Policiales

Ejecución en la ruta 14

Morir por hacer una gauchada: el caso de la remisera de Villa Gobernador Gálvez asesinada este lunes

Una mujer de 35 años que accedió al llamado de una amiga y acarreaba un utilitario terminó asesinada. Su amiga y parte de su familia habían ido a buscar a la cárcel a un hermano, al que vinculan con la banda de Pandu, tras cumplir una condena por el homicidio de Osiris Vallejos, cometido en 2008


Vanesa Hernández tenía 35 años y era conocida de la hermana de Mario Alberto Pereyra, un hombre que había cumplido una condena a doce años por homicidio en la cárcel de Piñero. Este lunes, la familia del ex convicto fue a buscarlo a la unidad penitenciaria en una Renault Kangoo que se descompuso cuando circulaban por la ruta provincial 14. La joven llamó a su amiga Vanesa, que era de Villa Gobernador Gálvez, para saber si podía ir a auxiliarlos. La remisera llegó con su auto Volkswagen Fox y enganchó la Kangoo. Poco antes de las 14 traía a tiro el utilitario hacia Rosario cuando a la altura de Soldini, el conductor de una camioneta Toyota Hilux gris se les puso a la par y los ocupantes dispararon contra ambos coches. Vanesa, que había ido a hacer un favor, recibió la peor parte: fue asesinada en el asiento del conductor de su auto. El móvil, para los investigadores, es una disputa en la zona oeste por narcomenudeo, ya que vinculan al atacado como hombre de la banda de Pandu.

En la Kangoo resultó herido en la zona intercostal F. Pereyra, un joven de 26 años y hermano del ex convicto, quien venía manejando el vehículo. Este muchacho fue trasladado por un familiar en otro auto que llegó al lugar: mientras iban camino al centro de salud de Pérez, fue alcanzado por una ambulancia del Sies, que lo llevó directo al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde se encuentra internado en condición estable, según una fuente fiscal.

Cerca de las 15 de ese mismo lunes ingresó una comunicación al 911 que alertaba sobre una camioneta en llamas en calle 2108 al 6400 de Rosario. Según la información que pudieron recaban los uniformados, de la camioneta bajaron varios hombres con armas de fuego en sus manos y se fueron del lugar. La pesquisa estimó que fue el vehículo utilizado en el ataque.

La Fiscalía descartó que el ataque armado estuviera dirigido a la remisera. En cuanto al ex convicto, el fiscal Gastón Ávila dijo que era prematuro sostener que el ataque estuvo dirigido a Mario Pereyra pero por lógica es posible, aseguró. “Es una hipótesis viable pero habría que ver el móvil y por qué motivo vendrían atacarlo a él”, concluyó.

La pesquisa avanza en determinar el móvil del ataque y entre las medidas que se están realizado se encuentran peritajes a celulares y a las filmaciones de las cámaras de seguridad de la zona, contó una fuente del caso.

Otro vocero de la investigación ubicó el móvil en que Mario Pereyra es familiar de Nelson “Pandu” Aguirre, un hombre de Villa Banana que cumple condena por homicidio. Estiman que el ataque pudo ser parte de una pelea entre bandas de la zona oeste por territorio para el narcomenudeo y otros ilícitos: “Parece un mensaje bien directo a Pandu”.

El crimen y la condena

A Osiris Vallejos le pegaron un tiro en el pecho la tarde del 6 de mayo de 2008 en una cancha de fútbol ubicada en Pascual Rosas y 27 de Febrero, en la zona de Villa Banana. Cuando llegó el personal policial, había varios allegados sosteniendo a la víctima, de 34 años, que fue trasladada en el móvil hasta el hospital Carrasco pero llegó sin signos vitales. El nombre del presunto autor ya sonaba.

Al costado de la cancha, cerca de un árbol, se encontró una ojiva calibre 22 milímetros y algunas manchas de sangre. Durante la investigación varios testigos señalaron a Mario Pereyra, de 22 años y quien según crónicas de la época mantenía un vínculo con una sobrina de la víctima, como el autor de crimen de Vallejos.

Había una vieja bronca: esa tarde la víctima estaba en la puerta de la casa de su mamá en el asentamiento y apareció Mario Pereyra. Le disparó un par de veces sin herirlo, se gritaron y cuando éste pegó la vuelta para irse, Vallejos lo siguió.

Se volvieron a escuchar entonces detonaciones; esta vez los proyectiles hicieron blanco en el cuerpo de la víctima. El hecho fue visto por varias personas que no se atrevieron a hablar porque le tenían miedo a Mario, contó un testigo que dijo que el acusado era parte de una banda integrada por el Negro, Bola, David y Panda, quien otro testigo afirmó que es su primo.

Hubo varios allanamientos en busca del sospechoso con resultado negativo. El 9 de agosto de ese año Mario Pereyra fue detenido mientras circulaba en una moto robada por Garibaldi al 5900 y marchó preso. Terminó indagado en el viejo sistema procesal penal por el asesinato.

Tras su procesamiento, el caso fue elevado a juicio. El entonces juez José Luis Mascali dijo en su resolución que por razones que en general se desconocen pero que no resultan ajena a disputas vinculadas con delitos que, supuestamente, cometía el acusado, se produce una discusión verbal en un pasillo donde ocurre la primera secuencia.

Y cuando el imputado se fue hacia el lado de la cancha, Vallejos lo siguió enojado, le hizo frente desarmado en busca de solucionar el problema sin armas. Pero cuando le disparó nuevamente y uno de los proyectiles le pegó en el brazo, Vallejos se dio cuenta que su vida corría peligro: intentó trepar el portón de un vecino cuando recibió otro disparo que resultó fatal, resumió el magistrado.

Con la prueba colectada y el análisis judicial, Mascali resolvió condenar en marzo de 2011 a Mario Pereyra  a la pena de 12 años de cárcel por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y encubrimiento agravado en relación a la moto robada que utilizaba cuando fue detenido.

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