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Panorama Político

Picardías y cronograma electoral

“El socialismo aprendió rápido las artes de tener la sartén por el mango. Ahora usa todas las picardías que cuando era oposición le criticaba al peronismo”, chicanea entre sonrisas un operador peronista apasionado de los ingenios de la política.

“El socialismo aprendió rápido las artes de tener la sartén por el mango. Ahora usa todas las picardías que cuando era oposición le criticaba al peronismo”, chicanea entre sonrisas un operador peronista apasionado de los ingenios de la política. El comentario viene a cuento de la difusión del cronograma electoral provincial, dado a conocer esta semana de manera poco “institucional” (la oposición tuvo que ir a comprar un diario de Rosario para enterarse) y con plazos muy cortos que ponen en aprietos a la oposición.

Más importante que la fecha de las elecciones primarias y generales, es el cierre de inscripción de listas el 13 de febrero. Dos meses para discutir la estrategia y el armado electoral desde Florencia hasta Rufino y desde la candidatura a gobernador hasta la última comisión comunal es un santiamén.

El oficialismo corre con ventaja. Primero porque tiene un frente interno más ordenado.

Si no prosperan los últimos intentos de unidades, la hoja de ruta está trazada: dos grandes espacios encolumnados detrás de las candidaturas de Miguel Lifschitz y Mario Barletta.

El segundo aspecto por el que el oficialismo corre con ventaja es que mientras los candidatos de la Casa Gris cuentan con respaldo y recursos de la gestión de gobierno, el resto tiene que, una vez alcanzado los acuerdos electorales, discutir desde la logística hasta los fondos de campaña.

No fue un dato menor la división que exhibió el peronismo en la Cámara de Diputados cuando se le dio media sanción a la reforma electoral. Un sector quería que se aumente considerablemente los 90 millones de pesos que el Ejecutivo ofreció para financiar la publicidad electoral en radio y TV (los candidatos tienen prohibido contratar espacios por sí mismos). Se dice que pretendían el doble. Como nadie se atrevió a aparecer en público pidiendo semejante cifra, las cosas quedaron como quedaron. También votó en contra el PRO, que perdió en la redacción final del dictamen fruto de otra picardía, esta vez a instancias del justicialismo: un párrafo del artículo 4 establece que la parte de espacios publicitarios que distribuye según los votos obtenidos en la elección anterior no será sólo por gobernador sino promediando las dos categorías de distrito único, es decir gobernador y diputados provinciales. El peronismo, que salió tercero en la categoría gobernador pero ganó la de diputados, en el promedio incrementa sus segundos de aire; en detrimento del PRO que salió segundo a gobernador y tercero en diputados.

Conclusión, tendrá menos tiempo de aire. Así las cosas, el jueves el Senado podría convertir la reforma electoral en ley.

Peronismo contrarreloj

Anoticiado por el diario del cronograma electoral, el justicialismo santafesino entró en estado de erupción. María Eugenia Bielsa tiene a todo el peronismo y a la Casa Rosada esperando que defina si será candidata a la Gobernación o no.

Juan Carlos Mazzón, armador electoral de la Casa Rosada, volvió a Santa Fe la semana que pasó. Habló con otros dirigentes, pero el plato fuerte fue una reunión con María Eugenia. También en Balcarce 50 quieren saber qué va a hacer. Mazzón buscó motivarla y le ofreció trabajar para concretar varias de las condiciones que pide y un esquema partidario lo más ordenado posible. No se llevó el sí que esperaba escuchar, pero tampoco se llevó un no.

Si finalmente se lanza, se dice que su condición es ser candidata única.

Cuanto más estira los plazos Bielsa, más temperatura levantan las innumerables carpas del peronismo provincial: ella es apenas la punta del iceberg y después hay que discutir todas las candidaturas en todas las categorías, ciudad por ciudad. Y ya se vio que las dificultades en ese sentido son enormes.

En ese sentido, Alejandro Ramos, cuyo puntal es el ministro de Planificación Julio de Vido, avisó que si María Eugenia no compite, él se presentará a las primarias contra quien sea.

Perotti, por su parte, aclara que es y quiere ser parte de la estrategia que incluye la opinión de Bielsa y del gobierno nacional. Admiten que no corren con el caballo del comisario, pero alientan una interna para darle volumen a la oferta electoral del peronismo. “Esto no es como en 2011 cuando sabíamos que los votantes de Perotti no iban a votar a Agustín Rossi en la general; creemos que Omar y María Eugenia son complementarios y los complementarios, que los votos de uno se suman al del otro en la general”, afirman en el entorno del diputado.

