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Zona oeste

Le disparan y lo golpean tras acusarlo de robo

La Fiscalía ordenó entonces que el herido quede con custodia policial en su internación en calidad de detenido.


Un joven de 21 años quedó ayer hospitalizado luego de ser baleado, golpeado y tajeado por un grupo de vecinos de zona oeste que actuaron con brutalidad tras acusar al muchacho, sin ninguna autoridad oficial, de haberle robado el celular a dos adolescentes. El joven agredido fue trasladado al Heca en un móvil del Comando Radioeléctrico que lo levantó en Biedma y Rouillón, luego de observar a un grupo numeroso de personas que huían al trote al observar al patrullero. Más tarde, siempre según la versión policial, los uniformados averiguaron en el barrio que el linchamiento ocurrió luego de que dos masculinos le sustrajeran el teléfono a dos chicas de 15 y 16 años y uno logró escapar. Así fue ordenada la detención del herido en el hospital. Nada se informó sobre medidas respecto a personas armadas que dispararon para hacer justicia por mano propia.

El joven agredido es Ezequiel D., de 21 años. En el Heca le diagnosticaron herida de arma de fuego con entrada y salida en el pie izquierdo, un corte a la altura del ojo derecho y escoriaciones en el rostro y la espalda. La golpiza tuvo lugar anteanoche en jurisdicción de la seccional 19ª y de la inspección de zona 11ª.

Según la versión policial, efectivos del Comando Radioeléctrico patrullaban zona oeste cuando observaron a un grupo de personas alejarse a la carrera ante su presencia. El tumulto estaba encima de un joven al que dejaron tendido en la vía pública, visiblemente herido, que fue trasladado  al Heca.

Los voceros dijeron que más tarde, escucharon comunicaciones en la frecuencia radial y volvieron al lugar del linchamiento, donde entrevistaron a Malena P. y Martina V., de 15 y 16 años, quienes informaron que el muchacho atacado les había robado el celular junto a otro joven. Y agregaron que mientras uno logró huir, el otro fue capturado por vecinos que no sólo lo retuvieron sino que le aplicaron tratos tortuosos que nadie asumió. Además de que un balazo le atravesó el pie, tenía golpes y cortes en todo el cuerpo. Más tarde, según agregó la Policía, un vecino que se negó a identificarse les entregó un cuchillo de 20 centímetros de largo y dijo que había estado en poder del joven linchado.

La Fiscalía ordenó entonces que el herido quede con custodia policial en su internación en calidad de detenido.

En Rosario, la mal llamada “Justicia por mano propia” dejó una huella imborrable y dolorosa para la historia de la ciudad con el asesinato de David Moreira, un joven de 18 años golpeado hasta la muerte por vecinos que lo acusaban de un intento de robo. Pese a que parte de la cruenta escena fue filmada, el fiscal de la causa, Florentino Malaponte, no llegó ni a una condena. Ese crimen colectivo perpetrado en marzo de 2014 generó repudios de distintos sectores sociales pero al haber quedado impune, parece no haber enseñado nada. De hecho, en los días subsiguientes, mientras las imágines del joven siendo golpeado recorrían los noticieros del país y el papa de Roma mandaba mensajes de paz, los linchamientos se empezaron a reproducir como un virus.

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