“Houston, Houston, quizás una de las lunas de Saturno es habitable para el ser humano http://bit.ly/2oE5EMg . ¡Pero no, Houston! Detengan el experimento inmediatamente y comiencen el conteo de la madre de las bombas: 3,2,1…”.
La noticia de un jueves menos santo que ninguno fue esta mayor explosión –luego de Hiroshima y Nagasaki– realizada por el gobierno de USA hacia Afganistán (aquí detalles del armamento https://youtu.be/i9H50tHiHjs). Mientras tanto, en el principal centro de negocios del mundo, Wall Street, las acciones bajaban, en su mayoría por el ataque, y generan incertidumbre internacional. Contradicciones entre el movimiento de dinero, noticias y violencia, a interpretar en las próximas líneas. ¿Actuaciones o provocaciones?¿Dónde está el negocio? ¿Dónde está la plata? ¿La violencia vende? Quizás Donald Trump se parezca en los próximos meses cada vez más al líder de Norcorea, Kim Jong-un –ambos en común con peluqueros excéntricos– y ambos con esa necesidad de jugar al doctor sin anestesias. Lo esencial es incierto e invisible. Y las certezas son violencia cada vez más violentas.
En nuestro país no escapamos de esta realidad y estamos bien insertados. Esta semana nos desayunamos con golpes por parte de instituciones de vigilancia a los maestros, más paros, marchas, tomas y contramarchas. Para algunos, este tipo de noticias son estrategias del marketing (según el color ideológico); para otros, permiten tapar otras informaciones más importantes que “no deben” tener divulgación masiva. Lo cierto es que mientras todos nos peleamos otras noticias surgen casi invisibles: la aerolínea LAN, el día del paro de la CGT, puso a disposición los vuelos de Río Gallegos a las Islas Malvinas (Falkland, Mount Pleasant) http://bit.ly/2pfw6d8 . También YPF va a comprar Shell (empresa con capitales Británicos y Holandeses) a pesar de este año tener pérdidas millonarias. Y así más informaciones desapercibidas.
Casi sin enterarse, los amigos de las redes –también de la realidad física– acaban de romper la amistad de 30 años porque uno le dijo al otro “gorila”. Gonzalo es docente de una escuela rural y Roberto es fletero (defensor del nuevo gobierno). La guerra entre estos amigos de toda la vida comenzó para terminar en insultos. Similar y antagónico a “amigos” de USA, donde la violencia generó, por otro lado, una gran incertidumbre en el mercado bursátil. La gran pequeña diferencia es el “chanchito flaco” de los hoy ya ex amigos de la secundaria. Mientras tanto, el dólar bajó, los precios aumentaron, los sueldos se estancaron y como yapa echaron a compañeros de Radio Nacional, entre otros, sigue argumentando Gonzalo.
Pero a no sentirse mal, el MIT, uno de los Institutos de tecnología más prestigiosos del mundo, creó un premio de 250.000 dólares para quienes “rompan las reglas porque no puedes cambiar el mundo siendo obedientes” http://bit.ly/2oUhy5u . Lástima que el Che Guevara no está vivo –comenta un teórico de la comunicación experto en onomatopeyas bioenergéticas o algo parecido–, si no ya lo veo yendo en moto hasta Massachusetts y cambiando la historia de Latinoamérica para siempre. O uno de los policías golpeadores de su propio maestro de la primaria –esta semana–, renunciando a su sueldo actual de 10.000 pesos para presentarse y crear un preproyecto de máquina que crea dinero falso para ayudar a refugiados o inundados truchos. Imaginemos.
La violencia sigue invitando a consumir. Prendo la radio y Baby Etchecopar dijo que muchas violaciones son por “provocación de las nenas”. Eduardo Feinman entrevistando a un jóven de 18 años durante más de 20 minutos http://bit.ly/2p2ff0d para hacerlo quedar como un analfabeto violento por tomar una escuela y defender a sus maestros. El marketing cada vez está más fusionado con el periodismo, excepto cuando resisten cooperativas como las de El Ciudadano, y/o proyectos alternativos colectivos como el grupo de 185 periodistas de 85 países que investigó los Panamá Papers https://panamapapers.icij.org , que acaba ganar el mayor premio Pulitzer a la categoría Periodismo explicativo. Una noticia de piedad ante tanto ruido, que nos permite ayudar a pensar en generar ideas colectivas, en paz, con esfuerzos intelectuales colectivos, hacia el bien común de todos, conectados a la red o no.
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