Policiales

Pedido de justicia

Masivo reclamo para que se esclarezca el crimen de un recolector de residuos

Cerca de cien personas se congregaron este lunes frente al Centro de Justicia Penal para exigir Justicia por el homicidio de Brian Matías Romero, el joven de 21 años asesinado de dos tiros el viernes pasado en barrio Las Flores. Aseguran que no fue un "ajuste" y que lo "entregaron"


Cerca de un centenar de personas se congregaron este lunes frente al Centro de Justicia Penal para reclamar que se esclarezca el crimen de Brian Matías Romero, un joven de 21 años asesinado a balazos el viernes pasado en barrio Las Flores de zona sur.

Familiares, vecinos y allegados al muchacho se mostraron sorprendidos por el ataque y coincidieron en que era pibe que no tenía vicios ni problemas con nadie. Además trabajaba como recolector de residuos, lo que sumó al reclamo de justicia a sus compañeros de los sindicatos de Camioneros y Municipales.

“Matías era un pibe trabajador. Hacía poco se había juntado. No tenía vicios porque no fumaba, no tomaba y no se drogaba. Trabajaba de la mañana hasta la noche como recolector de residuos”, dijo María Eugenia, tía del joven asesinado, tras resaltar que su muerte “no fue un ajuste” de cuentas.

“No tenía problemas con nadie. Si preguntás en el barrio vas a ver que todos lo querían. Era muy respetuoso y se saludaba con todos”, continuó María Eugenia quien refirió que quiere que se investigue quién “entregó” a su sobrino.

El crimen ocurrió poco antes de las ocho de la noche del viernes en la cuadra de 5 de Agosto al 1700, casi esquina con calle 521. Una vecina escuchó detonaciones y al salir encontró a Matías herido y lo llevó al hospital Roque Sáenz Peña, que lo derivó al Heca por la gravedad de las heridas. Allí falleció poco después de las nueve de la noche. Tenía dos tiros en el abdomen.

Durante el reclamo de ayer, los manifestantes aseguraron conocer a los presuntos agresores y brindaron sus datos a los investigadores. Según sostuvieron, los plomos no eran para Matías  y no entienden quién lo llevó a esa parte del barrio, donde hay un puesto de venta de drogas, ya que el joven no solía andar por esas calles donde la violencia de las balas ya se había cobrado otra vida en enero pasado con el asesinato de un carrero de 33 años.

“Fue una entregada. A mi sobrino lo mataron como a un perro y no andaba en nada”, lamentó su tía ante los medios.

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