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Política

Lo que no se dijo de la cumbre del G20

La declaración en Brisbane está disponible en la web  con 21 puntos. En ninguno hay mención al tema de las deudas soberanas ni menos a los fondos buitre.

El gobierno difundió con bombos y platillos la reciente declaración de la reunión en Brisbane, Australia, del G-20, mostrándolo como un logro espectacular de la delegación argentina y como el “hecho histórico” de que por primera vez una declaración del G-20 incluye una referencia a los fondos buitre y a la resolución de los conflictos de deuda soberana. Esta nota sostiene que desde una lectura de la declaración del G-20 menos superficial que la que se difundió, lo que hizo el gobierno es una maniobra informativa.

La declaración del G-20 en Brisbane está disponible en la web: tres páginas con 21 puntos. En ninguno hay mención al tema de las deudas soberanas ni menos a los fondos buitre. Atrás de los documentos de apoyo, en el Anexo, y como parte de la declaración, aparecen recomendaciones para acciones futuras y ahí figura la mención a la que refiere el gobierno. Pero leyendo en detalle el texto, va en sentido contrario a la estrategia desplegada por el gobierno. La declaración no menciona para nada a los fondos buitre y dice en cambio que hay que reforzar el diseño de cláusulas de pari passu y de acción colectiva.

¿Por qué las cosas son más bien al revés de lo que sugiere el gobierno? Lo que está planteado hoy a nivel mundial es si los mecanismos actuales de resolución de defaults de deuda soberana (de países) son aptos o necesitan ser reformulados para evitar que se exploten estrategias judiciales (como la de los fondos buitre). Hay dos grandes frentes. Por un lado, los que promueven un corrimiento hacia reglas estatutarias explícitas que a través de instituciones como una corte arbitral internacional manejen este conflicto y eviten que termine como en el caso de la Argentina. Allí hay académicos, ONG, miembros de organismos internacionales y, por supuesto, la Argentina y los 124 países que votaron a favor de la Resolución 68/304 de la ONU el pasado 9 de septiembre. Por el otro, los que ven que una regulación sesgada hacia controles que favorezcan a los deudores va a resultar en menos financiamiento para los países que se esfuerzan en cumplir sus compromisos. Para este frente, la solución tiene que estar basada en los mercados a través del perfeccionamiento de los contratos de deuda y, en particular, de los mecanismos por los que una mayoría de tenedores que acepten un canje (en proporciones menores que los que obtuvo la Argentina) pueda obligar al resto a aceptar y así limitar la acción disruptiva de los fondos buitre.

¿Hacia cuál de estos dos frentes apunta la declaración del G-20? Sin duda, hacia el segundo. Lo hecho en Brisbane no es sustituto de una acción más firme, pero va en sentido opuesto al que propone el gobierno. Pero eso es lo que votó la Argentina y, para peor, lo difundió como una victoria.

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