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Ciencia aplicada

“Los investigadores saben que hay que generar riqueza”

Alejandro Vila, director del Instituto de Biología Molecular, habla de Bio.r, Aceleradora de Proyectos Biotecológicos.


Rosario cuenta, a partir de este mes, con una aceleradora de proyectos en biotecnología que tiene como objetivo favorecer el emprendimiento de proyectos creativos que agreguen valor. Con el mismo se pretende, además, articular las fuerzas del mundo del conocimiento y del universo empresario.

Se trata de un modelo que recurre a recursos existentes, al conocimiento acumulado, a su infraestructura instalada y a la capacidad y sólida formación de sus recursos humanos.

Al lugar se lo llamaba despectivamente “La Siberia”, por estar alejado y ser inhóspito. En la intersección de la avenida Belgrano y el bulevar 27 de Febrero, los yuyos trepaban por los esqueletos de cemento que prometían edificios que demoraban en llegar. Era una mezcla de abandono y desidia…

Sin embargo, con el tiempo y el esfuerzo cooperativo de personas e instituciones, el paisaje es otro. Hoy el predio lleva otro nombre, Centro Científico Tecnológico Rosario (CCT), los esqueletos de cemento son edificios que se propagan y, dentro de ellos, laboratorios y profesionales formados. Y con objetivos claros, sintiéndose parte de una política de Estado en la que logran plasmar proyectos que apuntan al conocimiento y a la aplicación tecnológica, con los que persiguen resolver problemas que demanda una sociedad que va en pos de una mejor calidad de vida.

Promediando el año, nace, en ese lugar, un nuevo emprendimiento biotecnológico: Bio.r, Aceleradora de Proyectos Biotecnológicos. “Éste, como todo proyecto nuevo, es un desafío. Nos dimos cuenta hace un par de años que era una necesidad, así que esperamos estar a la altura de cumplir y llenar las expectativas de esa necesidad”, afirma Alejandro Vila, director del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario.

“Bio.r surge de una evaluación que hicimos dentro del IBR y con otros investigadores del Conicet, aquí, en Rosario, partiendo del diagnóstico sobre el estado de madurez y desarrollo del sistema científico. Y también contamos en nuestra región con una madurez del sector empresario. Incluso con algunos casos de éxito donde se dieron interacciones eficientes, con patentes y productos en el mercado”, agrega.

“Por eso creímos –sostiene Vila– que era necesario establecer y profundizar una comunicación entre el mundo del conocimiento científico y el mundo de los negocios. Hemos vencido algunas barreras: los investigadores saben que hay que aplicar el conocimiento para generar riqueza, incrementando el PBI. Ya no ven más a los empresarios como gente que sólo piensa en ganar dinero; del mismo modo, los empresarios han dejado de ver a los científicos como gente encerrada en sus laboratorios, sin importarles el resto del mundo”.

Sin embargo todavía falta algo más, que es llenar una brecha entre ambos mundos y dar con el lugar en donde se pueda generar esa interacción. “De ahí el nombre de aceleradora”, marca el científico. Y agrega: “Con ella ofrecemos un espacio físico con laboratorios, equipamiento y gente capacitada con los que se puedan desarrollar proyectos con valor agregado. Y también ofrecemos un sistema de consultoría y asesoramiento para que los investigadores que quieran convertirse en emprendedores puedan salir del cascarón académico y canalizar sus capacidades hacia el desarrollo de empresas; generar una patente”.

La aceleradora lleva como nombre Bio.r y comenzó con un fuerte apoyo de Conicet para armar los laboratorios en un nuevo espacio; también apoyaron este proyecto el Conicet central, la Oficina de Vinculación Tecnológica de Conicet Rosario y la Fundación IBR.

Vila resume lo hecho desde principios de año hasta agosto: “A modo de ensayo hicimos una convocatoria dentro del IBR invitando a los investigadores que acerquen una idea de proyecto que pueda llegar a ser aplicada. Tuvimos 15 presentaciones, sólo dentro de IBR, y  la mayoría venía de investigadores jóvenes. La Aceleradora les dio apoyo de coaching y consultoría; gente con experiencia en el sector biotecnológico y en negocios ayudaron a que los investigadores elaboraran su idea para saber si el proyecto podría generar valor y definir el modelo de negocios. De esos quince proyectos presentados en febrero de este año se diseñaron 6 planes de negocios; los restantes se están reelaborando”.

Para seguir acelerando estos proyectos, la Aceleradora de Proyectos Biotecnológicos ayudó a los emprendedores a buscar fondos, los que podrían provenir del Estado o de empresarios. Esto hizo que accedieran a las personas o grupos indicados en unos pocos meses, lo que, de otro modo, les hubiera demandado años.

A partir de la presentación en sociedad,  Bio.r saldrá a ofrecer los servicios de la Aceleradora al resto de los diferentes institutos de investigación y las facultades de Rosario y de la región, con intereses en desarrollo de proyectos en biotecnología, y al sector privado.

El Estado provincial también acompaña

“En la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación, siguiendo los lineamientos de la política trazada por el gobernador, desde hace algo más de ocho años trabajamos con políticas activas con el objetivo de impulsar plataformas adecuadas y modernas que articulen conocimiento científico con la producción tecnológica, con el fin de alcanzar un alto impacto económico y social”, sostiene David Asteggiano, titular de la máxima área científica del Estado provincial. “Estos espacios son verdaderos pulmones de la innovación regional, tan diversa dentro de un territorio extenso y con características regionales propias y dinámicas que se distribuyen a lo largo de más de 1.000 kilómetros de extensión. Apuntamos a la asociatividad y a la generación de valor que nos llevará a la creación de empleos de calidad”, agregó el funcionario.

El ingeniero Asteggiano, al frente de la Secretaría de Estado, que prácticamente tiene rango de Ministerio, pasa revista a las diversas iniciativas que, en la materia, gestiona el gobierno provincial: “Estamos convencidos de que el Estado debe tener la decisión y la iniciativa para crear un ambiente adecuado y actuar en la economía del conocimiento. Por ello participamos activamente, a través de diversas acciones públicas y privadas, para canalizar equilibradamente el desarrollo de las regiones santafesinas. Ejemplos de ello son el Parque Tecnológico del Litoral Centro en Santa Fe, el Polo Tecnológico del Norte Santafesino con sede en Reconquista, el Primer Polo de Diseño en Rafaela, el Centro de Innovación y en Sunchales y, en Rosario, Zona i” un parque tecnológico provincial que proyecta a Rosario como un nodo tecnológico de vanguardia. Una obra emblemática ubicada en el predio del ex Batallón 121 que se integra a un programa de desarrollo urbanístico integral e inédito de la zona sur de la ciudad. Antes de finalizar el año podremos colocar el primer jalón que dará vida al trípode «conocimiento, empresas, Estado», con la radicación de 17 empresas pioneras en la Primera Nave de Tecnología, todas TIC e Ingeniería”.

Asteggiano asocia la creación de Bio.r con el ambiente emprendedor de Santa Fe, y afirma: “Desde el Estado provincial acompañaremos las siguientes etapas de su desarrollo, ofreciendo espacios en las naves y contenedores tecnológicos que estamos adecuando en Zona i para nuevas empresas, haciendo posible la radicación de los emprendimientos tecnológicos que se generen en el ámbito de la aceleradora”.

“La tendencia es que este tipo de iniciativas se vayan multiplicando, para lo cual creamos el primer marco normativo que da reconocimiento y promoción a los parques, polos y áreas tecnológicas que han sido creados”, concluye Asteggiano.

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