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Informe especial

Las mujeres se meten fuerte en las competencias de ajedrez

El juego estuvo acaparado durante años por los hombres, pero la enseñanza del deporte en las escuelas sumó a las chicas. Una rosarina es la subcampeona del Mundial Infantil que se disputó en Brasil.


Cuando en 1929 la rusa Vera Menchik se anotó en un torneo alemán de ajedrez del que sólo participaban varones, un maestro austríaco llamado Albert Berger lideró un grupo en su contra. Como burla creó un club masculino con el nombre de la jugadora y dictaminó que sólo podrían formar parte los que perdieran una partida contra ella. Sostenía que iba a ser el club menos concurrido de la historia. Fue el primer socio. Desde su debut a los 22 hasta que murió a los 38, Menchik le ganó a 41 hombres y es considerada una de las pioneras del juego de mesa. La participación de mujeres en competencias a las que tradicionalmente acudían varones llevó a que las olimpiadas incluyan el torneo abierto mixto y el femenino. Si bien hoy la proporción de mujeres creció, aún sigue siendo baja: en el ranking del año pasado de los cien mejores jugadores del mundo sólo entró una mujer, la china Yifán Hou en el puesto 95. En la provincia de Santa Fe la participación femenina en este deporte empezó a crecer cuando la enseñanza fue incorporada a cuarto y quinto grado de la primaria. Pero el problema aparece cuando llegan a la adolescencia y dejan. La semana pasada llegaron a Rosario más de 300 niñas y adolescentes de Santa Fe y distintas partes del país para jugar, debatir sobre el lugar que ocupan en el deporte y demostrar que son muchas.

El miércoles y jueves pasado el Galpón de la Música de Rosario de llenó tableros desplegados en tablones para ser la sede del Primer Encuentro Nacional de Ajedrez Escolar Femenino “Profesora Ada Beatriz Vaschetti”. Lo organizó el Plan de Ajedrez Escolar del Ministerio de Educación de Santa Fe y participaron niñas y jóvenes de escuelas de toda la provincia y de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Cruz, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. El torneo buscó mostrar la gran cantidad de niñas y jóvenes que disfrutan jugando ajedrez, una práctica lúdica que, lejos de ahondar en las diferencias de género, acerca e iguala. También apuntó a debatir el machismo en el ajedrez para construir puentes entre las mujeres y crear redes de apoyo que empujen cambios culturales.

“En sus inicios el ajedrez era un juego de hombres que se practicaba en clubes y bares nocturnos por lo cual las mujeres no tenían acceso como en otros deportes. Recién en siglo XX las mujeres se abrieron camino como lo hicieron en diferentes ambientes sociales, laborales y políticos”, contó a El Ciudadano Karen Hoffman, docente en escuelas primarias y una de las organizadoras del evento.

Para la docente los encuentros femeninos son un lugar de fomento del deporte así como también un espacio de debate con otras mujeres. “Nos gustaría que no haya encuentros sólo femeninos, pero al haber tan poca cantidad de mujeres que participan hay poca calidad y por eso les cuesta llegar a los equipos mixtos”, explicó.

Según Karen la participación femenina en el ajedrez creció cuando fue incorporado a la escuela, aunque es muy común que las competiciones sean por género. “Hay un prejuicio por parte de los nenes que no quieren jugar con las nenas porque piensan que juegan mal por el sólo hecho de ser chicas. Y en esa competencia la mayoría deja el juego en la adolescencia. Es algo que está cambiando de a poco. Cada vez son más las mujeres que se animan a competir”, sostuvo.

 

Subcampeona argentina

La semana pasada la adolescente de 12 años Sofía Brito resultó subcampeona en el Mundial infantil de Ajedrez que se llevó adelante en Brasil.

Sofía contó que le gusta jugar ajedrez porque es un juego para pensar y porque en las competencias hace amigos de Argentina y del resto del mundo. De Brasil se trajo un mazo de cartas de Letonia, un llavero de Bolivia y otro de Estados Unidos, una birome de Polonia y una moneda de México, todos regalos de sus contrincantes. Ella les dejó llaveros con la bandera argentina.

La ajedrecista conoció el juego a través de su papá, que le enseñó lo básico: cuáles eran las piezas y cómo se movían. Después aprendió en la escuela y en el club Belgrano y hoy se entrena en los grupos de alto rendimiento. En su curso la primera en competir fue una compañera, después se sumó ella y un chico, formando un equipo de tres.

“Si queremos y estudiamos las chicas podemos tener el mismo nivel de los varones. En los escolares los equipos son mayoría de varones pero siempre tiene que haber por lo menos una chica y eso de a poco está cambiando y cada vez somos más”, dijo a El Ciudadano Sofía, que ahora disfruta de un mes de descanso antes de volver a los entrenamientos.

El martes la jugadora recibió en su escuela la visita de Pablo Zarnick, maestro internacional de ajedrez, triple campeón mundial juvenil y coordinador del Programa Nacional de Ajedrez Educativo. Zarnick llegó a Rosario para el encuentro de ajedrez femenino y aprovechó el paso por la escuela Joaquín Arguelles para jugar en simultáneo con un grupo de alumnos.

 

En las aulas

La enseñanza de ajedrez en las escuelas de Santa Fe fue una de las claves para aumentar la participación de las mujeres en un deporte casi exclusivo de varones. Desde 1990 la ley provincial 10.525 promueve la enseñanza de ajedrez en cuarto y quinto grados de la primaria. Hoy en todo el territorio provincial se financian alrededor de 800 horas anuales. En Rosario el programa empezó a desarrollarse desde la periferia hacia el centro de la ciudad hasta cubrir el 60 por ciento de las escuelas públicas, a las que se suman 120 instituciones como clubes, bibliotecas y vecinales.

 

Por la igualdad

El primer torneo femenino de ajedrez se jugó en 1897 y participaron 20 competidoras. Cincuenta años después, la categoría entró por primera vez a las olimpiadas oficiales, que ya contaban con torneos abiertos desde 1927. La apertura del torneo femenino respondió a que la competencia abierta era en realidad un espacio de hombres y desde la década del 30 venía creciendo la cantidad de mujeres que se anotaban para participar. El primer Campeonato Mundial Femenino de Ajedrez fue en 1927 y Vera Menchik fue la ganadora.

Hoy, a diferencia de la mayoría de los deportes reconocidos por el Comité Olímpico Internacional donde la competición es mixta o separada por hombres y mujeres, en ajedrez las mujeres pueden competir tanto en torneos abiertos como en torneos organizados exclusivamente para ellas.

La porción de mujeres que lo practican y que llegan a títulos internacionales sigue siendo muy inferior a la de varones. Y sobre eso se debatió el año pasado en el Primer Congreso Internacional por la Igualdad de las Mujeres en el Ajedrez, celebrado en España. La principal conclusión entre los participantes fue que si todos los niños y niñas recibieran la misma educación, la mayoría de las niñas no abandonarían el ajedrez en masa justo en la pubertad.