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Lo liberaron por error y ayer se entregó

Joven había recuperado la libertad la semana pasada por una mala interpretación de una orden judicial.

El joven procesado por el crimen de Maximiliano “Quemadito” Rodríguez que quedó en libertad la semana pasada por un error de interpretación de parte de las autoridades de su lugar de detención se presentó ayer ante los jueces de la Sala II de la Cámara de Apelaciones.  El muchacho de 23 años llegó acompañado por sus familiares para luego quedar detenido por orden del magistrado Javier Beltramone de Instrucción 9ª.  En ese marco, la Justicia ordenó una investigación paralela para aclarar si hubo irregularidades en el proceder del personal de la Alcaidía de Rosario.

Jesús Romano, de 23 años, recibió a principios de este mes una falta de mérito por parte del juez Beltramone por una investigación en donde se lo acusaba por amenazas. En ese marco, el magistrado a cargo de Instrucción 9ª informó a las autoridades del penal de la Alcaidía Mayor, ubicada en avenida Francia al 5200, que debía quedar en libertad en esta causa y Romano, el miércoles pasado, fue liberado. Sin embargo, el muchacho está imputado en otra causa que lleva el mismo juez como partícipe primario en el homicidio del Quemadito Rodríguez, ocurrido en febrero del año pasado en avenida Pellegrini y Corrientes mientras caminaba con su novia. Tras recuperar la libertad, al joven se le dictó un pedido de captura porque se lo consideraba prófugo en la causa por el homicidio de Rodríguez.

“Me vengo a entregar porque nunca me aclararon que todo fue un error de Alcaidía. Las primeras veces que me llamaron para presentarme a las declaraciones indagatorias nunca me escondí porque soy totalmente inocente. Me acusan de haber entregado a mi propio amigo, como yo sabía donde vivía, había mucha gente que también estaba enterada adonde estaba”, aseguró ayer a la mañana Romano en los pasillos de Tribunales en referencia a la carátula del delito que se le imputa, que es el de ser el entregador del Quemadito.

“La hermana (por el Quemadito) me acusó de haberme quedado con beneficios de los negocios que tenía. Es más, su padre me mandó a decir que si no le devolvía la plata me iba a seguir acusando de entregar a su hijo, pero como no tenía la plata nunca me preocupé”, explicó el joven sobre su interpretación del origen de la acusación en diálogo con El Ciudadano.

En ese sentido, el muchacho contó que se presentaba en la Sala II de la Cámara de Apelaciones porque sus abogados defensores, Marcos Cella y Germán Mahieu, habían realizado la apelación de su procesamiento en la causa por el crimen del Quemadito.

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