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Determinante

Newell’s: Bernardi se juega todo en el Clásico

El entrenador llega sin crédito externo y con muchas dudas sobre su capacidad para revertir un momento.


“Muchas veces los resultados indican cosas, pero el partido anterior no influye en el clásico. Vamos a ir a ganar”. Con estas palabras Lucas Bernardi hizo referencia al Clásico que se avecina, un partido que aparece como decisivo a la hora de analizar la continuidad del cuestionado entrenador.

No hay dudas que el técnico no llega de la mejor manera al partido del próximo domingo ante Central. La derrota ante los sanjuaninos dejó en evidencia que el DT no tiene más crédito con los hinchas, pero además expuso un problema de funcionamiento del equipo que debe preocupar aún más que el ‘feeling’ que pueda tener Bernardi con la gente.

De manera sorpresiva el entrenador tomó decisiones para enfrentar a San Martín que no tenían correlato con lo que había hecho en la pretemporada. Es cierto que Bernardi probó la línea de tres en la última parte de las prácticas en Mar del Plata y en las semanas finales de ensayos en Bella Vista. Pero también es real que en los amistosos siempre presentó un esquema 4-3-3 y cuando ubicó a Cáceres como volante central, no lo hizo con tres zagueros en el fondo como sucedió con San Juan.

Tampoco cierra demasiado que Bernardi haya dejado en el banco a Formica para “llevarlo de a poco”, cuando en la pretemporada fue titular en los 5 partidos disputados, más allá de que en los primeros se lo cuidó para no afectar la rodilla operada.  Lo cierto es que Bernardi pensó que su idea de un 3-4-3 ante los sanjuaninos iba a dar resultado, y nunca imaginó que una derrota iba a exponerlo aún más ante la prensa y los hinchas.

Eso ya es pasado. El entrenador debe entender que el domingo no es un partido más. Obviamente Bernardi sabe lo que significa un Clásico, pero en este llega con más obligaciones que incluso en el último que se jugó en Arroyito y que concluyó 0-0. Justamente ese día el DT entendió que había mucho en juego en lo personal, porque un resultado favorable iba a permitir su continuidad y la finalización de un proceso de depuración de plantel y promoción de juveniles que finalmente se pudo concretar.

Aquella tarde el técnico entendió que el resultado era primordial. Y si bien fue empate, desde lo táctico su apuesta funcionó e incluso recibió algunos elogios por el planteo, que estuvo lejos de las formas que la Lepra había pregonado desde 2013.

Tal vez Bernardi tuvo en cuenta la mala experiencia del Clásico disputado en el Parque unos meses antes, donde experimentó algunas variantes que no resultaron, como poner a Leandro Fernández de segundo zaguero y a Cáceres de dos.

Esta vez el DT debería apegarse a la misma política. No improvisar. No inventar recetas demasiado rebuscadas desde lo táctico. No confundir. Hacer lo más simple para este grupo de jugadores que no llegan con el ánimo en alza. Pensar en las debilidades del rival, sin dudas, pero antes buscar potenciar las virtudes propias.

¿Qué alternativas tiene para armar el equipo?

La primera incógnita en el inicio de semana será saber si Hernán Villalba llega al partido del domingo. El Mudo es una pieza fundamental para Bernardi y su presencia le podría solucionar un problema que lo llevó a experimentar con Cáceres de cinco.

Pero la presencia de Villalba no aparece como factible. El mediocampista se recupera de un desgarro en el sóleo derecho y si bien esta semana podría comenzar a trabajar con el resto del grupo, habrá que ver si está en condiciones de jugar.

Con Villalba, el DT volvería sin dudar al dibujo 4-3-3, con el Mudo metiéndose entre los centrales si fuera necesario, una de las apuestas tácticas que implementó justamente en el 0-0 ante Central, con gran éxito.

Sin el Mudo, el técnico debería entender que el esquema 4-3-3 le resulta más cómodo a este plantel. Y ahí su mayor decisión pasará por la conformación del mediocampo.

Las opciones de volante central no son tantas. La primera seguirá siendo Marcos Cáceres, ya que Diego Mateo está relegado en la consideración del entrenador. La otra opción sería de mayor riesgo, probar en la semana a Fabricio Formiliano, quien llegó esta semana y apenas tiene una práctica con el grupo. Pero el uruguayo ya jugó como cinco en Danubio y al ser naturalmente zaguero, podría cumplir con ese retroceso para meterse entre los centrales que pretende Bernardi.

Si juega Formiliano como cinco, Cáceres podría pasar como primer zaguero en lugar de Franco Escobar, y Bernardi sumaría buena altura con estos dos jugadores y Sebastián Domínguez.

El otro dilema es saber quiénes serán los volantes internos. Mauro Formica esta vez iría desde el inicio. La importancia del partido, la necesidad del entrenador y las ganas del Gato lo imponen.

El otro mediocampista no será una elección sencilla. Si el DT pretende más marca, puede aparecer el juvenil Brain Rivero, como ensayó con Sarmiento y Colón. Si busca más vuelo ofensivo la alternativa sería Denis Rodríguez, aunque no habría que descartar a Maxi Rodríguez en esa zona media, aunque para ello Bernardi necesitaría de Lucas Mugni, quien esta semana no estaba habilitado.

Partido clave impone decisiones de riesgo. Por eso tampoco debería sorprender a nadie que el entrenador mande a la cancha a algunos juveniles que hoy considere estén por arriba del nivel de otros titulares. Como interno además de Rivero podría surgir Emiliano Franco, de gran rendimiento en la pretemporada. Y no sería descabellado pensar en Milton Valenzuela como lateral izquierdo, en lugar de Insúa. El ex Boca no tuvo un buen partido ante los sanjuaninos y el pibe en la pretemporada dejó en claro que está para jugar. Y hacer ese cambio  en el segundo tiempo del partido ante San Martín deja en claro que el cuerpo técnico lo tiene en sus planes.

La elección final corre por cuenta de Bernardi, quien a esta altura será el dueño de su destino. Al menos en la previa a un partido que como nunca aparece como decisivo para su continuidad. Después los jugadores tendrán la responsabilidad de ‘bancar’ al DT adentro de la cancha. Si ambas cosas confluyen la historia puede tener un final feliz. Sino, el destino parece inexorable.

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