Policiales

condenaron a 21 años al femicida

Por Chiara Páez no hubo perdón

Un juez penal fijó dura condena para Manuel “Morzi” Mansilla, quien a los 17 años mató a la adolescente, tres años menor, “despreciando su condición de mujer y conociendo su embarazo”. El ahora convicto “no muestra arrepentimiento”. El femicidio de Rufino impulsó el movimiento que terminó por imponer la agenda de género a la sociedad.


Chiara Albertina Páez tenía 14 años y estaba embarazada. Había mantenido un noviazgo con Manuel Ignacio Mansilla Gallegos. Tras mantener un encuentro íntimo con su ex sufrió una golpiza brutal en la cara y el resto del cráneo. La autopsia no pudo determinar con exactitud la cantidad de golpes que recibió por la excesiva violencia con la que se cometieron. Fue arrastrada y enterrada en la casa que el agresor compartía con sus abuelos en la localidad de Rufino. En los primeros momentos de la desaparición, mientras su familia buscaba a la adolescente, Mansilla simuló preocupación y la buscó. Terminó por reconocer el crimen. El juzgado penal de Venado Tuerto, donde se tramitó la causa, lo encontró responsable. Dos años y medio después del hecho, Morzi –como se lo conoce– fue condenado a 21 años y 6 meses de prisión. El femicidio de Chiara disparó el movimiento Ni Una Menos, central para poner la cuestión de género en la agenda mediática y de la sociedad en los últimos años.

La noche del 9 de mayo de 2015 Chiara salió de su casa. Avisó que se iba con amigas pero nunca llegó. La encontraron poco después enterrada en el patio de la casa de los abuelos de su ex, donde vivía el muchacho. Por entonces el pibe tenía 17 años. La investigación determinó que aquella noche Chiara estuvo con Morzi. Tras mantener una relación íntima, el muchacho la agredió de manera feroz. Según el fallo, el agresor primero la tomó del cuello con una mano y con la otra comenzó a golpearla contra el suelo y contra una mesa de trabajo en el galpón que había en la propiedad, donde el abuelo de Mansilla hacía trabajos de herrería. Los golpes se centraron en la cara y el resto del cráneo de Chiara, que murió como consecuencia de un traumatismo cerebral. La autopsia determinó que cursaba ocho semanas de embarazo.

Morzi arrastró el cuerpo hasta el patio de la casa y lo enterró en un pozo. Se determinó que Chiara fue asesinada entre las 2 y las 4 del 10 de mayo. En junio de 2016, el juez de instrucción penal de Venado Tuerto declaró la responsabilidad de Mansilla por femicidio, lo que fue confirmado por la Cámara Penal en abril de 2017. Dos años y tres meses después del crimen el juez de Menores de Venado Tuerto Javier Prado penó a Morzi a la pena de 21 años y 6 meses de prisión.

El juez evaluó la medida tutelar impuesta a Mansilla y si era o no necesaria la aplicación de una pena. Prado tuvo en cuenta la gravedad del hecho y llegó a la conclusión de que correspondía una sanción. Si bien el Código Penal fija una pena de prisión perpetua para el homicidio calificado por femicidio, al tratarse de menores –lo era al momento del hecho– la Corte nacional estableció que si la persona es menor al cometer el delito se impone necesariamente la reducción de la pena debido a su inmadurez evolutiva o afectiva al momento de cometer el hecho, dice el fallo.

Mansilla mató a Páez “despreciando su condición de mujer y conociendo su embarazo”, dice el fallo, y aclara que la asesinó en un contexto de violencia de género mediante una conducta que sin dudas ha importado el ejercicio de violencia contra la mujer, sostiene.

El informe final de la Secretaría Social estableció que Mansilla está detenido en una comisaría y cursa estudios secundarios, por lo que sale del lugar de detención algunas veces por semana. Del fallo surge que está en tratamiento psicológico y comparte celda con la otra persona con la que tiene un buen trato.

De la audiencia de conocimiento personal con el juez, Prado concluyó que Mansilla dijo que en el momento no pensó lo que hizo: “Reaccionó enojado”; agregó que tendría que haber tomado otra decisión. Para el juez, no hay arrepentimiento ni internalización de su conducta en sus palabras. El magistrado habla de “falta de un sincero arrepentimiento”. Para Pardo, no evidencia existencia de culpa o sufrimiento: se limita a dar explicaciones razonadas, dice el fallo.

La pena

Si bien la pena de prisión perpetua es indivisible, el juez tomó como base el monto de 35 años que fija el Código Penal para otorgar la libertad condicional en caso de perpetuas. Y basado en la misma normativa se establece que a un menor se le aplica una pena que se disminuye de un tercio a la mitad. Tomando estos parámetros, el juez concluyó que el máximo a aplicar es la mitad de 35 años, es decir 23 años y 8 meses. Luego evaluó las condiciones del caso y resolvió fijar la pena en 21 años y 6 meses.

Un movimiento imparable

Ni Una Menos es un movimiento de protesta contra la violencia hacia las mujeres y su consecuencia más grave y visible, los femicidios.

La primera marcha se hizo por primera vez el 3 de junio de 2015 en ochenta ciudades de Argentina, luego de que el caso de Chiara Páez conmoviera al país.

La convocatoria surgió en las redes sociales bajo el hashtag #niunamenos, lanzado por un grupo de periodistas. Las manifestaciones se repitieron el 3 de junio (bajo el lema #vivasnosqueremos) y el 19 de octubre (allí se planteó el primer paro de mujeres que derivó el pasado Día de la Mujer en una huelga internacional) de 2016, y también el 3 de junio de este año.

El movimiento también se ha extendido a otros países de la región como Chile, Uruguay y Perú. El hashtag asimismo fue traducido a otros idiomas para convocatorias del mismo tipo, como el “non una di meno” italiano. Fue una respuesta a la escalada en las estadísticas de femicidios que se registran en la Argentina, con una mujer asesinada cada 30 horas en 2016 y una cada 18 en lo que va del 2017.

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