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“Pensar que podríamos haber muerto todos”

Jorge Massarelli vive en el edificio incendiado de Laprida al 900 y está impactado por lo que vivió.


Jorge Massarelli vive con su esposa y su hijo en el 3º A del edificio de calle Laprida 972.

Desde hace más de una semana, junto a su familia, reside en un departamento prestado, en una situación impensada y con un futuro incierto. Además de no poder volver a su casa, a la espera de los informes de las pericias técnicas, se le quemaron sus dos autos.

Igualmente, lo más importante es que lograron salir a salvo de las llamas que se iniciaron en la cochera. Él y su esposa Gabriela –ambos médicos– fueron algunos de los convocados ayer por la Fiscalía Regional para ver las imágenes que filmó la cámara ubicada frente al inmueble donde se ve a un hombre saliendo en el mismo momento que se inicia el fuego. Y ver esa filmación fue algo “muy fuerte”, según contó, porque le hizo tomar conciencia de que “podrían haber muerto todos” y el destino hubiera sido muy distinto al actual, para él y los suyos.

—¿Por qué fueron a Fiscalía Regional?

—Esta mañana (por ayer) fuimos porque la fiscal nos citó para que fuéramos a declarar los dueños de los autos que se incendiaron. Nosotros teníamos dos, el mío y el de mi esposa. Entre otras cosas nos preguntó si teníamos bicicletas porque a la persona que entra a la cochera se la ve salir con una. La filmación se ve casi perfecta porque es una cámara que estaba enfrente de muy buena definición. Se ve que es una persona alta, robusta, de contextura fuerte y que lleva una gorrito. Medirá cerca de 1,80 metro.

—¿Qué se puede ver?

—El tipo va probando primero las puertas de los autos estacionados en la vereda para ver si alguna estaba abierta, también las puertas de algunas casas, después va a hasta la heladería donde también tantea si la puerta estaba abierta, se dirige hasta una casa de artes marciales, desaparece de la cámara y cuando vuelve se ve que va hasta la cochera de nuestro edificio y se escucha claramente, porque la cámara tiene micrófono, y también se lo ve cuando abre la puerta de una patada. Está unos 55 minutos adentro y al rato se lo ve salir con una tranquilidad pasmosa. Abre la puerta de la cochera y se ve que lleva una bicicleta blanca y unos bolsos que no tenía cuando entró. A la bicicleta no la monta porque al parecer tenía las ruedas desinfladas. Lo que nos heló la sangre fue cuando vimos atrás, como telón de fondo, las llamas ya iniciadas que podrían habernos matado a todos.

—¿Por qué el fuego?

—Realmente no se sabe por qué prendió fuego. Por lo que sabemos, los bomberos están convencidos de que el incendio se inició en una de las esquinas de la cochera que tiene como una especie de baulera. Ese sector pertenece a un vecino que tenía una librería y allí había guardadas hojas y papeles y otros elementos altamente combustibles. Otra cosa que marca que se habría iniciado ahí es que los dos autos que estaban estacionados al lado eran los más dañados, dentro de todo el daño que se ocasionó.

—¿Qué pasó con la cuestión de la póliza de seguros del edificio?

—Cuando estábamos todos en la puerta con el edificio aún en llamas apareció la administradora. Alguien le preguntó cómo era el tema de las pólizas contra incendios y ella respondió que estaba todo al día, que iba hasta su oficina y volvía. Yo no la volví a ver. Otro día en una reunión con todos los vecinos, donde lucía como medicada, dijo que hacía tres meses que no se pagaba el seguro. Todos se quedaron mirando sin entender nada hasta que uno de los presentes le preguntó cómo podía haber pasado eso. Ella respondió que había sido porque el productor de San Cristóbal no había pasado a cobrar.

—¿Saben cuándo pueden volver?

—No sabemos cómo sigue todo esto. Ahora hay que esperar los peritajes de la Municipalidad. Por ahora dijeron que una vez que las columnas estén encamisadas ya no habrá riesgo de derrumbe, pero nosotros sabemos que hay que ver cómo quedó la estructura. Hay quebraduras en las paredes, pisos hundidos. Una de las vecinas nos dijo que entró al departamento y que tenía el piso hundido. Otra nos contó que tocó una pared que al principio parecía firme y que ahora se movía toda.

—¿Hay algún servicio funcionando?

—No hay ningún servicio funcionando. Quisieron conectar el agua pero comenzaron a salir chorros por todos lados. No hay luz y con el gas nosotros tuvimos que hacer un cambio de todo el sistema y estuvimos varios meses sin el servicio. Ahora nos dijeron que si no se hubiera hecho ese trabajo este edificio terminaba explotando como el de calle Salta.

—¿Dónde están viviendo?

—Ahora estamos viviendo con mi familia en un departamento prestado, de soltero, mucho más chico que el nuestro. Afortunadamente tenemos este lugar. Lo que más me impactó de todo fue ver hoy (por ayer) las imágenes del inicio del fuego y pensar que podríamos haber muerto todos.

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