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Zona sur

Procesado por fatal ataque a una trafic

Un joven quedó encausado por el doble homicidio de hinchas de Newell’s.


El Juzgado de Instrucción 9ª procesó a un joven de 21 años por el ataque a balazos sobre un utilitario que, en diciembre pasado, trasladaba a un grupo de hinchas de Newell’s oriundos de la provincia de Buenos Aires. Un incidente entre el acusado y los ocupantes del utilitario terminó con una ráfaga de disparos contra el rodado mayor que generó la muerte del conductor de la Mercedes Benz Sprinter y su acompañante mientras que una mujer y una niña de 9 años resultaron heridas, según el fallo. Por su parte, el hermano del acusado, que se encontraba sospechado de haber participado en el hecho, obtuvo una falta de mérito ya que los elementos probatorios en su contra no fueron suficientes como para acreditar su posible responsabilidad.

El domingo 15 de diciembre, una docena de hinchas oriundos de la provincia de Buenos Aires llegó a Rosario con la intención de presenciar el encuentro futbolístico que su club disputaba con Lanús. El partido culminó en empate y, cerca de las 21, el utilitario que trasladaba a los simpatizantes inició el regreso a casa. El vehículo tomó bulevar Oroño y en el camino hacia la autopista Aramburu buscaba un negocio donde comprar alimentos antes de seguir viaje. En un momento, fueron detenidos por un semáforo en rojo, en Oroño y Seguí, circunstancia en la que apareció una moto comandada por un joven que vestía una camiseta del club Rosario Central y comenzó a insultar a los ocupantes de la camioneta. Ello generó la reacción de algunos de los ocupantes de la trafic, quienes descendieron a recriminar al motociclista. Aquí los testimonios se bifurcan: algunos dicen que hubo empujones por parte de los rojinegros, incluso que el conductor de la moto cayó al piso, mientras que otros dicen que sólo fueron insultos, aunque todos coincidieron en que el incidente terminó cuando el semáforo dio la luz verde y todos continuaron la marcha.

La Sprinter circuló unas cuantas cuadras y, a la altura de Oroño al 5800, apareció de nuevo la motocicleta, esta vez con dos ocupantes. Según los testimonios, el que conducía la moto era el mismo que había protagonizado el incidente minutos antes y se posicionó delante de la trafic para decirle a su acompañante: “Son estos, disparales”.

Como consecuencia, José Leonardo Damián Boladian, quien conducía el vehículo, fue baleado en el cuello y en el pecho –falleció en el lugar– mientras que su acompañante, Walter Rubén Palacios, recibió un disparo debajo del ojo izquierdo y falleció cuando era trasladado al hospital. Por su parte la hermana de este último, quien iba sentada entre las dos víctimas fatales y en el momento de la balacera se agachó a enchufar el cargador del celular, recibió un plomo en el hombro mientras que una niña de 9 años fue rozada por una bala en la mano derecha y en el mentón, refiere el fallo.

Los disparos fueron efectuados al parabrisas y el capó de la Sprinter y sobre la avenida se encontraron 12 vainas servidas calibre 9 milímetros. Dos de los testigos sostuvieron que los disparos fueron efectuados a la altura de la cabeza de las víctimas, lo que muestra la intención de dar muerte, refiere el fallo. Y agrega que, si bien el nombre del acusado, identificado como José Antonio G., aparece en la investigación a través de dos llamados anónimos, los indicios probatorios colectados con posterioridad son suficientes para vincularlo al hecho en esta instancia del proceso.

Hay varios testigos que describieron al acusado y lo sindicaron como la persona que mantuvo el altercado previo al ataque fatal, dos de los cuales lo reconocieron en rueda de personas. A ello se sumó la cercanía de su domicilio con el lugar donde se produjo la balacera, y el indicio de que pertenece a una fracción futbolística antagónica a las víctimas, lo que fue respaldado con el secuestro de una camiseta de Central igual a la descrita por los declarantes, sostiene la resolución.

Por otra parte, una moto con las características descritas por los ocupantes de la trafic fue secuestrada en la casa de la ex suegra del hermano del acusado. El rodado se encontraba en una habitación tapado con un cubrecama y le faltaba un faro, lo que coincide con la descripción que hizo uno de los testigos. A ello se sumó que en otra causa penal donde el acusado figura como víctima se constató que dicha moto era utilizada por el imputado; y se secuestraron dos cargadores con municiones calibre 9 milímetros en el domicilio donde Coco, como se conoce al acusado, fue detenido. Dicho calibre coincide con los proyectiles que se dispararon contra las víctimas.

Con estos elementos, la magistrada Mónica Lamperti entendió que el aporte del acusado fue determinante para el resultado, no sólo por el incidente previo sino también por el facilitamiento posterior del arma a su acompañante y el señalamiento de que disparara colocándose frente al vehículo. Con estos argumentos, la jueza dispuso el procesamiento de José Antonio G. por dos hechos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y dos tentativas de homicidio agravadas, a la vez que dispuso su prisión preventiva.

En tanto, su hermano Luis Miguel G., sospechado de haber disparado el arma, recibió una falta de mérito por el hecho ya que las pruebas colectadas no alcanzan para ubicarlo como coautor de los crímenes, entendió la jueza. La ausencia de datos precisos en los testimonios, las divergencias en la descripción física, la negativa del acusado respecto de la comisión y el reconocimiento negativo en rueda de personas aliviaron su situación procesal.

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