Concebida como un homenaje a Carlos Carabajal y, finalmente, según define su hijo Peteco, devenida en “una historia sobre el desarraigo y la cultura santiagueña”, la película Chacarera, que se estrenó en la edición 2013 del Festival de Folclore de Cosquín, se verá esta noche, a partir de las 21, en el teatro municipal La Comedia (Mitre y Ricardone). Según se adelanta, el film apela a los registros de la ficción y el documental para atrapar una atmósfera musical única y esta noche se presentará en el marco de una velada que incluirá a la Orquesta de Cámara Municipal, bajo la dirección de Fernando Ciraolo, junto al propio Peteco y músicos invitados.
Con la dirección de Miguel Miño y la producción de Peteco Carabajal, Chacarera es “un viaje musical, poético y cultural por la provincia más antigua de nuestro territorio”. Cuando fallece don Carlos Carabajal, considerado por músicos, críticos y público como el padre de la chacarera, su hijo Peteco decide realizar un tributo al legado de su padre. Así, reúne a sus hermanos, Graciela, Demi y a su sobrina Roxana y comienzan a trabajar para llevar su obra al porteño teatro Ópera. La idea fue llevar las canciones que ellos vieron nacer en el patio o en la cocina de su casa, con una guitarra y tal vez un bombo, pero con un grupo de once músicos e instrumentos electrónicos.
La búsqueda del repertorio, los arreglos musicales, los ensayos, se entrecruzan con la historia de un santiagueño que vive en el conurbano bonaerense y con la de un niño soñador de chacareras que, por falta de recursos, sus padres lo envían a la casa de una tía a Buenos Aires.
Un film poético y necesario
La figura del santiagueño Carlos Carabajal (1929-2006), el “padre de la chacarera”, formador de una escuela con su rasguido perfecto y su voz ajada, es el centro del relato de esta película de 100 minutos que dirigió Miguel Miño, y que ganó el premio a la mejor banda sonora en el Festival de Cine de la Unasur.
“La película trata sobre la cultura santiagueña y el desarraigo que muchos sufrimos. Es el relato de un chico, soñador de chacareras y sin recursos que viaja a Buenos Aires. Estoy feliz con el resultado porque todos me dicen que es una película que tiene nuestro acento, que encierra toda la esencia de los santiagueños”, explicó Peteco.
Sobre las motivaciones de trasladar al cine la historia de la música de Santiago del Estero y la familia Carabajal, el músico se remontó a la idea de “un viaje en micro en el que vimos la película de Sting (All This Time, 2001)”.
“Si Sting hizo una película por qué no podemos hacerla nosotros”, reaccionó.
“Fue el comienzo de un largo proceso y de un trabajo de cuatro años hasta que la película fue una realidad”, expresó al momento del estreno.
El film fue rodado en Santiago del Estero y, más allá del registro audiovisual y matices técnicos, constituye un modo de acercamiento a una historia sonora y a un paisaje musical que se ha irradiado a todo el país. Los santiagueños, sin embargo, han conseguido ese resultado sin traicionar una tradición sonora que, más allá de gustos y estilos, pueden cultivar Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, Los Manseros Santiagueños o Vitillo Abalos.
Más difícil resulta emparentar la abrumadora ola folclórica salteña liderada por Jorge Rojas y Los Nocheros con la herencia de Manuel Castilla-Gustavo Leguizamón o el bandoneón de Dino Saluzzi.
Es así que Carlos Carabajal, autor de “Desde el Puente Carretero”, “Entre a mi pago sin golpear”, “Mi abuela bailó la zamba” o “Domingo santiagueño”, entre más, resulta un enlace natural para urdir una historia y traducirla al presente.
La banda sonora de la película es interpretada por Peteco Carabajal (guitarra, violín, bombo), Néstor Garnica (violín), Daniel Patanchón (guitarra eléctrica), Demi Carabajal (bombo legüero) y Homero Carabajal (bajo).
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