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Liberan hasta el juicio a una mujer acusada de matar a su pareja

El juez Nicolás Falkenberg consideró que el hecho fue en legítima defensa y en un contexto de violencia sostenida.


La noche del 22 de julio Luna terminó con la violencia que sufría desde hace 10 años y de la que no podía escapar. Su pareja la sostenía del cuello cuando la mujer tomó un cuchillo y se lo clavó en el abdomen. El hombre de 33 años murió en el Hospital Cullen de Santa Fe horas después. A Luna la detuvieron y el Ministerio Público de la Acusación la imputó de homicidio calificado por el vínculo. Le dieron prisión domiciliaria para que pudiera cuidar de sus hijos de 2, 7 y 9 años. La semana pasada hubo una nueva audiencia en los Tribunales Penales de la capital provincial donde la defensora Silvina Corvalán dijo que el hecho ocurrió en un contexto de violencia sostenida y pidió la libertad. La Secretaría de Género de la Universidad Nacional del Litoral acompañó con evidencias. El juez de la Investigación Penal Preparatoria (IPP) Nicolás Falkenberg hizo lugar al pedido, por lo cual Luna transitará el proceso judicial con medidas alternativas.

Luna había tomado una decisión. Terminar con la violencia a la que su pareja la sometía desde hacía 10 años. Agarró sus cosas, y junto con los tres hijos en común, se escapó de la casa que compartían en Coronda.

Su pareja no la dejó. La tomó de los pelos y la entró a la casa por la fuerza. La empujó contra una pared. La tomó del cuello y apretó hasta asfixiarla. Luna alcanzó un cuchillo de la cocina y lo empuñó. Lo clavó en el abdomen del hombre que intentaba quitarle la vida. Él se desplomó y Luna escapó con los hijos. A él lo llevaron hasta el Hospital Cullen, donde murió horas después. A ella la acusaron de homicidio calificado por el vínculo y le dieron prisión preventiva domiciliaria. El Ministerio Público de la Acusación tuvo en cuenta las edades de sus hijos: 2, 7 y 9 años.

La semana pasada, en una audiencia celebrada en Santa Fe, la defensora Silvina Corvalán dijo que lo ocurrido fue en legítima defensa y pidió la absolución de Luna. La Secretaría de Género de la Universidad Nacional del Litoral acompañó el pedido con evidencias que mostraban que la mujer sufrió violencia sostenida. Lo había denunciado dos veces, pero nada cambió.

Luna y Raúl C. se habían conocido hace una década. Un año después nació el primero de sus tres hijos.

Según contó la mujer, Raúl C. tomaba alcohol y consumía estupefacientes. La insultaba, la golpeaba y escupía. Los maltratos y abusos eran una constante en la vida de la mujer que contó que el hombre la obligaba a prostituirse. Poco a poco Luna se fue alejando de su familia y con el tiempo los golpes fueron más fuertes. Una vez le pegó en el ojo y le prohibió ver un médico. Al tiempo le cortó una oreja. El 22 de julio Luna dijo que el hombre se había despertado loco y quiso escapar con sus tres hijos. La decisión que casi le costó la vida, la tiene ahora en el banquillo de los acusados a la espera de una sentencia final.