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Tierra sin paz

Lo que sucede en Israel hoy

El filósofo y analista judeo-argentino Gustavo Perednik expresa su opinión sobre el conflicto que mantiene su país con Hamas y afirma que los israelíes tienen el “derecho a defenderse” porque están siendo atacados por “miles de misiles”.


“La vida cotidiana en Israel consiste en que a cada rato escuchás una sirena y, una vez que eso sucede, tenés 15 segundos para ir a esconderte”, asegura Gustavo Perednik al explicar la situación de los israelíes. De paso por Rosario, donde presentó su libro “Desde el juicio a Eichmann. Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización”, y brindó una conferencia en el centro Natan Gesang, el filósofo judeo-argentino que reside en Jerusalén dialogó con El Ciudadano y dio su posición sobre el conflicto de su país con Hamas.

—¿Qué es lo que sucede en Israel hoy?

—En general yo tendería a contestar cómo Israel está siendo agredida por misiles. Como la pregunta es más general, digo que Israel es un país floreciente. En medicina, en agricultura, en tecnología, en ciencia. Sin recursos naturales ha hecho un milagro en el desierto y todo con una población que es sobreviviente de las peores persecuciones.
En términos generales, diría que lo que ocurre en Israel hoy es que es una democracia vibrante, es un país de derechos, de derechos humanos, de dignidad de la mujer, de pluralidad, de respeto a otras religiones. Todo eso rodeado por un mundo totalitario,
misógino, violento. Por eso hoy estamos viviendo un capítulo más de la agresión constante de la que Israel es objeto. La diferencia que tiene la de hoy es que es mucho más clara porque siempre nos costó a los judíos y a los no judíos que simpatizan con Israel, nos cuesta entender esta hostilidad habitual de los medios para con Israel. Este país está siempre dispuesto a hacer concesiones y da, y da. Siempre el pedido es por qué hacen esto, o por qué se defienden así. Pero en esta oportunidad, el grupo que está atacando a Israel no es ni el pueblo palestino ni la Autoridad (Nacional) Palestina, sino un grupo muy acotado que se llama Hamas, cuya plataforma está en los medios y cualquiera la puede leer en internet. Esta plataforma dice que hay que matar a todos los judíos donde estén. Dice que esa tiene que ser la verdad de la Tierra y que el Islam se va a apoderar del planeta. Ellos practican la pedofilia organizada, casamientos con niños de nueve años, todo eso fotografiado. Eso no lo digo yo, sino que lo dicen ellos. También plantean la muerte a la homosexualidad, lo que ellos llaman desvíos; al apedreamiento de las mujeres adúlteras, el flagelamiento a los que beben alcohol, sin ninguna libertad a los derechos humanos. Este grupo recibe más solidaridad que la vibrante democracia israelí que está siendo atacada por misiles que nos mandan desde ahí. Si esto no fuera trágico, sería cómico. Yo no sé si alguno de los lectores de El Ciudadano conoce algún país que siendo atacado diga: “Mátennos a todos”.

—¿Cómo es la vida cotidiana en Israel?

—La vida cotidiana en Israel consiste en que a cada rato escuchás una sirena y una vez que eso sucede tenés 15 segundos para ir a esconderte. Estos 15 segundos pueden agarrar a una mujer embarazada que no se puede mover, a un hombre en silla de ruedas, a una señora que va con tres chicos en la calle. Esto genera un pánico general en la población. Tenemos 15 segundos para ir a los refugios. ¿Cuánto tiempo tenemos que resistir una situación así?, ¿no sería natural que quisiéramos destruir los lanzamisiles?
¿Qué se propone Israel? Destruir los lanzamisiles de Hamas. Entonces, nos dicen: « ¿Por qué no se mueren más de ustedes, porque al final los de Hamas no mataron a tanta gente?». Claro, porque todo el Estado israelí está reclutado para defender a la población. Del otro lado es al revés, ponen a su propia población al lado de los lanzamisiles para que cuando Israel los destruye mueran civiles, niños lamentablemente. Entonces ellos llevan eso a las cámaras de la televisión y dicen: “Miren qué brutales que son los israelíes”. La descontextualización es así, porque en ese lugar había un lanzamisil y todo lo que hizo Israel fue intentar destruirlo.

—¿Qué posibilidades de pacificar la región hay?

