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Piden justicia por dos muertes en zona oeste

Familiares de dos jóvenes fallecidos cuando el auto en el que viajaban embistió un camión estacionado, denunciaron irregularidades en la causa para beneficiar a quien manejaba. Dicen que conducía ebrio y su madre policía borró pruebas.


14marcha-dentro Facundo y Emiliano tenían 18 años. Viajaban en la parte trasera del auto que el pasado 22 de febrero se estrelló contra un camión estacionado en Pellegrini y Provincias Unidas. Ambos murieron dentro del vehículo, donde iban otros tres amigos de la misma edad, incluido el conductor. Los cinco eran compañeros de Jesús de Nazaret, la escuela de zona sur donde ayer se concentraron unas 400 personas para pedir justicia. La movilización, que partió desde Centenario y San Martín hasta avenida Uriburu, fue encabezada por las madres de las dos víctimas fatales, quienes denunciaron irregularidades en el accionar policial y pidieron prisión efectiva para el joven que manejaba el auto, “a 160 kilómetros por hora y en estado de ebriedad”. Visiblemente conmovidas, Valeria y Fabiana relataron casi al unísono una serie de irregularidades posteriores al siniestro vial que terminó con la vida de sus hijos. Entre ellas, que las muestras de sangre y orina del conductor, que pidió el fiscal de la causa, fueron “extraviadas” y “adulteradas” por la Policía. También esgrimieron que quien estaba a cargo de la seccional 14ª no cumplió con el protocolo y entregó las pertenencias de sus hijos a la mamá del conductor, quien según esta versión es también una agente policial que trabaja en la brigada de Homicidios de la UR II. “Hubo encubrimientos muy graves, pero el principal fue de la Policía. La mamá del conductor es sargento de Homicidios. No se acercó en ningún momento a nosotras, ni al auto donde estaban nuestros hijos muertos. Los vecinos del lugar dicen que ella manejó el operativo con frialdad. Tampoco se acercó a nosotras después del hecho, para solidarizarse. Otra irregularidad es que las pertenencias de nuestros hijos, como el celular y las zapatillas ensangrentados, fueron entregadas en mano, por el comisario (Fabián) Fantín, que estaba a cargo de la seccional 14ª, a la madre del conductor, que las retuvo en su domicilio durante una semana. Además, se le tomaron las muestras en el Heca y en la comisaría 14ª que pidió el fiscal. Las pruebas del Heca fueron desechadas y la de orina, realizada siete horas después en la seccional, adulterada, porque el resultado es absurdo. Dio que no tenía alcohol cuando todos daban cuenta de que estaba ebrio. Pedimos que se esclarezcan todas las irregularidades”, exigieron las mujeres. “Eran unos soles” “Nuestros hijos tenían 18 años. No merecían morir de esa manera. Eran unos soles. Deportistas, alegres, chistosos, el alma de las fiestas. Querían bajarse del auto y él (por el conductor, identificado como Federico G.) aceleraba. Le pidieron que los dejara manejar, eso dicen los otros chicos en su testimonio. Que Emiliano no había bebido porque tenía una práctica temprano y tenía licencia de conducir. Pero que Federico se lo negó rotundamente, le dijo que no porque el auto era suyo”, dijeron entre sollozos minutos después de las 18 de ayer, antes de dar comienzo a la movilización que recorrió calle San Martín hasta Uriburu, el lugar donde solían juntarse los chicos fallecidos. “La justicia tiene que llegar, y que él pague por lo que hizo, mató a sus amigos. Sentimos indignación, vergüenza ajena, indiferencia. El objetivo de esta marcha es uno: prisión efectiva”, concluyó una de las mujeres. Muchos manifestantes vestían remeras con las fotos de Facundo y Emiliano bajo el texto de “justicia”. Muchos lloraban en silencio y otros levantaban carteles: “Señores fiscales, ¿y si fueran sus hijos?”, rezaba uno, en tanto otro tenía la foto del conductor con la pregunta: “¿Cómo se vive cuando matás amigos?”. Desde el 22 de febrero, los familiares y amigos de los chicos abrieron un grupo en Facebook que ya suma más de 8.500 miembros. Según relataron manifestantes, el siniestro ocurrió a las 6 de la mañana, de regreso de una fiesta que ellos mismos habían organizado para juntar fondos con el fin de salir de vacaciones, a fin de año, todos juntos.

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