral.

La movilización de productores ganaderos fue el sábado a la mañana a metros del peaje ubicado del lado entrerriano del puente que desde 2003 une Rosario y Victoria. Propietarios, productores y puesteros llegaron a caballo, en camionetas o autos y se ubicaron en fila al costado de la ruta porque, explicaron, no querían cortar el tránsito. La mayoría eran varones aunque también llegaron algunas mujeres. Se trató de la primera protesta del sector ganadero por las quemas en las islas y buscó despegar la producción agropecuaria de los incendios que en los últimos meses movilizaron a la sociedad rosarina por el humo que llega a la ciudad. Según explicaron, los productores ganaderos también están en contra de los incendios y denunciaron ecocidio.

El problema de las quemas intencionales en los humedales del Paraná tiene décadas y, según vienen denunciando organizaciones sociales y el propio Estado, detrás está el modelo productivo agropecuario argentino. Es que en las últimas décadas, las vacas fueron desplazadas de las tierras firmes, donde da más ganancia el cultivo de soja, maíz o trigo o arrendar el campo, y las islas se convirtieron en un lugar más rentable para criar y engordar ganado por tratarse de grandes extensiones de tierra con pasto para alimentarlo. De acuerdo con las denuncias, el fuego aparece entonces para generar ese alimento: se quema para que crezca pasto y para ahuyentar a animales como víboras o roedores. La bajante del río de este año liberó más tierras y generó que las quemas que solían sentirse en primavera se adelantaran y se sientan desde el verano.

Gran parte de las islas pertenecen al Estado de Entre Ríos, es decir, son tierras fiscales, y el gobierno las sede con permisos de explotación. También hay propietarios privados de Entre Ríos, Santa Fe y otros lugares del país. En las últimas semanas, la Justicia Federal de Entre Ríos imputó a siete de ellos.

“Protestamos por las quemas intencionales de las islas porque nos acusan a nosotros, y no sabemos si es así o no. A las islas la queman gente de tránsito, enviados por cualquiera. Los propietarios de islas cuidamos el suelo porque es la base fundamental para la cría del ganado. El supermercado se abastece de acá. Además nosotros no quemamos la pastura en invierno porque no queda pasto y no le podemos dar ceniza a los animales”, dijo desde la movilización Enzo Vignale, uno de los imputados en la causa.

El productor habló esta semana en distintos medios de comunicación y dijo que si bien es propietario de 1.300 hectáreas en las islas del Paraná, hace dos años que no las explota y las tiene en venta.

No es la primera vez que el productor agropecuario está involucrado en una causa penal por cometer un daño ambiental. En 2012 la Justicia Federal inició una investigación en la que estuvo investigado por hacer excavaciones ilegales en suelos públicos para sacar tierra y arena, generando perjuicio al medio ambiente. En particular, la causa sostenía que las extracciones de tierra provocaron alteraciones en la capa de suelo superficial, la cual es fundamental para el crecimiento de especies arbóreas.

Contra quemas y las imputaciones

“Nos unimos por el espanto de las actuaciones políticas que estamos sufriendo. Queremos dejar en claro que somos gente de bien, gente de trabajo ¿Les parece que se tienen que movilizar 200 personas por la incapacidad para saber cómo se organiza un territorio?”, dijo otro productor desde la movilización a Radio2 y agregó: “Si yo supiera quién es el que quema, te lo llevo de una oreja. Pero como hay gente dando vuelta que no conozco y que no pertenece al lugar, no lo sabemos. No es nuestra función controlar al que entra o sale de la isla para quemar. De esta manera tampoco podemos seguir nosotros”.

El mismo propietario dijo que si bien la bajante del río y la sequía ayudaron a los incendios, no tiene que haber dudas de que son intencionales. “Esto es falta de capacidad política para solucionar los problemas”, agregó.

Otro productor apuntó al daño ambiental que produce el fuego y pidió que se deje de acusar a los ganaderos. “Los invitamos a que investiguen o nos vengan a visitar. Fácilmente se van a dar cuenta que a nosotros no nos convienen las quemas. Es muy simple de entender que no somos los que quemamos. Somos los primeros que se esclarezca este tema. Esto no es una quema de pastizales, es un ecocidio, son 500 mil hectáreas que se quemaron. Hubo ocho mil focos de fuego. Eso no fue hecho por privados”, dijo a los medios.

Para el mediodía, la protesta de ganaderos había terminado y, al otro lado del río empezaba a gestarse otra. La caravana desde el Monumento Nacional a la Bandera hasta el lado santafesino del puente Rosario-Victoria fue la más grande de los últimos años, con más de 5 mil personas que pidieron por una ley de humedales, el cese del fuego y el fin del ecocidio.

