Policiales

Caso Beto González

Oscura trama de extorsión detrás del asesinato por error de un joven de VGG

Marcelo Ezequiel "Pala" G. quedó detenido tras ser acusado por matar a un joven repartidor de la vecina localidad. En la audiencia se reveló un complot pergeñado desde el penal de Piñero contra un amigo de la víctima, por parte de un recluso vinculado con una banda criminal de zona sur


Pedido de justicia. Familiares y amigo de Beto se acercaron al Centro de Justicia Penal desde Villa Gobernador Gálvez. Foto: Franco Trovato Fouco

Juan Alberto “Beto” González tenía 23 años y trabajaba 12 horas diarias como repartidor de achuras para un frigorífico de Villa Gobernador Gálvez. El pasado 1º de abril fue acribillado de una docena de balazos en la puerta de la casa de su amigo Brian, a quien esperaba para salir a bailar, y murió dos días después.

En la causa consta que los tiros partieron desde una moto casi desvencijada, una Yamaha YBR comandada por dúo que contrastaba en su fisionomía: un joven entrado en kilos, aún no identificado, al volante. En el asiento trasero, otro cuya delgadez no pasa desapercibida, apuntado como tirador.

Desde un primer momento circuló la versión de que Beto fue asesinado por error, tal y como manifestaron sus familiares y diversos testimonios incorporados al legajo de investigación. El fiscal de Homicidios Miguel Moreno trabajó esa hipótesis y a dos meses del hecho, este jueves, fue imputado Marcelo Ezequiel G., alias Pala (también le dicen Palita o Pariente), quien fue detenido en barrio Tablada.

Ya desde antes, a Pala los investigadores lo ubicaban como alfil de la banda referenciada en el clan Funes-Ungaro, dedicada a un abanico de delitos y muy temida en la zona sur.

Durante la audiencia, la Fiscalía reveló una oscura trama detrás del homicidio, que incluye un intento de extorsión y amenazas realizadas desde la cuenta de Facebook de un pesado que está detenido en el penal de Piñero cuyo destinatario era Brian, un amigo de Beto. Las acusaciones revelan, una vez más, las amplias ramificaciones que los grupos criminales mantienen incluso detrás de las rejas y “que tienen su correlato en las calles de Tablada y barrio Municipal”, dijo Moreno.

Para llegar al nombre de Pala los investigadores recorrieron un largo camino develado a partir de allanamientos, informes penitenciarios y de inteligencia, y trabajo de campo en la calle.

El amigo de Beto

Moreno explicó que el complot que terminó con la vida de Beto se conoció a partir de un allanamiento efectuado a comienzos de mayo en la casa de Brian O., el amigo de la víctima, a partir del “sospechoso silencio” que mantenía sobre el caso. En esa ocasión personal de la División Homicidios de la Policía de Investigaciones incautó una pistola y tres celulares en Andreu al 1300, donde Beto cayó baleado. En el peritaje a los teléfonos surgió que Brian mantuvo conversaciones con un perfil de Facebook que usaba Brian Ismael “Pocha” S., un joven que está preso en el penal de Piñero desde 2017. Se supo que los dos Brian se conocían desde los tiempos de la escuela primaria, luego perdieron el contacto. Hace un año el intercambio fue retomado, pero dos meses antes del crimen de Beto, los chat dejaron de ser amistosos y se tornaron amenazantes.

Pocha

“Estuve viendo un par de fotos tuyas y andás con un par enemigos míos. Todo mal. Este año te voy a re explotar. Me voy a la calle y te la voy a re poner, te voy a reventar toda tu casa. Fíjate que no chamuyo. Vas a tener que pagar, si no tenés plata, poné la Tornado con todos los papeles o te mando plomo. Tengo un par de amigos y tu casa está de regalo”. La Fiscalía le atribuye esta amenaza a Pocha, quien está pronto a ser llevado a juicio por dos crímenes ocurridos en el marco del enfrentamiento entre de bandas del barrio Municipal comandada por el clan Caminos y el Fonavi del Parque del Mercado. Pocha militó en ambos bandos, sobrevivió un ataque a tiros y es temido por su poder de fuego: le atribuyen cuatro homicidios, tres tentativas y otra acusación por lesiones graves.

