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Cara a cara

Macri se reúne hoy con Francisco

“Estoy muy bien” para el encuentro con el Papa, fueron las escuetas declaraciones que dio ante la prensa el presidente una vez instalado en Roma. El jefe del Estado irá al Vaticano acompañado por su mujer y por la canciller Malcorra, entre otros.


El presidente Mauricio Macri ya se instaló en la ciudad de Roma antes de reunirse hoy en el Vaticano con el papa Francisco para encauzar una relación hasta ahora marcada por los desencuentros.

“Estoy muy bien para mañana (por hoy)”, dijo el líder del PRO a la prensa en la previa de la audiencia privada que mantendrá a las 10.30 hora local (5.30 de la Argentina) en el estudio anexo al complejo del Aula Pablo VI.

El presidente irá al Vaticano acompañado por parte de su familia y por la comitiva oficial que integran la ministra de Relaciones Exteriores y Culto, Susana Malcorra; los secretarios de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo; y de Culto, Santiago de Estrada; así como también el subsecretario de Culto, Alfredo Abriani; y el vocero presidencial Iván Pavlovsky.

“No hay ninguna razón para que no salga bien”, resaltó la canciller en declaraciones periodísticas al referirse a lo que será la segunda audiencia entre Macri y Francisco desde que el líder del PRO es presidente.

Días atrás, el embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, remarcó que el vínculo entre el presidente y el Santo Padre es “excelente”, por lo que en el gobierno esperan que el encuentro resulte distendido y cálido en contraposición con aquella distante reunión de 22 minutos del 27 de febrero.

Aquel frío encuentro al inicio del gobierno de Macri contrastó con las largas charlas que el pontífice tuvo con la ex presidenta Cristina Kirchner en la Santa Sede.

La audiencia privada tendrá estricta reserva y los encargados de la comunicación oficial tomaban todos los recaudos para evitar nuevos sinsabores.

Macri le presentará a Jorge Bergoglio la convocatoria al Encuentro para la Producción y el Trabajo, una versión propia del diálogo social solicitado por la Iglesia entre empresarios, gobierno y sindicalistas.

De acuerdo con voceros oficiales, todo indica que este nuevo cara a cara será más cálido, pese a que el Papa sorprendió hace algunos días con el anuncio de que tampoco vendrá al país en 2017, posiblemente porque se trata de un año electoral.

A partir de aquella reunión sin sonrisas papales, el gobierno y el obispo de Roma protagonizaron varios desencuentros entre los que sobresalió una donación que la administración hizo a la red Scholas, auspiciada por el pontífice, quien de inmediato ordenó reintegrar señalando que la Argentina tiene otras prioridades.

Pese a algunos cortocircuitos, Macri y Bergoglio habían tenido una relación cordial cuando uno era jefe de gobierno y el otro arzobispo de Buenos Aires y jefe de la Iglesia católica argentina, al punto que el líder del PRO fue dos veces al Vaticano en esa condición.

El mandatario llegó a la capital de Italia en la madrugada de ayer y, tras descansar algunas horas en el hotel De Russie, recorrió la antigua ciudad europea junto a la primera dama, Juliana Awada, y la hija de ambos, Antonia; así como también con Agustina Macri y Valentina Barbier, hijas de matrimonios anteriores de ambos.

Asimismo, el jefe del Estado también realizó un paseo en bicicleta con el arzobispo porteño, Mario Poli, con quien llegó “hasta las afueras de Roma” tras andar “casi una hora y media”.

Luego de la audiencia con el Santo Padre, el mandatario reunirá a las 15 en el hotel Melia a los embajadores argentinos ante los países miembros de la Unión Europea y de Noruega, Suiza, Rusia, Serbia, Ucrania, Turquía, la Santa Sede, así como también ante los organismos internacionales con sede en el viejo continente.

A la noche, Macri se trasladará con su esposa a la ciudad de Florencia, para asistir a una cena que ofrecerá en su honor el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, con quien mantendrá una reunión bilateral.

En tanto, mañana participará en la Santa Sede de la ceremonia de canonización de José Gabriel del Rosario Brochero, conocido popularmente como el Cura Gaucho.

El Papa canonizará mañana en el Vaticano al cura Brochero

El papa Francisco proclamará santos mañana a dos latinoamericanos, el religioso argentino José Gabriel Brochero y el niño mexicano José Sánchez del Río, durante una ceremonia en el Vaticano.

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Se trata de dos nuevos santos latinoamericanos, ejemplos y modelos de la diversidad de la Iglesia católica en ese continente: uno dedicado a los pobres y enfermos de lepra, el otro dispuesto a sacrificar la propia vida por su fe religiosa.

Durante la ceremonia serán canonizados también otros cinco nuevos santos: los franceses Salomón Leclercq e Isabel de la Santísima Trinidad Catez, el español Manuel González García y los italianos Ludovico Pavoni y Alfonso María Fusco.

Miles de personas, entre ellos unos mil argentinos y otro tantos mexicanos, además de religiosos y autoridades como el presidente argentino Mauricio Macri y la ministra francesa de la Ecología, Ségolène Royal, asistirán al evento.

El anuncio de la canonización de los dos nuevos santos que vivieron toda su vida en América latina fue hecho en marzo pasado después de que el papa reconociera que el cura Brochero intercedió en un segundo milagro, la curación inexplicable de una niña que volvió a caminar tras un accidente cerebral.

Según las normas del Vaticano es necesario demostrar que el candidato intercedió en dos milagros para que sea proclamado santo.

El Cura Gaucho, como se conoce a Brochero, declarado beato en septiembre del 2013, se convertirá en el primer santo nacido y fallecido en Argentina, “ciento por ciento argentino”, recordó el embajador de ese país ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter.

Muy popular en el país, el sacerdote realizó una misión evangelizadora a lomo de mula en las sierras de Córdoba, donde nació en 1840 y murió en 1914, víctima de la lepra.

La causa para la beatificación de Brochero se inició en 1965 pero recién en 2012 una junta médica del Vaticano aprobó por unanimidad atribuir al sacerdote la cura milagrosa de un niño, Nicolás Flores Violino, a fines de 2000.

Un segundo milagro atribuido a Brochero, la recuperación de Camila Brusotti, una niña con lesiones que la habían dejado al borde de la muerte, le permite convertirse en modelo de vida para todos los católicos de todos los continentes.

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