La Cazadora

Pensar la violencia

“Los discursos de odio contra la comunidad LGBT pueden causar una muerte el día de mañana”

La presidenta de la Federación Argentina LGBT, Flavia Massenzio, conversó con La Cazadora y reflexionó sobre los orígenes de la discriminación. La Defensoría del Pueblo recibe al rededor de 200 denuncias de crímenes de odio por mes. El rol de las figuras públicas en los mensajes de odio


“Los discursos de odio que escuchamos en los medios masivos de comunicación tienen una consecuencia directa en nuestros cuerpos y en nuestras realidades”, dijo a La Cazadora Flavia Massenzio, presidenta de la Federación Argentina LGBT (FALGBT). La activista remarco que, por mes, la Defensoría del Pueblo de la Nación recibe más de 200 denuncia por violencias y expresiones de odio contras las disidencias sexuales. Ese dato forma parte del último informe de Observatorio de Crímenes de Odio que la Federación elabora periódicamente para visibilizar las violencias que viven en nuestro país lxs lesbianas, gays, travestis, trans y bisexuales (entre otras identidades disidentes), motivadas por discriminación por orientación sexual, la identidad de género y su expresión.

El Observatorio de Crímenes de Odio se conformó en 2016, cuando se concretó un primer registro anual de los casos de vejaciones y asesinatos de personas LGBTIQ+. “Cada año lanzamos dos informes: uno de medio término, cada seis meses, y otro anual”, explicó Massenzio.

“En lo cotidiano, la Defensoría del Pueblo recibe 200 consultas mensuales que tienen que ver con discriminación y violación de derechos de población LGBTIQ+”, dijo la militante por los derechos de las disidencias sexuales a La Cazadora. Esto “revela que todavía hay una brecha entre la igualdad jurídica y la igualdad real”, analizó.

“Argentina tiene ley de Matrimonio Igualitario, tiene ley de Identidad de Género, tiene legislación de vanguardia a nivel de diversidad sexual y derechos humanos. Pero, ¿qué pasa con nuestra población LGBT?”, se preguntó. “¿Vencimos la desigualdad? No. Por eso nosotros necesitábamos expresarlo”.

Flavia Massenzio, presidenta de la Federación Argentina LGBT+

 

Massenzio entiende que la necesidad de elaborar los informes radica en contar con “información veraz de lo que sucede”. Y afirma que, además, aportan “una herramienta de la vivencia de lo que pasa” en la comunidad LGBT. “Esos discursos de odio que escuchamos en los medios masivos de comunicación tienen una consecuencia directa en nuestros cuerpos y en nuestras realidades”, advirtió.

El último informe del Observatorio arroja un total de 120 crímenes de odio registrados en 2021 entre los que se incluyen lesiones contra el derecho a la vida en un 71% (asesinatos, suicidios y muertes por violencia estructural) y lesiones al derecho a la integridad física en un 29% (violencia física que no terminó en muerte).

Massenzio aclaró que, en comparación con el año anterior, “pudo haber bajado el número de crímenes en general” pero, al mismo tiempo, “subió la cantidad de asesinatos”.

“Las provincias de Argentina que tienen más crímenes son las que tienen mayor población y densidad demográfica, pero hay provincias que tienen menores densidades poblacionales y menos superficie y, sin embargo, registran un número elevado de crímenes de odio”, detalló.

Ocho de cada diez crímenes de odio registrados en la Argentina fueron contra la población trans

La activista distinguió que, cuando se comparan los registros de femicidios con los de crímenes contra la comunidad disidente, surge que, en general, los femicidios se cometen en lugares privados, mientras que los crímenes de odio contra la población LGTBIQ+ son perpetrados en la vía pública en el 34% de los casos. “Esto llama la atención por cómo está socialmente naturalizada la violencia hacia nosotres, a nuestros cuerpos. Las compañeras trans laburan en las esquinas muchas veces, las que son trabajadoras sexuales. Entonces, es en el ámbito público donde terminamos sufriendo más violencias”.

El informe termina dando una serie de recomendaciones al Estado argentino sobre políticas públicas para prevenir y erradicar la violencia sobre la población LGBTIQ+, haciendo hincapié en dos legislaciones fundamentales:  la reforma de la ley antidiscriminatoria, y una nueva ley integral trans, colectivo que es el sujeto vulnerado del 80% de los casos de crímenes de odio en el último año. “Teniendo en cuenta estos datos, estas dos leyes son fundamentales”.

¿Ciudades Gay Friendly?

Los casos de violencia por expresión de género u orientación sexual en el país, por su distribución geográfica, se encuentran mayormente concentrados en la provincia de Buenos Aires, con un 32,5% de los casos; en la provincia de Córdoba, con el 10,83%; en la ciudad de Buenos Aires, con el 9,17%; y en la provincia de Santa Fe, con el 6,67% de los crímenes perpetrados en su territorio.

