El Hincha

Ángel Fiore, el crack del cordón

Pirinchín, el Maradona sanlorencino, tuvo su homenaje en el club de sus amores

Ángel Fiore, crack del Cordón, pudo jugar en Primera, pero privilegió la diversión y a sus afectos.


Por Bianca Ossola

Petiso, flaquito. Tenía sólo 6 años  cuando apareció en las canchas de  Juan José Paso y Santiago del Estero. Sobresalía del resto de los niños. Zurdo, desequilibrante, habilidoso, con talentos que no se ven a menudo. Nunca jugó en primera, pero nadie duda que si quería lo hubiera hecho. El Maradona sanlorencino, la leyenda de la región, el viernes tuvo su partido homenaje.

La cita fue en el club Remedios de Escalada, en la vecina ciudad de San Lorenzo. El encuentro se disputó entre el equipo conformado por “los amigos de Pirinchín”, aquellos compañeros de la categoría 72, y el último campeón de la Liga Regional, Beltrán Fútbol Club. El partido fue sólo un detalle. Lo importante fue el encuentro, las ganas de demostrarle el afecto al crack que todos admiran y, de paso, recaudar plata para poder colaborar con el club de sus amores.

Ángel jugó desde los 6 a los 14 años en el club de Barrio Supe para luego volver a los 35 y jugar allí hasta los 41. Hoy, a los 45, todavía despunta el vicio de vez en cuando en cancha de 11 y sale a correr, si el día pinta para hacerlo. Está lesionado de una rodilla, pero para su homenaje se preparó porque no quería faltar a su fiesta. “Estoy al 50 por ciento, pero aguantar, aguanto bien”, aclaró, sabiendo que en la cancha nadie lo iba a incomodar.

A los 10 años supo pisar el Gigante. Lo iban a buscar para jugar los preliminares y para entrenar en la Ciudad Deportiva, en Baigorria. “Impresionante jugar con público en los días de partido”, recuerda Pirinchín emocionado.

También pasó por Newell´s, a los 14 años. El papá de un compañero del club lo llevó a la prueba. En ese entonces el técnico era Luis “Chiche” Lutman y como coordinadores, se encontraban  Jorge Griffa y Roberto Puppo. “Me acuerdo cuando jugaba en Newell´s a los 14 años, compartí cancha con muchachos que han llegado a debutar, pero yo no sabía lo que era el fútbol, no sabía lo que daba el fútbol”, recuerda con nostalgia.

A Pirinchín le sobraba talento, pero le faltaban ganas. Tenía que tomar dos colectivos para ir a entrenar a Bella Vista, demasiado esfuerzo para un pibe que disfrutaba jugar a la pelota y no pensaba más allá. Fueron sólo seis meses. Un día se cansó y dejó de ir.

No sólo pasó por equipos de Rosario, también se fue a probar a Colón de Santa Fe, donde tuvo su gran oportunidad. Tenía 20 años, y luego de practicar con la reserva y la primera, pasó la prueba y lo mandaron a la pensión. Allí llegó a compartir la merienda, “el mate cocido” recuerda Fiore, con el mismísimo Negro (Hugo) Ibarra, lateral que se destacó en Colón y luego se consagró en Boca. Pero tampoco aguantó estar lejos de San Lorenzo, quería volver. Se tomó un colectivo y pegó la vuelta. Al otro día lo llamaron, pero fue en vano, nunca más volvió.

Pirinchín tenía todo para triunfar. O al menos para codearse con los de primera. Pero privilegió divertirse en la cancha, que pensar en vivir del fútbol. Roque Caballero, secretario de Deportes de la Municipalidad de San Lorenzo, con quién supo compartir canchas, afirma que Pirinchín forma parte de una camada de futbolistas sanlorencinos que ha marcado una década, por su talento y su capacidad.

“En ese generación de futbolistas no existía la educación integral del jugador, de hacerles entender que podían vivir del fútbol, que en el fútbol hay que asumir la responsabilidad de los entrenamientos, de la contracción al trabajo y la dedicación. Ellos tenían la condición sine qua non, el talento… pero no tuvieron al lado gente que le dijera que sin sacrificio en la vida no se logra nada”, afirma Caballero, alguien que conoce muy bien a Pirinchín.

Ángel pasó por muchos equipos importantes en su carrera, pero nunca llegó a jugar de forma profesional, nunca vivió del fútbol. Al contrario, al deporte lo concibió toda su vida como un juego, disfrutaba de jugar sin las obligaciones profesionales. Lo sedujo la pelota, no la plata. Y eso es lo que hace que la gente lo quiera y lo reconozca. Y el profundo amor a su ciudad, esa a la que siempre volvió.

El viernes pasado, el club Remedios de Escalada le rindió homenaje a ese muchacho humilde, trabajador, que divide las horas entre la familia, el fútbol y el trabajo. Ese crack que pudo ser y no quiso, o al menos no lo intentó. El Maradona sanlorencino tuvo su noche, pero nada cambió. Seguirá yendo a su querido Remedios de Escalada cada día, junto a su hijo, al que le dejó un solo legado: la pelota.

Un crack con una larga trayectoria en la zona

Hace unos años, en un partido a beneficio de la Asociación de Ayuda a la Niñez Desprotegida de San Lorenzo (ANIDE), que se disputó en el Polideportivo Municipal de la ciudad de San Lorenzo, Pirinchín compartió cancha con reconocidos jugadores locales. Entre los que formaron parte del partido se encontraron figuras como Nahuel Valentini, Iván Pillud, el Colorado Ré, Diego Mateo, José Antonio Chamot, el “Chelo” Delgado, Claudio Guerra, Nery Domínguez, el Polaco Bastía y Marco Ruben.

En su carrera por la Liga Regional, pasó por varios equipos. Comenzó en infantiles de Remedios de Escalada de San Lorenzo, luego pasó por Newell’s, Autopeña, Olympia de Rosario, Maciel, Alba Maciel, Central Norte de Salta, Campaña de Carcarañá, Villa Felisa, Adeo de Cañada de Gómez, San Lorenzo Fútbol Club, Municipalidad de Puerto General San Martín y Barrio Vila. Participó también de la selección de Rosario, donde supo compartir equipó junto con Leonardo Díaz, el Colorado Oyarbide y Gonzalo Belloso.