La advertencia llegó al teléfono de Brian O., el amigo de Beto. Según expuso Moreno, todo comenzó porque Brian tenía una foto en el boliche con “enemigos” de Pocha. Brian contestó que sus amigos eran laburantes, pero Pocha fue por más: o ponía 50 lucas o entregaba la Tornado con papeles o iba a comenzar un vivir un calvario. Brian no tenía la plata y la moto la había vendido. “Tengo amigos, yo te avisé”, consta en las capturas que dijo Pocha. Y mandó una foto con el frente de la casa de Brian O., según dio a conocer la acusación en esta jornada.

Acorralado y sin saber a quién recurrir, Brian O. bloqueó a Pocha en Facebook. El ultimátum quedó latente y a las 23 del primer día de abril doce tiros perforaron el cuerpo de Beto frente a la casa de su amigo, el destinatario de las amenazas.

Julito y Pala

La acusación expuso que entonces entró en escena un tal Julio Andrés A., un recluso que compartió pabellón con Pocha en Piñero, y a su vez es vecino de Brian O. en Pueblo Nuevo, de la vecina localidad. Julito, según la hipótesis fiscal, es el eslabón entre Pocha y Pala, y a su vez es la pata villagalvense de la gavilla con sede de operaciones en la zona de Ayacucho y Uriburu: la banda comandada por Carlos “Pelo Duro” Fernández, Lautaro “Lamparita” Funes y René “El Brujo” Ungaro, se escuchó en la audiencia.

Celda allanada

El 17 de abril, una celda de Piñero fue allanada a pedido de la Unidad de Gravedad Institucional por la causa de las balaceras a sedes judiciales. En un escondrijo detrás de un inodoro aparecieron tres celulares que fueron peritados y que contenían información relevante para desentrañar el crimen de Beto.

El fiscal leyó unos audios de Whatsapp de tres días después del asesinato de Beto, entre el teléfono atribuido a Julio Andrés, vecino del amigo de Beto, y un tal “Pariente”. Las conversaciones fueron recuperadas de los celulares incautados en Piñero.

“Sí, dicen que fue el crimen más violento por todos los impactos que hubo. Yo lo quería hacer tranquilo pero nos apuramos. Vamos a dejar pasar un mes y vamos por el otro”, fue uno de los textuales que leyó Moreno, atribuidos a Pala o Pariente. Luego, los detectives lograron llegar del apodo al nombre de pila.

Ya con el nombre de un posible tirador, la Fiscalía ordenó trabajos de inteligencia en Tablada para dar con el tal Pariente a la Delegación Rosario de la Policía Federal. Concluyeron con la detención de Pala el lunes por la tarde.

Pala había estado bajo el radar de la Federal. En 2017 fue detenido en el operativo Los bautizado Miserables, que le valió una acusación por asociación ilícita. Estuvo preso un tiempo pero luego recuperó la libertad. A su vez estuvo mencionado en un homicidio a comienzos de ese año, pero la causa en su contra no prosperó.

Pala llegó a la audiencia con el mismo chupín y saco sport con el que fue detenido en Ameghino al 100. Durante un breve descargo dijo desconocer quién es Julito A., el supuesto eslabón entre él y el extorsionador Pocha. La defensa representada por Enrique y Narela Sirio intentó desacreditar la batería de evidencias de la Fiscalía y pidió la libertad de su cliente. “Sé por experiencia que los informes de inteligencia tienden a dar siempre positivo porque de lo contrario los agentes pueden recibir sanciones”, dijo Sirio, y pidió un cotejo de voz para determinar si los audios pertenecen a Pala.

Moreno, por su parte, pidió la medida cautelar más gravosa luego la imputación: la prisión efectiva por el plazo de ley hasta un futuro juicio. “La fuga es el menor de los peligros. La liberación sería altamente peligrosa, el imputado cuenta con sobrados elementos para intimidar a testigos”, dijo.

El juez Ismael Manfrín valoró “la evidencia sobrada” de la acusación y dictó la prisión preventiva por homicidio agravado por arma de fuego en concurso real con portación de arma de uso civil.

Entre lágrimas los familiares de Beto, que llevaron remeras con una foto del chico estampada, celebraron el resultado de la audiencia que, lejos de calmar el dolor de una pérdida irreparable, al menos aplacó un poco la sed de justicia.

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