Rosario

El viernes a la mañana se respiraba un aire renovado y distendido en el Palacio de los Leones. Eran las primeras horas relajadas después de dos intensas semanas de negociaciones con el Concejo Municipal que permitieron la aprobación del Presupuesto y la posibilidad de contar con más recursos económicos para 2015. Las tensiones volverán mañana, porque quedó pendiente de resolución la tarifa del transporte urbano.

En ese tema los acuerdos no maduraron, y para colmo se negocia a contrarreloj en los próximos días las empresas tienen que pagar aguinaldo y falta el plus salarial de fin de año. Ya se sabe que ante la falta de pago, la UTA va a la huelga.

Ese ánimo renovado en el gobierno de la ciudad va más allá de haberse asegurado suficientes recursos para transitar 2015. Pesa también que el Frente Progresista, probablemente por primera vez en mucho tiempo, logró enfrentar el debate en bloque a pesar de su diversidad interna.

En ese sentido, el Presupuesto fue otro paso del lento pero inevitable retorno de los concejales María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale. Schmuck será candidata a concejala, no de la lista de la intendenta, pero sí dentro del Frente Progresista. La sociedad con Jorge Boasso no tiene destino en tanto se apresta a ser candidato a intendente en alianza con el PRO y sectores justicialistas.

La llave que posibilitó el acuerdo por el Presupuesto y el reajuste tributario la activaron el Partido del Progreso Social y el Frente para la Victoria, que en lugar de un aumento de la Tasa General de Inmuebles del orden del 40 por ciento que admitía el Ejecutivo, ofreció incrementarla un 29 por ciento y el resto obtenerlo vía aumento de alícuotas del Drei a los sectores que más ganaron este año: grandes superficies comerciales, entidades financieras y telefónicas (ver detalle en http://www.elciudadanoweb.com/bancos-y-telefonicas-ganan-peso-en-la-recaudacion-de-la-ciudad/). En definitiva, la Secretaría de Hacienda tendrá 210 millones extra que necesitaba: 140 millones por TGI y 69 millones por Drei.

En la oposición las aguas se dividieron. Los que aportaron a la discusión tuvieron su cuota de protagonismo sin que eso implique renunciar a explicitar sus diferencias con el gobierno de la ciudad. Al papel determinante que jugaron los concejales Héctor Cavallero, Lorena Giménez, Norma López y Roberto Sukerman para aliviar el impacto de la TGI en el bolsillo, hay que sumarle que el justicialista Carlos Cossia y el socialista Miguel Zamarini lograron colar la excepción del pago de TGI a decenas de miles de jubilados que ganan la mínima.

Por el contrario, los cinco concejales del PRO parecieran haber quedado mal parados en esta oportunidad. Al principio del debate admitían la necesidad de actualizar la TGI a causa de la inflación siendo muy críticos del porcentaje tan alto que estratégicamente propuso la Intendencia. Y a pesar de que ese 78,5% inicial se redujo a 29%, se desdijeron y ni siquiera acompañaron el presupuesto en general.

Otra película

En definitiva, el Presupuesto fue aprobado con los dos tercios de las bancas y los cambios a la Ordenanza General Impositiva con una menos (la diferencia es el voto de la concejala de Iniciativa Popular Fernanda Gigliani). Toda una novedad para un Concejo de 24 bancas balcanizado en 15 bloques de los cuales 8 son unipersonales.

Así las cosas, la aprobación del presupuesto con mayoría especial contrasta con los acontecimientos de diciembre del año pasado, cuando se debatieron los mismos temas en un contexto de todos contra todos: en ese entonces al oficialismo le costó horrores juntar votos y, ya al filo de la Navidad, tuvo que agarrar lo que le daban porque la alternativa era irse con las manos vacías. Kirchneristas y el PRO, en tanto, protagonizaron un enfrentamiento de antología. Todos habían entrado en un juego autodestructivo en el que nadie ganó y todos perdieron. Esta vez, hubo un piso mínimo de convivencia que sería deseable repetir en el último round del año, el jueves próximo, cuando deban resolver el entuerto del transporte urbano.

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