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Sociedad

Los avatares del lazo amoroso

La Real Academia Española define al amor como un sentimiento intenso del ser humano que por su propia insuficiencia busca el encuentro y unión con otro. Mucho antes, Platón había descrito la existencia de tres sexos, unidos al Sol, la Luna y la Tierra.


Demandas de amor no comprendidas. Diálogos interrumpidos o fallidos. Palabras excedidas o silenciadas. Demandar. Dialogar. Escuchar. Comprender. Cuatro verbos sin sujeto y predicado. Cada amor una historia, cada sujeto un caso particular. Cada verbo será conjugado dentro de un mar de interrogantes.

Cuando de lazos de amor se trata, el comprender está lejos de ser alcanzado. Atravesados por lo inconciente, los deslices, los sin sentido, las demandas, las ausencias. Comprender la demanda de amor del otro es una tarea tal vez imposible. Se puede comprender que hay amor, pero no qué se demanda en ese pedido de amor.

Versiones del amor

El diccionario de la Real Academia Española define al amor como: “Aquel sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. Dicha definición del amor ya nos ubica como sujetos en un lugar de falta, siendo el encuentro con el otro, el que genera una sensación de completud. Pero usted y yo sabemos, que en la vida amorosa la experiencia de sentirse pleno, colmado, lleno es tan sólo una ilusión que algún día, más temprano que tarde, culmina.

La versión que desarrolla Platón del nacimiento del amor en “El banquete de Aristófanes” relata que la humanidad comprendía tres sexos. Lo masculino descendiente del Sol, lo femenino descendiente de la Tierra y un tercero común a estos dos, el andrógino (hombre-mujer), descendiente de la Luna. Como los astros de los que provenían eran circulares, poseían dos cabezas, cuatro piernas y cuatro brazos. Eran seres tan fuertes, completos y poderosos que los dioses, temiendo ser atacados por ellos, decidieron mutilarlos para disminuir su fuerza. Entonces Zeus determinó dividir a todos los seres humanos en dos mitades. A partir de allí, cada parte buscaba su otra mitad, y al encontrarla se abrazaban anhelando aquella unidad perdida, y luego morían de hambre al no querer desasirse unos de otros.

En ambas versiones del amor, el sujeto busca en el otro aquello que le falta, se trata de una dimensión imaginaria del amor.

Cuando nos referimos a la palabra amor, pareciera que ella se circunscribe al amor de pareja, pero la palabra amor incluye el amor sexual, el amor a sí mismo, el amor a los hijos, la amistad y el apego a objetos concretos e ideas abstractas. Es por eso tan común escuchar expresiones como: amo ese vestido, amo irme de vacaciones, en general más propias del género femenino. El hombre también ama objetos, pero no suele expresarlo de manera tan abierta.

Coexistimos día a día a su vez con los lugares culturales adjudicados al hombre y la mujer en las relaciones amorosas. También contamos con versiones culturales del amor.

Que el amor es para toda la vida. La existencia del flechazo. Amores que matan. El amor no correspondido. La versión comprobada de que la convivencia desgasta el amor.

Pero no nos engañemos, que cuando de angustias de amor se trata, los interrogantes son muchos y las respuestas emigran. Amores que en el encuentro se desencuentran más allá de lo visible.

Relaciones de Pareja

En las relaciones de pareja anidan todos aquellos submundos infantiles que son parte de la historia de cada uno, los cuales afloran sin ser vistos en cada instante. Se trata de una difícil tarea, la de tener una pareja y sostenerla sin perderse como sujeto, es decir, conformar un “nosotros” sin perder la propia singularidad.

Pero en el día a día las cuestiones más mundanas emergen y se hacen presentes en la convivencia. Sin embargo, nadie en verdad discute por no coincidir en su conceptualización del amor, si le gusta más la de Platón o la del diccionario. Cualquiera puede poseer sentimientos inimaginables, tan solo porque su partenaire no sacó la basura a la noche (cuestiones mundanas si las hay).

Entonces, ¿dónde se ubica la complejidad del lazo amoroso?

El lazo amoroso está mediatizado por demandas, reproches, celos, ilusiones, desilusiones, pedidos, risas, llantos, reclamos, alegrías, hastío, enojo, placer, sufrimiento y demás palabras con sus respectivos antónimos.

No es posible generalizar cuando cada pareja tiene su propia dinámica de funcionamiento, particular y única, que la hace diferente al resto. Pero existen ciertas características que son propias del lazo amoroso. Lo importante es tolerar el sinsentido, la incertidumbre, soportar lo inevitable, enfrentar los miedos. Aceptar las diferencias y debilidades.

Día a día nos enfrentamos a una tragicomedia de la vida cotidiana donde los vaivenes del amor nos someten a prueba en cada instante.

A el verbo amar se lo puede conjugar aplicado a una golosina, a un deporte, a una película, a la música, y también se ama a alguien. Se comienza a amar a ese alguien por algo. Sea un gesto, una mirada, una actitud, algo que desencadenó ese movimiento primero. Entonces, el amar a alguien se apoya en un principio en el amor de “algo”. Suele surgir luego el interrogante: ¿Qué significo para él o ella? O bien quiero que me ame por quien soy.

Escribe Jorge Luis Borges en “El Inmortal”: “Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filosofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy”. Ser significados por el otro/a es propio y paradigmático de la pareja. Demandar aquel significante que falta. ¿Quién soy para el otro/a?

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