Tanto la ciudad de Buenos Aires como la de Rosario han sido calificadas reiteradas veces como ciudades «gay friendly», y sin embargo son los principales conglomerados urbanos donde se han llevado adelante la mayor cantidad de crímenes de odio.

Para Massenzio, son estas calificaciones las que hay que interpelar: “Muchas veces nos preguntan «¿y qué más quieren? Si ya tienen de todo?». Bueno, queremos reflejar esto. No podemos llamarnos una ciudad que abraza la diversidad cuando tenemos estos números, cuando tenemos esta violencia”.

“Hay una realidad que debe reflejarse. Podemos llamarnos, como hace la ciudad de Buenos Aires, «ciudad gay friendly». Podemos hacer festivales y pintar murales. Pero hay una realidad: la Defensoría LGBT recibe 200 denuncias por mes y muchas de ellas son por discriminación en la ciudad de Buenos Aires. Hay un déficit, un error en la definición de a que políticas públicas se destina el presupuesto”, dice la presidenta de la FALGBT. “Toda política pública se traduce en presupuesto y ese presupuesto tiene que volcarse a resolver estas violencias y pintar menos murales”.

El origen

Al ser consultada sobre el origen de la violencia sobre el colectivo LGBTIQ+, Massenzio recuerda que hasta 1996 en Caba los códigos contravencionales y de faltas contenían “artículos que expresamente criminalizaban la homosexualidad y el travestismo”.

“Si salíamos a la calle, íbamos en cana 20 o 30 días detenidos”. Para la activista, aún hoy perdura esa persecución. “Todos estos resabios de esa cultura de que éramos un delito, todavía están. En Argentina, el último artículo que criminalizaba a la homosexualidad y el travestismo se derogó en 2012, un día después de que se aprobara la ley de Identidad de Género. No fue hace mucho”, detalló. E insistió: “Tenemos todavía en esta sociedad estos resabios de lo ha sucedido con nosotres”.

Massenzio es lesbiana y recuerda que una tarde, antes de subir a un colectivo, se despidió de su pareja con un beso. Al subir al transporte, una mujer ubicada entre los primeros asientos la acusó de ser la causa de la pandemia de coronavirus: “Muchas personas todavía nos creen un pecado. Yo soy grande y me puedo defender, pero una chica que sea más joven capaz que le termina haciendo muy mal. Está todavía esa condena social y moral hacia nosotres cada vez que salimos a la calle”.

El temor que la sociedad ejerce sobre la población LGBTIQ+ refleja la violencia que sufre este sector de la población: “Hay una frase que siempre repetimos, y es que antes (de mostrar una expresión de cariño a otra persona) tenés que pensarlo dos veces. No sabés con qué te va a salir el que está manejando un taxi si te subís de la mano con tu compañera ¿Por qué tenemos que vivir así, con este temor?”.

La discriminación en los medios, el odio en la cultura

Las expresiones culturales se encuentran, actualmente, en constante revisión. Para Massenzio, “hay un proceso integrador que se vive desde hace algunos años”, que da cuenta de un avance. “Hay series que se ven en la televisión que reflejan nuestras identidades o que han cambiado el enfoque de esas representaciones. Hoy por lo menos nos llaman, como Federación, para opinar qué nos parece sobre distintos espacios, para ver qué nos parece. Hay una herramienta de la Defensoría para denunciar si aparece un contenido que es ofensivo. Lo más difícil es, tal vez, seguir construyendo un sentido común distinto que valore y celebre la diversidad. Eso todavía nos falta”.

La contracara a esto son las expresiones políticas y sociales de la derecha más reaccionaria, con representantes en los espacios de toma de decisión política y en los medios de comunicación, que ocupan cada vez más espacio en la escena pública: “Lo vemos con mucha preocupación y no subestimando a nadie. Los vimos en otros lugares y sabíamos que iban a llegar a la Argentina. Hoy tienen espacios de poder, como diputados en las bancas del Congreso, con esos discursos libertarios” que devienen en muy violentos a la hora de referirse a la población LGBTIQ+: “Hacen mucho daño”, dice la presidenta de la Federación Argentina LGBT.

“En el informe que presentamos no llegamos a registrar la cantidad de insultos y de actos discriminatorios que no terminan en violencia física. Hay un montón de tipos de discriminación que generan estos discursos de odio”, insistió Massenzio, poniendo como ejemplo a la conductora televisiva Viviana Canosa y a los militantes libertarios. “Este tipo de discursos de odio aparecen simplemente por decir quién sos, por expresar tu identidad, pero están y generan violencia. Empiezan en eslabones pequeños pero terminan en estos crímenes de odio. Tenemos que trabajar fuertemente la discriminación para entender que ese discurso de odio puede causar una muerte en el día de mañana”, sentenció la militante.

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