—Con Hamas, cero. ¿Qué posibilidades hay de pacificar el mundo con Al Qaeda que es un grupo que dice que va a conquistar el planeta por la fuerza? ¿Qué posibilidades de pacificación había con el nazismo? Ninguna posibilidad porque son grupos que nacen para conquistar el mundo por medios terroristas. Lo dicen ellos, no lo digo yo. La única posibilidad es vencer a Hamas. Eso no quiere decir vencer a los palestinos, ni siquiera vencer a la Autoridad Palestina que en este caso se está comportando con mucha moderación. Ni siquiera se trata de vencer a los árabes. Egipto está del lado de Israel. Y eso que el presidente de Egipto es un musulmán convencido. Acá no se trata de musulmanes, sino que se trata de islamistas radicales que quieren imponer la peor guerra del Islam en el mundo entero.

—¿Cómo llega Hamas a gobernar la Franja de Gaza?

—Hamas se apoderó del poder y no queda ninguna duda. Ellos se apoderaron del poder cuando la Autoridad Palestina recibió en manos el regalo de la Franja de Gaza entera de Israel. Es la única democracia en el mundo que desde el 2005 expulsó a su propia población en aras de la paz. Ellos podrían haber construido el Singapur del Medio Oriente, en Gaza. En vez de hacer eso, destruyeron todo lo que hizo Israel. Invernaderos, establecimientos agrícolas, escuelas, todo eso lo destruyeron y transformaron a Gaza en una base terrorista. En su momento fueron muy populares. Hoy la popularidad está en un descenso muy claro. Ser populares no tiene nada que ver con que sean asesinos. En todo caso eso habla mal de la población que los sostiene. Mientras no comenzaron esta guerra eran más populares que ahora. La población está notando que los líderes se esconden en los búnkers y dejan a los niños morirse en el ataque contra los misiles. La solución del conflicto está al alcance de la mano, pero no con Hamas. El error fue que hace unos meses la Autoridad Palestina incorporó a Hamas al gobierno. Eso les provocó hacer lo que están haciendo ahora. Israel puso el grito en el cielo, algunos gobiernos amigos como Canadá también. Ni Estados Unidos, ni la Unión Europea, ni las Naciones Unidas condenaron el ingreso de Hamas a la Autoridad Palestina ¿Cómo se va a incorporar a un gobierno que dice ser un Estado en formación, a un grupo islamista que dice que no va a parar hasta destruir a nuestra población? Esto fue el comienzo del problema actual.

—Una cuestión es que Hamas no tiene escape porque Israel los ataca y no tienen salida del lugar.

—Israel no los ataca, sino que ataca a los lanzamisiles para que dejen de lanzar misiles. El día de mañana deja de tirar misiles y no se los ataca más.

—¿Cuál es el plan?

—El plan es que Gaza se desmilitarice. Que no haya más túneles ni lanzamisiles para atacar a Israel. Fijate de lo que estamos hablando. ¿Hay algún país en el mundo que diga que con tres misiles por semana que le arrojen no es nada, o con túneles con posibilidad de atentado y que maten a 100 chicos en una escuela, la dejamos pasar?
Los judíos estamos tan mal acostumbrados a esto que cuando escuchamos a un gobernante que dice que Israel tiene el derecho a defenderse, nos sentimos agradecidos y pensamos que es pro-israelí. Creo que ningún ente en la vía láctea no tenga derecho a defenderse.

Acerca de la “banalización del nazismo” en la actualidad

En su libro “Desde el juicio a Eichmann. Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización”, uno más de una vasta colección dedicada a problemáticas del judaísmo, Perednik cuestiona los interrogantes que propone Hannah Arendt a propósito del juicio que se le hizo en Israel al criminal nazi Adolf Eichmann, que termina banalizando al nazismo.

Preguntado por qué hay una banalización del nazismo, Perednik expresó: “Hay varios factores. Algunos quieren banalizarlo porque lo quisieron repetir, entonces lo que hacen es blanquear al nazismo. Y quieren instaurar una sociedad totalitaria. Otros lo banalizan de puro ingenuos que son”.

“Entonces –continúa– dicen que no fue para tanto. Otros, que son los peores, quieren banalizarlo porque se llaman a sí mismos posmodernistas y plantean básicamente que no hay valores en la sociedad. Según ellos, no hay forma de de demostrar que Hitler estaba equivocado porque él tenía su opinión, como otro puede tener la suya. Esta posición socava toda posibilidad ética de la humanidad y esto debe ser desenmascarado. Por eso, mi libro trata de hacer eso”, explica.

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