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Barrio Ludueña

Lo matan en robo: acompañaba a su esposa a tomar el colectivo

Fue ultimado de un tiro en la cabeza cuando intentó resistir asalto, machete en mano, ayer por la mañana en Larrea al 500.


Un hombre de 46 años fue asesinado ayer por la mañana en barrio Ludueña en medio de un asalto. Según fuentes del caso, la víctima caminaba con su esposa –cada día la acompañaba a tomar el colectivo para que ella fuera a trabajar– cuando aparecieron dos muchachos que les quisieron robar; él se resistió con un machete que llevaba consigo y le metieron un tiro en la cabeza.

Vecinos denunciaron que el lugar es zona liberada y aseguraron que un grupo de policías que trabajaba en el lugar se negó a intervenir. Hasta anoche no había detenidos por el caso.

Norma y Juan vivían en una casa de Tucumán al 5300. Según contaron allegados a la pareja, todas las mañanas se despertaban un rato antes de las 5.30, desayunaban, se vestían y salían a la calle. Ella debía tomar el colectivo en la esquina de Santa Fe y Larrea para ir a trabajar como empleada doméstica; y Juan, que se ganaba la vida como empleado de un cementerio, la acompañaba, porque en su barrio es muy común que asalten a la gente por la mañana.

“Yo los veía pasar todos los días. Gente laburante, que se esforzaba”, aseguró un vecino que presenció los hechos porque él también se despierta temprano.

“Para esperar a mi hijo que viene del laburo de madrugada y no quiero que le pase nada”, describió.

Ayer, como todos los días, Norma y Juan salieron de su casa. Caminaron por Tucumán unos metros hacia el oeste y doblaron para el sur en calle Larrea.

Hicieron 100 metros, cruzaron Urquiza, transitaron media cuadra y, en la esquina de pasaje Pessan (Larrea al 500) se les aparecieron dos muchachos que estaban escondidos detrás de un auto.

Empuñando un arma, los recién llegados amedrentaron a la pareja y le exigieron el bolso a Norma, en el que llevaba unas pocas pertenencias para su jornada laboral. Ella obedeció, pero Juan no tuvo la misma actitud, e intentó defenderse con un machete que llevaba entre sus ropas.

La pelea fue despareja, Juan no llegó a tocar a sus contrincantes. Uno ellos reaccionó y le gatilló tres veces. Los dos primeros proyectiles no salieron, pero el tercero sí: se incrustó en el cráneo del empleado del cementerio. La víctima quedó tendida sobre el asfalto, justo en la mitad de la esquina con Pessan.

Según contaron vecinos, a escasos metros de la escena del crimen había un grupo de policías que no hicieron caso a sus pedidos de socorro.

Para cuando la ayuda médica llegó al lugar del asalto, Juan Aguirre, de 46 años, ya estaba muerto. El esclarecimiento del hecho quedó a cargo del fiscal de Homicidios Dolosos Rafael Coria.

Hasta anoche no había detenidos ni sospechosos por el caso.

Venían probando

Según contaron vecinos, los dos homicidas habían intentado robar a otras personas antes. Primero, quisieron abrir una casa de Camilo Aldao al 500 con una barreta y tuvieron que huir cuando el dueño del domicilio se dio cuenta y les gritó desde adentro.

Salieron corriendo hacia el sur, doblaron por San Lorenzo con dirección oeste y allí intentaron asaltar a un repartidor de lácteos de La Serenísima; pero el distribuidor se dio cuenta y logró esconderse en una panadería. Los ladrones siguieron su paso con dirección oeste unos 50 metros, doblaron en Larrea, caminaron media cuadra y se escondieron detrás de un auto.

Desde allí sorprendieron a Norma y Juan.

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