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Reflexiones

Las piezas electorales se mueven en el tablero

En el juego del ajedrez político argentino, las blancas jugaron fuerte.


En el juego del ajedrez político argentino, las blancas jugaron fuerte. Primero las negras perdieron al senador Carlos Reutemann, hecho capitalizado por las blancas de tal manera que las redes sociales viralizaron una posible fórmula presidencial Macri-Reutemann. Aturdidas las negras y sin reposicionarse sufrieron la pérdida de otra pieza clave a mano de las blancas (aunque no fueron precisamente las boinas blancas): la convención del radicalismo logró por mayoría aprobar un acuerdo electoral con el PRO. Con estas jugadas Mauricio Macri comenzó por primera vez el duro y posible camino de disputar con más certezas que dudas la presidencia de la Nación en las próximas elecciones de octubre. Las negras quedaron con algunos alfiles menos y el tiempo dirá si no quedaron a la puerta de un jaque mate.

Macri puso toda la carne sobre el asador. Massa y Scioli vienen demorados con el carbón. Paradójicamente, o no tanto, Massa y Scioli dependen aunque no lo deseen o sí, de qué pieza mueva en el tablero Cristina Fernández. Ante la posibilidad de que la presidenta no juegue fuerte (90% de improbabilidad), el desplazado Chueco Mazzón urde una estrategia en la oficina contigua del gobernador Scioli. Se trataría de aglutinar al peronismo a través de los gobernadores bajo el liderazgo de Scioli  en la Nación y Massa en la provincia de Buenos Aires. Si la presidenta Cristina Fernández, como todo parece indicar, se planta en el tablero como ya lo hizo con Julián  Domínguez, y está dispuesta a comerse al rey, lo más probable es que se concrete lo anunciado por el diputado Kunkel y el Frente para la Victoria se presente a las Paso con dos fórmulas: Scioli y algún camporista. Randazzo y algún camporista. En este escenario a Massa sólo le queda seguir adelante aunque en el camino pueda perder varios peones.

En Santa Fe, a tres semanas del primer examen electoral, la elección tiende a polarizarse en la contienda entre los dos Miguel: Del Sel y Lifschitz. En los próximos quince días está la clave para entender si Del Sel se gradúa de político. Tuvo un traspié provocado o no (es parte del juego de la política), ante el cual debió dar explicaciones que no estaban en el libreto de su campaña. Pero la verdadera recta final aún no comenzó.

En el caso de la fórmula Perotti-Ramos, a pesar de ser Perotti un candidato que muestra preparación, no parece estar en condiciones de quebrar la polarización que hoy es notoria. A mi criterio el primer traspié que provocó el posterior debilitamiento del candidato Massa se origina en Santa Fe al equivocarse en la elección de su candidato a gobernador Buzzi, y al dejar para último momento toda conversación con Carlos Reutemann. Alguien me dijo alguna vez que Massa es un enamorado de su método político, método que en el 2013 le dio buen resultado, pero la política no es una ciencia exacta y como tal debe ser flexible ante los distintos escenarios. A propósito de Santa Fe es absolutamente llamativo y a su vez demostrativo del estado lamentable al que ha retrocedido la calidad política cuando se observa que en el caso de los diecinueve senadores departamentales todos van por la reelección, salvo Lifschitz, que va por la gobernación. Muchos han optado por distritales como el caso de Traferri, Crossetti, Rosconi, Gramajo, Berra; sólo un puñado va con la boleta del Frente para la Victoria de Perotti-Ramos. Así como en su oportunidad me llamó poderosamente la atención que el candidato presidencial Massa sólo apoyase denodadamente al candidato a intendente, Alejandro Grandinetti, quien también va por una distrital; más notorio resulta ver cómo dos candidatos a gobernador no tienen, y pareciese que tampoco les interesa, referencia nacional. Omar Perotti y Alejandro Ramos por un lado; Miguel Lifschitz y Carlos Fascendini por otro. El único que se referencia en su candidato presidencial, Mauricio Macri, es Miguel Del Sel. Otra de las extrañezas santafesinas que denota la falta de discusión partidaria, y en último caso de referentes con ascendencia política que ordenen este proceso, es la cantidad de listas de candidatos a diputados provinciales y concejales que se presentan con o sin referentes en los estratos superiores.

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