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por el velo obligatorio

Polémica por torneo de ajedrez en Irán

las autoridades del país islámico confirmaron que las ajedrecistas no serían excepción y deberán vestir la tunica que les cubre la cabeza y el pecho


Conflicto Cultural. Cuando la Federación Internacional de Ajedrez (Fide) le otorgó a Teherán (Irán) la organización del Campeonato del Mundo Femenino de 2017, quizás no imaginó nunca las repercusiones negativas que tendría y que ahora empiezan a emerger. En efecto, la polémica se precipitó a partir de la obligatoriedad del uso del velo (hijab) en las mujeres, tal como establecen las leyes iraníes.

En este sentido, las autoridades del país islámico confirmaron que las ajedrecistas no serían excepción y deberán vestir la tunica que les cubre la cabeza y el pecho. Una negativa equivale a una falta grave punible con arresto. Como sea, la norma está vigente desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 y al menos hasta ahora las ajedrecistas que decidan participar deberán vestir el velo. En este contexto, la discusión se abrió y comenzaron a escucharse voces de distinto tenor. Algunas respetuosas pero disidentes y otras que rozan la xenofobia.

Así, la estadounidense Nazí Paikidze-Barnes, la ecuatoriana Carla Heredia y última campeona del mundo, la china Hou Yifan, fueron las primeras en anunciar que no viajarán a Irán. Sin embargo, destacadas jugadoras como la ex campeona del mundo femenino, la estadounidense de origen húngaro y educación judía Susan Polgar, o la ecuatoriana Marta Fierro, no encontraron ningún reparo en las condiciones para participar de la competencia. “Me gusta respetar las tradiciones culturales y por eso no tendría ningún problema en llevarlo”, declaró la mayor de las tres hermanas Polgar, quienes revolucionaron el ajedrez durante casi treinta años.
A favor de esta postura existe un antecedente. Es que Teherán albergó en febrero de 2016 una prueba del Grand Prix Femenino, en la que no hubo ninguna baja y que contó con la participación de grandes maestras como la china Wenjun Ju (2ª del mundo), la india Humpy Koneru (4ª) o la rusa Natalia Pogonina (16ª), autora del libro “El Kamasutra en el ajedrez” en el que habla de cómo es posible aplicar los principios del sexo al milenario juego y viceversa.

Como sea, hasta ahora son ocho jugadoras de elite (una china, una india, una ucraniana, dos norteamericanas, dos rusas y una australiana) que decidieron no participar y fueron reemplazadas por colegas que, por méritos, les seguían en la lista de clasificación.

“Es el primer Campeonato Mundial Femenino con tantas clasificadas que deciden no participar. Aquí hay una importante lección para aprender”, escribió el presidente de la Asociación de Profesionales de Ajedrez (APC, por su sigla en inglés), Emil Sutovsky.

Pero recientemente la lista de las ausentes incorporó una nueva integrante: La Gran Maestra Internacional argentina de ajedrez, Carolina Luján, también se perderá el Mundial Femenino de la especialidad.

“No me siento segura de jugar en Irán. Voy a estar desconcentrada, preocupada por otras cuestiones en vez de estar enfocada en jugar, es tan simple como eso. Por lo general, ante un Mundial, la preocupación es conseguir la plata para viajar y organizar todo, pero a eso sumarle cuestiones extra me pareció demasiado. Prefiero no jugar en estas condiciones”, señaló Luján.

Para jugar en Irán, la protagonista criolla señaló que las competidoras “no sólo estarán obligadas a usar el velo, sino también acatar leyes que rigen la vida cotidiana, por las cuales, por caso, no podrían estar en una habitación a solas con un hombre que no sea su marido, algo que plantea serios inconvenientes a las ajedrecistas que tienen entrenadores varones”.

Y enseguida agregó: “El uso obligatorio del hijab no me parece que sea un simple código de vestimenta, significa mucho y por mis creencias, convicciones y valores no estoy dispuesta a ser obligada a usarlo. Asimismo, debido a la desinformación que tenemos sobre su cultura, una eventual confusión podría enviarnos a la cárcel o peor”.

La Gran Maestra Internacional, cinco veces campeona argentina, Primer Tablero del equipo olímpico de ajedrez y coordinadora del programa de ajedrez de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, avisó por las redes sociales que está tranquila con su decisión, aunque que no fue nada fácil de tomar.

En tanto, al igual que Luján, en la decisión de no participar se sumaron la china Hou Yifan, actual campeona del mundo; la subcampeona Mariya Muzychuk, de Ucrania; la india Humpy Koneru, la norteamericana Irina Cruz, las rusas Tatiana Kosintseva y Alisa Galliamova y la australiana Emma Guo.

Consultada por medios porteños, Lujan señaló: “Lo más probable es que todo sea tranquilo y no pase nada, pero la ley los ampara: puedo ir presa si hago algo que prohíbe la ley, y tal vez yo ni sepa que está prohibido. La mayoría de las clasificadas va a jugar por miedo a que no se juegue en otro lado, o a perder su mundial. Ponen las cosas en la balanza y dicen `juego igual´, pero no hay ninguna que diga `me encanta la sede´. Las que renunciamos somos pocas, no aceptamos las condiciones. No firmé el contrato porque implica aceptar las reglas de juego. Por lo general, firmarlo quiere decir que aceptas respetar el código de ética de la Fide, pero de hecho todo esto lo contradice: el código de ética dice que la sala de juego tiene que estar libre de discriminación, de agresión”.

“Yo puedo llegar a usar hijab por respeto o comodidad, pero si lo elijo. No acepto que me obliguen. Para mí, el hijab es un símbolo de opresión, y además no soy musulmana. Por eso creo que ni mi entrenador ni mi equipo ni la gente de la universidad se asombró de que confirmara ahora que no voy a participar. Con la Olimpíada me he bancado millones de cosas, es mi torneo favorito, he jugado en las peores condiciones. Vas y jugás igual. Pero esto me excedía. Mi familia estaba preocupada también. Creo que se podría haber solucionado de otro modo si hubiera habido más información”, sentenció Luján.

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