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Sociedad

Los rostros del imperialismo

Una flamante nación fue anunciada desde las páginas del diario New York Time: la República Glaciar “nace porque en Chile existe un vacío en la legislación que no reconoce estas enormes masas de hielo como parte de su soberanía”.


“Yo estoy fuertemente persuadido de que la política que estamos desenvolviendo en el Río de la Plata no nos va a producir mayores beneficios comerciales o políticos, y vamos a necesitar gastar grandes recursos militares. La causa del fracaso fue política y no militar. Debemos abandonar la esperanza de conquistar esta extensa región contra el temperamento de su población… Si nosotros nos acercamos a ellos como comerciantes y no como enemigos, conseguiríamos abrogar las prohibiciones contra nuestro comercio. Que es nuestro gran interés”.

Podría afirmarse que el párrafo que antecede constituye el acta fundacional del Imperialismo Británico Indirecto en nuestro país. Pertenece a Lord Castlereagh, por entonces Ministro de Guerra inglés, y correspondía a un memorial redactado en ocasión de la contundente derrota sufrida luego del intento por conquistar estas tierras en 1806 y 1807.

A partir de entonces, Gran Bretaña no cesó de emprender maniobras mucho más sutiles pero eficaces para dominar política, comercial y culturalmente a nuestro país.

Un claro ejemplo de ello fue el accionar de la diplomacia inglesa durante la Guerra con el Brasil, tal como lo describe lúcidamente Raúl Scalabrini Ortiz en su clásica obra

“Política británica en el Río de la Plata”. En efecto, el representante de la Corona británica en Río de Janeiro, Lord Ponsomby, puso en práctica toda su astucia para lograr el objetivo: evitar que una sola Nación tuviera el poder sobre las dos márgenes del Río de la Plata, provocando entonces la creación de un nuevo y pequeño Estado independiente.

De tal manera, respetando esa meta, movió su influencia y sus recursos tanto sobre brasileños como sobre argentinos, procurando mantener un equilibrio en la guerra.

El resultado fue la derrota en los papeles de lo que se había ganado en el campo militar (Batallas de Ituzaingó y Juncal). En definitiva, la pérdida de la Banda Oriental constituyéndose en la flamante República del Uruguay.

Ingleses y Mapuches

Ahora bien, por qué traer a colación estos hechos históricos ahora? ¿Acaso se cumple algún aniversario de alguna batalla importante? ¿Acaso el calendario nos indica una importante efeméride de alguno de los defensores de la patria ante aquellos ataques? No, no en esta ocasión. La consigna es recordar el pasado para evitar que en el futuro nos suceda lo mismo.

Ocurre que hace dos meses, en un nuevo aniversario de la llegada de los españoles a América, se cometió un atentado a un refugio de montaña en el Parque Nahuel Huapi, cercano a Bariloche, siendo incendiado y quedando en cenizas. Semanas más tarde, la organización Resistencia Ancestral Mapuche” se adjudicó éste y otros atentados anteriores a través de un comunicado en donde llaman a una “guerra por la resistencia y liberación” y declaran que no son “argentinos ni chilenos sino miembros de la Nación Mapuche”.

Ahora bien, ¿en dónde sería que aparece la conexión británica con este tipo de hechos con tanta apariencia de intento secesionista? Sucede que la principal ONG que apoya los reclamos de estos grupos es “Enlace Mapuche Internacional”, o como se hacen llamar en el mundo global y virtual “Mapuche International Link”. Y aquí es donde comienzan a aparecer las sorpresas: al ingresar a su página web (http://www.mapuche-nation.org) se puede leer que “en 1996 un grupo de Mapuches y Europeos preocupados de la situación de las naciones y pueblos indígenas de la Américas, en particular del pueblo Mapuche de Chile y Argentina, lanzaron en Bristol, Inglaterra, la organización Mapuche International Link (MIL) o Enlace Mapuche Internacional.” Asimismo, al revisar en la misma página se puede constatar que la sede de la ONG se encuentra en el número 6 de la Calle de la Logia, en Bristol, Inglaterra.

Finalmente, al observar la nómina de autoridades, cuesta encontrar miembros mapuches, en tanto que abundan los de origen anglosajón.

Llama profundamente la atención que los anglosajones se preocupen en pleno siglo XXI por los pueblos originarios de América del Sur cuando en el siglo XIX no se escucharon este tipo de reclamos en contra del genocidio practicado en la frontera Oeste de Norteamérica hacia pieles rojas y sioux.

Por otra parte, no está de más recordar que según un informe de la ONU del año 2003, las guerras del futuro ya no serán por el petróleo sino por el agua dulce, elemento fundamental en estas épocas de contaminación y que abunda en la Patagonia Argentina.

La República Glaciar

Asimismo, también es importante tener presente que en marzo del presente año, gracias al accionar de la ONG ecologista Greempeace, fue fundado un nuevo país dentro del territorio de Chile: la República Glaciar. Sí, aunque cueste creerlo, la flamante nación fue presentada por un aviso a página entera en el diario The New York Times (el mismo diario que en agosto de 2002 proponía la secesión de la Patagonia como mecanismo para resolver el problema de la deuda externa). El aviso reza lo siguiente: “La República Glaciar nace porque en Chile existe un vacío en la legislación que no reconoce estas enormes masas de hielo como parte de su soberanía. Ni en la Constitución, ni en el Código de Aguas existe mención a los glaciares como bien público que debe protegerse activamente. Los glaciares no son del Estado, ni de los chilenos; los glaciares no son de nadie”. Todo ello puede ser corroborado en la página web www.republicaglaciar.cl y si bien el combo de pasaporte, bandera y juramento parecen más propios de una “República de los Niños” como la existente en la ciudad de La Plata, lo cierto es que los “glaciarinos” presentaron sus credenciales en el Palacio de la Moneda ante la Jefa de Estado Bachelet en representación de sus 40.000 ciudadanos, realizando luego una visita a la embajada argentina en Chile.

Es cierto que quizás a mucha gente esta aventura le cause más risa que preocupación. Y probablemente no llegue a mayores. Ahora bien, al conjugar los distintos elementos descriptos surge la sospecha de que la logia no sea solamente la calle donde tiene su sede “Enlace Mapuche Internacional” sino un elemento muy influyente en estas cuestiones. Más aún, teniendo en cuenta el concepto de imperialismo indirecto con el que se iniciaba este artículo, y la astucia y planificación con las que se manejan las estructuras de poder mundial, no convendría ignorar este tipo de hechos.

Por lo demás, esperemos que la dirigencia política argentina esté a la altura de las circunstancias y no olvide el pensamiento de don Hipólito Yrigoyen: “No temo tanto a los de afuera que nos quieren comprar, como a los de adentro que nos quieren vender”.

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