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Ciencia y Tecnología

“Los virus son inteligentes”

La infectóloga Delia Enría, directora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales “Julio Maiztegui”, describe a los virus emergentes como “algo que aumenta en su incidencia generando mayor cantidad de casos y área de acción”.


Virus, en latín, significa veneno o toxina. Se trata de una entidad biológica que cuenta con la capacidad de autorreplicarse al utilizar la maquinaria celular para tal fin. Si bien los virus no descansan en ninguna época del año, aumentan su presencia en el invierno.

En los climas templados las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno.

La doctora Delia Enría trabaja hace más de treinta años en la prevención y tratamiento de enfermedades provocadas por agentes infecciosos. Es una de las profesionales que lograron contener al virus Junín, un flagelo que produce la fiebre hemorrágica o mal de los rastrojos. Referente en la lucha contra el dengue y una consultora, en la materia, en el país y en el extranjero.

Enría es directora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio I. Maiztegui” (Inevh), ha participado en la confección de las guías a pedido de la OPS, la Organización Panamericana de la Salud; las que pueden encontrase en el sitio web de la misma, www.ops.org.ar, colocando el nombre del virus se abre una página con la información necesaria sobre lo que es imprescindible saber sobre el virus, el vector y los cuidados necesarios.

—¿Qué es un virus?

—Es algo mucho más pequeño que una bacteria y para poder replicarse necesita entrar en la célula. Al entrar a la célula se “desarma” y usa a la “máquina” de la célula para volver a constituir muchas partículas virales. Hay virus muy grandes como los de la viruela y muy pequeños como los que provocan la polio. Para poder verlos debemos usar microscopía electrónica; a las bacterias las vemos con un microscopio común

—¿El virus puede vivir fuera del huésped al que va a ocupar?

—Por un corto lapso de tiempo puede vivir en el ambiente, pero en general buscan estar en un organismo vivo, dadas sus necesidades de sobrevivencia.

—¿Cómo eligen al huésped?

—Eso depende de cada virus. Cada uno tiene una conducta distinta y eso es lo que hace que elijan a sus propios huéspedes. Hay virus que se trasmiten entre las personas. Los virus son inteligentes: necesitan de un ser vivo al que buscan la manera de invadirlo; no lo matan ya que tienen que servirse de él para cumplir con su sentido que es replicarse para la supervivencia de su especie. Ese huésped que suele ser un animal le sirve para sus propósitos; tal vez no le hacen nada o tal vez lo alteren pero necesita que esté vivo y son los encargados de mantener el virus en la naturaleza. Por ejemplo el virus Junín tiene un roedor, la laucha o ratón de campo, quien lo lleva en su sangre; lo excreta y el hombre será al infectarse un huésped accidental, el hombre infectado, o se cura, o se muere, y el virus no se queda en él pero sí en la naturaleza.

—¿Qué debemos entender cuando hablamos de virus emergente?

—Emergente, en nuestro caso, significa lo que comienza, algo nuevo, y también algo que aumenta en su incidencia generando mayor cantidad de casos, o que dispersa su área geográfica de acción. Ese es un virus emergente. Aquel virus o bacteria que desaparece por un tiempo y luego reaparece lo llamaríamos reemergente.

Virus Junín

—¿Existen brotes todavía del virus Junín?

—Sí. Precisamente la zona de Pérez nos produce casos todos los años. El mismo Rosario; el sur de la provincia de Santa Fe. La enfermedad se va corriendo siguiendo las fronteras agrícolas. Estamos describiendo en este momento tres tipos de escenarios de trasmisión de la enfermedad; el histórico que es el endémico; encontramos casos en Chapadmalal descubriendo ratones infectados con el virus Junín y un tercer escenario viajero que lo constituyen, por ejemplo, las personas que habitan la ciudad de Buenos Aires pero administran campos, son ingenieros agrónomos, o personas que trabajan en empresas recorriendo la zona endémica; o bien personas que vienen de paseo. Por esos y otros motivos hemos descentralizado la atención. Somos, de todos modos, el Centro que garantiza el tratamiento de la enfermedad. En cada sitio donde detectamos el virus y la enfermedad, abrimos un vacunatorio. Existen vacunas para todos aquellos que la soliciten. Rosario y Pérez tienen vacunatorios abiertos. En Pergamino, los días miércoles, se vacuna en el hospital.

