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Premiarán ingeniería que permite cambiar genes malos por buenos

Destacan el trabajo de dos investigadoras que enfocan sus trabajos en el síndrome de Down y la fibrosis quística.


La francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer A. Doudna desarrollaron una herramienta que puede cambiar material genético específico. Dicha herramienta es un sistema llamado Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats (CRISPRC). Se trata de un proceso de “edición genética” y es un enfoque prometedor para aliviar trastornos genéticos.

Charpentier describe el sistema CRISPR como una especie de navaja suiza multiuso.

Las científicas llegaron a la siguiente conclusión: en bacterias atacadas por virus, la enzima Cas9 detecta al atacante, con la ayuda de dos ARN y el ADN. La enzima es dirigida o “navegada” hasta el sitio en donde esté el ADN viral y lo corta, como un par de tijeras.

El ácido ribonucleico (ARN o RNA) es el único material genético de ciertos virus. En los organismos celulares desempeña diversas funciones. Varios tipos de ARN regulan la expresión genética, mientras que otros tienen actividad catálitica. El ARN es, pues, mucho más versátil que el ADN.

El ADN es un código de letras del que se compone el material genético. El sistema CRISPR reconoce las secuencias de letras en el código genético y puede ser programado específicamente para ciertos códigos. Allí el CRISPR corta el ADN, un espacio en el que entonces se pueden retirar los genes defectuosos e insertar genes sanos.

Entre las enfermedades genéticas que se pueden tratar con este método están el síndrome de Down y la fibrosis quística.

Premiadas

Charpentier es microbióloga y directora del Instituto Max Planck de Biología de Infecciones en Berlín y profesora de la Universidad sueca de Umea.

Doudna, por su parte, es bioquímica y profesora de la Universidad de California en Berkeley. Tras el Premio Ernst Jung que obtuvieron, las científicas reciben ahora el Premio Paul Ehrlich y Ludwig Darmstaedter, uno de los galardones internacionales más prestigiosos que se otorgan en el campo de la medicina, dotado con 100.000 euros. La ceremonia de entrega se llevará a cabo el 14 de marzo en la Paulskirche de Fráncfort.

Joven genio

Por otra parte, Claus-Dieter Kuhn, de la Universidad de Bayreuth, recibirá el Premio Paul Ehrlich y Ludwig Darmstaedter a Jóvenes Investigadores.

Kuhn es reconocido por sus estudios sobre los ácidos ribonucleicos, que no se traducen en proteínas, sino que asumen otras tareas en el control de procesos celulares.

El joven científico también investiga el funcionamiento de la proteína “Argonauta 2”, que controla la lectura de los genes cortando agentes de ácido ribonucleico. El foco actual de su trabajo se centra en ácidos ribonucleicos que conectan y desconectan genes.

Kuhn lleva adelante una investigación que podría proporcionar información importante acerca de cómo surgen el cáncer y algunos trastornos neurológicos.

Experimentan con la creación de mosquitos transgénicos para combatir el dengue

Un estudio realizado por científicos franceses y tailandeses señala que el dengue es transmitido por una interacción genética, hasta ahora desconocida, entre los mosquitos de la especie Aedes aegypti, que son el vehículo de transmisión, y el virus de la enfermedad.

Dice al respecto el doctor Louis Lambrechts, uno de los especialistas que dirige el proyecto de investigación: “Teníamos evidencia de que dicha interacción genética ocurría, pero nunca había sido detectada dentro de los cromosomas de los mosquitos. Actualmente tenemos una idea, aunque muy vaga, acerca de dónde transcurren dichas interacciones”.

En otras palabras, hay mosquitos que debido a su configuración genética son especialmente vulnerables ante ciertas cepas del virus. Los científicos esperan que su descubrimiento ayude a desarrollar, a través de ingeniería genética, especies de mosquitos más resistentes que no sirvan como transmisores del dengue.

Ya se realizan los experimentos correspondientes, agrega el experto: “Algunas personas ya han desarrollado mosquitos transgénicos. Basado en nuestros conocimientos, pueden hacerse procedimientos de ingeniería genética para crear mosquitos refractarios a la infección.”

Proyecto a futuro

Su colega Alongot Ponlawat, del Instituto de Investigación Médica del Ejército de Tailandia, señala algunos problemas que ya surgen en la potencial aplicación de esta estrategia contra el dengue.

“Muchos científicos experimentan procedimientos genéticos para combatir el dengue. Pero en algunos países está prohibido liberar mosquitos transgénicos. Aun sin tales obstáculos, tardaríamos más de 10 años en poder implementar una estrategia óptima para poder controlar la posible transmisión a través de estos mosquitos”, argumentó.

Este proyecto se lleva a cabo gracias a la colaboración de organismos estadounidenses y tailandeses con el Instituto Louis Pasteur, de París. A través de él se logra en Tailandia la cría de 20.000 ejemplares femeninos de mosquitos transgénicos, por semana.

Estrategia combinada

Otro procedimiento experimental contra el dengue consistiría en desarrollar vacunas muy avanzadas que inmunizaran a los seres humanos y, al mismo tiempo, también a los mosquitos, dice Lambrechts.

“Los mosquitos se alimentan de sangre humana. Si desarrollamos una vacuna que bloquee la transmisión y que llegue al mosquito a través de la sangre humana, podríamos interrumpir el ciclo de transmisión al momento en que los mosquitos se alimentan”, agrega.

La primera vacuna de este tipo podría ser autorizada el año próximo. Los científicos afirman que, pese a estos avances, la mejor manera de combatir la expansión del dengue en el mundo radica en un enfoque que combine varias estrategias.

Del mismo modo, en Brasil se ha experimentado también con mosquitos transgénicos, pero con otro enfoque destinado a volverlos más vulnerables.

La participación de la población sigue siendo fundamental; por ejemplo, al mantener cerrados grandes recipientes de agua destinada al uso doméstico, entre otras medidas preventivas.

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