El comunicado de productores agropecuarios

El motivo que nos tiene reunidos es hacer escuchar otra voz. Como consecuencia de los sucesos ocurridos en este último tiempo, y me refiero a los incendios en las islas, se han alzado muchas voces. Algunas de ellas responsabilizando a los productores ganaderos, acusándonos de depredar el ecosistema solo por un interés económico, y diciendo que somos insensibles respecto a los daños que producen estos incendios a nuestros vecinos de Rosario.

La voz que queremos que se escuche es la voz de los que vivimos y trabajamos en las islas, porque somos las principales víctimas de este atentado contra la naturaleza, contra nuestro hogar.

La actividad que desarrollamos tiene más de cien años de antigüedad en las islas, y esa es la prueba cabal de que la ganadería extensiva no afecta al ecosistema, sino que ya es parte de él. Después de cien años de ganadería, la flora y la fauna de las islas sigue sin alteraciones a pesar de que la carga de ganado era de cientos de miles de vacunos, tal es así que hasta Rosario apoyaba la actividad, integrándose a la misma con sus bretes municipales, donde se desembarcaba toda la producción. En esa época floreciente de la ganadería, donde se trabajaba intensamente, no se producían incendios como hoy en día, siendo que en la actualidad la cantidad de ganado que hay no llega a ser el 10% de lo que había entonces. No era necesario para la actividad, como no lo es ahora, y es por eso que afirmamos rotundamente que no somos los ganaderos los que producimos estos incendios. Todo lo contrario, estos fuegos nos perjudican, quemando alambrados, instalaciones, viviendas, y poniendo en riesgo la vida de los que habitamos en la isla. Por otra parte, es ilógico pensar que vamos a quemar las reservas de pasto que tenemos para pasar el invierno, que son la única fuente de alimento para el ganado hasta la siguiente primavera.

Se habla de que la quema de pastizales es una práctica ancestral, y no es cierto. Se acostumbraba a hacer algunas quemas de limpieza, y quema de pajonales, pero no en esta época del año. Se hacía a fines del invierno para que el ganado consuma el rebrote tierno de la primavera, pero tampoco se trataba de incendios generalizados de esta magnitud, donde se elimina todo lo que tenemos como recurso forrajero.

Por la dimensión de las zonas afectadas que llegan a extenderse a tres provincias, la cantidad de focos de incendio que se producen casi simultáneamente y la irracionalidad de estos sucesos, esto no es una quema de pastizales, esto es un atentado regional, un atentado contra el ecosistema, y nosotros somos parte de este ecosistema. Nosotros somos víctimas directas de lo que está pasando.

Como consecuencia de esta situación, surgieron esas voces que mencionamos al principio hablando de nosotros, pero no como víctimas, sino como victimarios. Sin consultarnos, sin preocuparse por lo que estamos padeciendo. Se refieren a nuestras tierras como “humedales”, que si bien lo son, el término es muy genérico y abarca muchos tipos de suelos. Pero nos están invisibilizando. Las islas no solo son suelo, tenemos identidad propia y estamos orgullosos de ella. Tenemos nuestra propia cultura, tenemos costumbres, tradiciones que se mantienen a través de muchas generaciones. Es así como siempre hemos vivido, respetando la naturaleza, conviviendo en armonía con toda la flora y fauna de las islas, y cuidándola, porque de ella dependemos. No van a encontrar un solo Islero que diga “me voy para los humedales”. No van a encontrar una sola canción que hable de “los humedales”; hablan de la isla, de nuestras costumbres, de nosotros. Y cuando decimos “nosotros”, no hablamos de ganaderos o dueños de islas. Somos lo mismo, somos isleros, estamos codo a codo, propietarios, ganaderos, peones, encargados, puesteros, y todos los que vivimos en este lugar. Queremos exactamente lo mismo que los Rosarinos, que las agrupaciones ecológicas, que los que aman la naturaleza. Queremos que este ecocidio termine y no se produzca nunca más.

Exigimos a las autoridades que en vez de culparnos injustamente y planificar sobre nuestras vidas y nuestros bienes, dispongan de los recursos necesarios para cuidarnos y encontrar a los responsables de esta catástrofe ecológica. Esto no se origina por el accionar de productores, ni por cazadores ni por turistas desaprensivos. Estos atentados son originados y ejecutados por algún grupo ideológico que pretende desestabilizar, enfrentando a los productores, a los propietarios, a los isleros en general con el resto de la sociedad. Dado que no son unas pocas propiedades las involucradas en este hecho, sino toda una región que incluye también dominios fiscales, cabe exigir a las autoridades que nos brinden el marco de seguridad necesario para que esto no se produzca otra vez, ya que es su obligación.

Pedimos que esta situación se maneje con fuerza y premura, pero con la conciencia y prudencia necesarias para no estigmatizarnos. Todos queremos lo mismo. Que la lucha contra la depredación nos encuentre unidos.

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