Ciudad

violencia en la guardia

Paciente agredió a trompadas a médico del hospital Centenario

Desde Amra, sindicato que agrupa profesionales de la salud, dijeron que se necesita urgente una ley para controlar la violencia en la atención pública.


Un médico de 43 años de la guardia del hospital provincial Centenario fue golpeado violentamente este lunes por un paciente que esperaba ser atendido en el centro de salud.

Según relató a El Ciudadano Javier Sosa, profesional del hospital donde ocurrió el incidente y miembro de la comisión directiva del Sindicato de Médicos de la República Argentina (Amra), “al momento del hecho la Policía se encontraba en el destacamento pero no actuó como uno esperaría”.

“Necesitamos urgente una ley para controlar la violencia en los hospitales. Desde hace tiempo venimos reclamando por esa norma”, dijo Sosa.

En tanto, la secretaria gremial de Amra, Sandra Maiorana, contó que el paciente agredió al médico de una trompada en la cara, sin medir palabra alguna, en el momento en que el profesional abrió la puerta de la guardia para llamar a quienes se encontraban en lista de espera para ser atendidos.

“Esta persona tiene que ir presa. Este acto tiene que tener un costo, no puede ser que alguien de la nada golpeé a un médico y salga impune”, enfatizó Maiorana.

Si bien los profesionales agrupados en Amra aseguraron que “el control de las fuerzas de seguridad no fue el esperado ni actuaron en el momento”, fuentes policiales informaron que el supuesto agresor, de 32 años, fue trasladado después del hecho a la comisaría 7ª, con jurisdicción en la zona, y puesto a disposición de la Justicia provincial.

Interviene en la investigación la Fiscalía de Flagrancia de turno.

“Se necesitan más controles y seguridad”

Sosa indicó que “desde el sindicato planteamos desde hace tiempo una ley para la violencia en hospitales”, una norma similar a la que recientemente fue sancionada en la provincia de Buenos Aires contra los agresores en los colegios.

“Los violentos no tienen socialmente ningún tipo de control ni de castigo. Entran, golpean, se van pero nunca pasa nada”, concluyó Sosa.

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