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Reflexiones

Los relatos salvajes de la vida en el país y el mundo

Según las palabras del director de la película ‘Relatos salvajes’, Damián Szifron, la conexión temática entre los relatos se refiere a la difusa frontera que separa a la civilización de la barbarie. Esta conclusión desnuda una sociedad con un profundo deterioro moral.

Según las palabras del director de la película Relatos salvajes, Damián Szifron, la conexión temática entre los relatos se refiere a la difusa frontera que separa a la civilización de la barbarie, del vértigo de perder los estribos y del innegable placer de perder el control. Esta conclusión desnuda una sociedad con un profundo deterioro moral. Aquí aparece la gran pregunta vinculada a su génesis: ¿esto es culpa de la política o de la sociedad que permite determinadas políticas? Cuando se vive en períodos democráticos como en la Argentina de este siglo, no existe la posibilidad de excusarse diciendo “este poder político no lo elegí, no me representa”. Los pueblos en democracia definen el camino que desean transitar a través de sus preferencias o convicciones. Los treinta y un años de ejercicio electoral deberían ser parte del afianzamiento, madurez y responsabilidad que indica la decisión de optar por un modelo de país.

El politólogo Guillermo O’Donnell refería sobre cierta simplificación que la ciudadanía realiza al desentenderse de su responsabilidad cívica luego de emitir un voto. Él denominaba a esa actitud democracia delegativa. Tal vez sea este el tema central no superado aún.

La política en su mala praxis puede ser una bala que no deja de matar más allá que el revólver flote en el río. Si las desviaciones de la política fuesen monitoreadas por el interés de la ciudadanía seguramente no llegaríamos a instancias tan terribles como las que hoy debemos padecer. A propósito de esto por momentos pareciese que todos los argentinos asistimos a la proyección de una reality llamado el reino del revés, el cual se muestra en todas las pantallas televisivas y tiene su adaptación radial en el género radioteatro. Podríamos decir que “me contaron que en el reino del revés el ladrón y el corrupto es más que el juez”. Hay otras figuras de admiración en esta Argentina del revés. El narco es una de ellas, el vicepresidente corrupto es otra.

Esta semana el ladrón que estuvo a punto de convertirse en asesino de un turista extranjero, tuvo sus cinco minutos de “big star”. Las pantallas de la decadencia argentina ofrecían el relato de este hombre, o el cuerpo irreconocible de Melina o el arresto domiciliario otorgado por la Justicia a un padre violador de su hija, o supergatitas.com o los asesinos de David Moreira… (¡por suerte está la ficción!).

Lástima que todas estas horas de triste decadencia no sean utilizadas para lograr encontrar con vida a los mellizos robados en la localidad de Zavalla a Liliana Montenegro.

Si la mirada nos lleva al mundo que nos rodea, la crueldad del reality muestra las decapitaciones que el grupo terrorista Isis filma y envía no en bandeja como el rey Herodes, sino en video con el testimonio de sus ejecuciones. En Albania, cuna de la Madre Teresa, el papa Francisco, con la autoridad de su investidura, no le tembló la voz al decir: “Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio! ¡Nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia! ¡La religión auténtica es fuente de paz y no de violencia!”.

Cuando nos involucramos en las realidades que acabo de describir siento que la presión constante y desbordante de la inflación generadora de brutal incertidumbre; la inseguridad militante de los más profundos miedos; el maltrato de bailar en el Titanic en un país posibilitador de estabilidades económicas si se lo sabe conducir; pueden desaparecer con el tiempo, pero la intolerancia y el autoritarismo que habitan por igual a la política como a la sociedad argentina son okupas muy difíciles de echar. ¡Pareciera que eso de perder el control es un éxtasis generador de profundo placer!

La sociedad toda debería estar de luto ante el desgarrador testimonio de la maestra rosarina Jorgelina Recondo, vicedirectora de la escuela Nº 1078 John F. Kennedy, cuando dijo: “Con el dolor en el alma tengo que decir que la mayoría de mis alumnos que terminaron 7º grado han muerto”.

No se necesita marketing ni encuestas, hemos fracasado absolutamente. El duelo debería servirnos para interrogarnos sobre qué hemos hecho o dejado de hacer cada uno de nosotros para lograr tanto fracaso.

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