Recomendaciones del Ministerio de Salud

Las enfermedades respiratorias son más frecuentes durante el invierno y resultan la principal causa de internación y consulta médica. Afectan a toda la población pero, fundamentalmente, a los menores de 5 años y a las personas de más de 65 años.

La tasa de ataque anual de la gripe a nivel mundial es del 5 por ciento a 10 por ciento en adultos, y del 20 a 30 por ciento en niños.

Para prevenir enfermedades respiratorias tales como la gripe, la bronquiolitis, la bronquitis y la neumonía, entre otras, es importante tener las vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación al día:

Gripe: se tienen que aplicar una vez al año, dos dosis a los niños entre 6 y 24 meses; y una dosis los adultos mayores de 65 años, embarazadas, madres de niños menores de 6 meses, personas con enfermedades crónicas u obesidad y personal de salud.

Neumococo: todos los niños menores de 2 años deben tener aplicada la vacuna contra el neumococo, principal causa de neumonía y meningitis. También debe aplicarse a niños de 2 a 5 años con factores de riesgo.

Tos convulsa: se previene esta enfermedad aplicando el esquema adecuado en cada etapa de la vida.

Lavarse las manos con agua y jabón después de volver de la calle, antes de cocinar o comer y después de ir al baño o cambiar pañales.

Sostener la lactancia materna, al menos hasta que el bebé cumpla los 6 meses y ofrecerle el pecho con más frecuencia en caso de que se enferme.

Ventilar todos los ambientes a diario.

No fumar y mantener los ambientes libres de humo.

No automedicarse. El consumo de remedios sin receta puede producir intoxicación y ocultar los síntomas de la enfermedad, dificultando un diagnóstico correcto y empeorando el cuadro clínico.

Mantener reposo en la casa mientras continúen los síntomas.

Cubrirse la boca al toser o estornudar con un pañuelo descartable o con el pliegue del codo para evitar contagiar a otros.

Prevención en bebés y niños

Lavarse las manos antes y después de atenderlos y también lavarles las manos a los niños.

Darle todas las vacunas incluidas en el Calendario Nacional y llevarlos periódicamente al control médico.

Acostarlos boca arriba siempre.

Darle la teta al bebé al menos hasta los 6 meses e incrementar la lactancia materna en caso de que el bebé se enferme y tenga pérdida de apetito.

No usar repelentes en menores de 2 años.

Brindarles el abrigo necesario:

Evitar el abrigo excesivo y el uso de frazadas o mantas que lo puedan sofocar.

No darles medicamentos sin receta, ni remedios caseros o tés de ningún tipo.

Un bebé necesita atención cuando…

Respira rápido y con silbidos o ronquidos.

Se le hunde el pecho al respirar.

Presenta decaimiento y rechaza el alimento.

Tiene alta temperatura corporal (+ de 38ºC).

El riesgo es mayor si tiene menos de 3 meses, tiene bajo peso o es prematuro.

“Don Julio, acá está lo que prometimos”

“Don Julio (Maiztegui) fue uno de mis maestros. Tuve una relación muy particular con él. Tenía un carácter muy determinado, muy decidido, con ideas muy claras. Un carácter muy difícil. En él puedo reconocer cómo la obstinación y la determinación hacia un objetivo claro hacen que se superen muchos obstáculos y se alcancen metas que parecen distantes. Hoy su grupo de trabajo le puede decir: ‘Don Julio, acá está lo que le prometimos hacer’. Don Julio está presente en todos lados; en los cajones, papeles con su letra y es junto a Julio Barrera Oro y a Martha Sabattini como la guía de aquello que se puede hacer; discutiendo; a veces, enojándose, pero todos juntos”, afirma Delia Enría.

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