El gobierno de Mauricio Macri prepara el blanqueo de capitales más amplio desde 1983; con la intención que al menos u$s 10.000 millones (de los más de 230.000 que se calcula estarían disponibles) ingresen al sistema financiero y refuercen las reservas del Banco Central lo más rápido posible. Si bien los detalles técnicos se terminarán de resolver este fin de semana, en algunos de los varios “retiros espirituales” de los equipos económicos de Cambiemos, la idea es que los argentinos, residentes, empresas pequeñas medianas y grandes y todos los interesados; reingresen las divisas retiradas del sistema (en blanco y en negro). Para esto, la idea primaria, es que los que depositen dólares dentro del sistema local paguen un 5% del total blanqueado; mientras que los que lo hagan en el exterior pero declarándolo como existencias propias, paguen un 8% del capital. A estos últimos además se los liberará de cualquier compromiso futuro de tener que girar el dinero al sistema financiero local; con lo que, en teoría, estarían protegidos de las medidas internas que se tomen para el régimen de bancos argentino.
A cambio la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) liberará de multas, intereses y punitorios a todos los residentes y no residentes que entren en el llamado; y sólo exigirá que se realicen correcciones a las declaraciones juradas presentadas o se registre el blanqueo de capitales en el próximo vencimiento anual de Ganancias y Bienes Personales. Luego, desde 2017, ese dinero comenzará a pagar impuestos de manera normal y sin la revisión hacia atrás a la que está obligado hasta hoy el organismo recaudador.
Se analiza además que los que blanqueen divisas y las reincorporen al sistema productivo (inversiones directas) tengan un beneficio extra; pero que siempre estén obligados a depositar una parte de lo exteriorizado. Sería una versión corregida, mejorada y extendida de los Cedin y Baades, ideados por Guillermo Moreno, que aún resisten en el mercado de capitales argentino.
El lanzamiento de la medida será inmediata, y probablemente integre parte del capítulo económico del discurso que Mauricio Macri dará a la Asamblea Legislativa en el momento de su asunción. O incluso antes.
“Abriremos el cepo para que entren los dólares que están afuera, no para que se vayan dólares”. Alfonso Prat Gay repite en las últimas horas a todos los que lo quieran escuchar (obviamente muchos) esta máxima. Su idea es que, antes que nadie, sus colaboradores, impongan en su mente que lo más importante hacia delante es convencer a los argentinos (y extranjeros) que tienen dólares fuera del sistema que es el momento de pensar en repatriarlos. Y que para esto tendrá la mayor seguridad jurídica posible. Se habla dentro de Cambiemos de las listas de espera que hay en las cajas de seguridad de todos los bancos con dólares que fueron retirados en los últimos años, de la caída en la declaración de divisas en las presentaciones de los particulares ante la AFIP, y de los miles de millones de dólares que desde 2008 en adelante (acelerándose desde 2011 con la aplicación del cepo) se fueron del sistema vía múltiples mecanismos legales e ilegales.
La intención es que no se hagan mayores preguntas y que a cambio de un porcentaje determinado (5 u 8%), ese dinero reingrese en dólares y “se le prometa absoluta protección contra corralitos, cepos, o similares”, según la definición de un integrante del equipo de Cambiemos.
Esta es la primer idea que el próximo Gabinete económico trabajará este fin de semana largo, para atender lo que se considera el problema más urgente que debe enfrentar el gobierno de Mauricio Macri: la alarmante escasez de dólares en el Banco Central. “La visión más optimistas es la de Alfonso (Prat Gay) que asegura que el número es de u$s 7.000 millones. Creemos que aún es menos”, afirmaba la fuente. Determinar el monto exacto de dólares en la entidad que hoy maneja Alejandro Vanoli será una de las tareas en las que se concentrarán algunos de los integrantes de los equipos del próximo gabinete en los varios maratónicos encuentros que en diferentes ligares de la Capital y el gran Buenos Aires estaban siendo organizados para hoy, mañana y el domingo. Entre otros circularán por estas cumbres, Marcos Peña, Alfonso Prat Gay, Federico Sturzenegger, Alberto Abad, Rogelio Frigerio, Juan José Aranguren, Carlos Melconian y los dos colaboradores más importantes que tendrá el próximo titular del Palacio de Hacienda, Pedro Lacoste (viceministro) y Luis Caputo (finanzas).
Obviamente el blanqueo y la determinación del monto exacto (o aproximado) no será el único capítulo. También deberá haber tiempo para el diseño del bono con el que se le liquidará a las empresas que no pudieron liquidar ganancias al exterior desde 2011 en adelante por aproximadamente u$s 8.0000 millones, del costo que traería una reducción inmediata de las retenciones a las exportaciones, de la manera en que comenzará la estrategia para enfrentar el “juicio del siglo” contra los fondos buitre en Nueva York (en especial el pedido formal de un “stay” a Thomas Griesa), y la manera en que comenzarán a desmantelarse los subsidios a las tarifas de los servicios públicos. También se discutirá la posibilidad de emitir deuda voluntaria en los mercados internacionales y el comienzo del diseño de la ingeniería financiera para el ambicioso plan de infraestructura que tiene Mauricio Macri en la cabeza y que demandaría una inversión de no menos de u$s 40.000 millones.
Hubo una orden de Macri al “Gabinete Económico”. Más allá de cualquier resquemor personal anterior (que los hay), los integrantes del equipo deberán trabajar en total cohesión y sin problemas de egos. “Prat Gay diseñará la estrategia con Sturzenegger que manejará las divisas y Melconian instrumentará las medidas a través de la mesa del Nación. Y como un equipo sólido y compacto. Esa fue la orden” completó ayer la fuente.
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