El Hincha

Primera semiprofesional AFA

Las jugadoras de Central cuentan los padecimientos que derivaron en la denuncia colectiva

“Siempre intentaron desde el club minimizar la situación. Dentro de la primera reunión nosotras pedimos que esté el cuerpo técnico porque queríamos tener un diálogo abierto. Considerábamos que era lo más sano, pero no sucedió”


Tres jugadoras de Central contaron sus padecimientos dentro del club, que terminó en una denuncia colectiva ante el Inadi contra el club y la entrenadora Roxana Vallejos. En un vivo de Instagram de la página Rosario CentralFútbol Femenino, las futbolistas Janise Busquet, Lis Cacciola y Maira Sánchez brindaron detalles de lo vivido e insistieron en que siempre quisieron “cuidar al club”. “Llegamos a esto porque no nos escucharon. No tuvimos respuestas”, afirmó Cacciola, mediocampista a quien se le vence el contrato este viernes y no continuará en el plantel.

“No es fácil hacer esto, nos llevó mucho estrés y mucho tiempo no queríamos llegar a esta instancia. Estamos tranquilas que hicimos lo mejor posible.

Busquet, sub capitana del Canalla, sostuvo que“siempre intentaron desde el club minimizar la situación. Dentro de la primera reunión en la que estuvieron Ricardo Carloni y Carla Facchiano, nosotras pedimos que esté el cuerpo técnico porque queríamos tener un diálogo abierto. Considerábamos que era lo más sano, pero no sucedió”.

Las jugadoras volvieron a contar que después de dicha reunión, realizada a principios de noviembre, los entrenamientos se suspendieron y que desde el club se comprometieron en darles una respuesta a finales de dicho mes. Las respuestas no llegaron y los entrenamientos continuaron. “Entendíamos que esto se tenía que resolver puertas adentro”, dijo Busquet.

En su relato destacó que “todas las instancias eran para un bienestar colectivo, dentro del grupo, para que mejore la relación. Plantear cuestiones que incomodaron a todo el plantel, intentando mejorar de forma colectivo”.

Consultada sobre las cuestiones que incomodaron a las jugadoras, Sánchez, Cacciola y Busquet, no entraron en muchos detalles, resaltaron sí malos tratos y contaron una situación particular: incomunicación en los viajes a Buenos Aires.
“Pasaba la entrenadora, dependiendo el horario de llegada, con una caja golpeando habitación por habitación para pedirnos los teléfonos que quedaban en su poder”, contaron.

“Eso generaba angustia, había compañeras que tenían pareja que trabajaban a la noche y querían saber si, aunque sea habían llegado bien. No se pedía nada ilógico”, dijeron. Y destacaron: “Había otras maneras de llegar al mismo resultado, otras formas. Somos todas personas grandes, el diálogo podía solucionar un montón de cosas y no accionar de forma autoritaria”.

Las jugadoras también hicieron mención a un párrafo del escrito que le presentaron a las autoridades. En su momento, en la reunión, escribieron: “aclaramos que como deportistas profesionales entendemos que hay decisiones deportivas, sabemos que podemos ser tenidas en cuenta o no en plantel”.

Sobre el descargo del club, que insiste las desvinculaciones son por cuestiones deportivos, Cacciola afirmó: “Llegamos a cuartos de final en el Apertura y somos las mismas, no tiene mucha lógica”. También destacó algo clave: la presión jugó mal. “Todas las represalias fueron claves, en vez de poder enfocarnos en entrenar estábamos mal por todas las cosas que se vivían, divisiones del grupo que iba generando la entrenadora”.

A partir de lo que fueron viviendo, muchas futbolistas hablaron con la psicóloga del plantel, quien ya no forma más parte del cuerpo médico. Las jugadoras contaron que al mismo tiempo que se desvincularon a muchas futbolistas también se desmanteló el cuerpo médico.

Busquet, además, planteó: “¿Que se limpie a todo el cuerpo médico también? ¿De quien es la culpa? No puede ser que 20 personas estén mal y el líder y la cabeza del grupo manifieste que las cuestiones son de bajo rendimiento de las jugadoras. El año pasado recibimos felicitaciones de todos los tipos porque nos metimos entre las 8 mejores, si es como dicen y 15 personas bajamos el rendimiento, alguien le erra”.

Y Sánchez profundizó: “No merecemos este tipo de tratos, hay gente que confunde el profesionalismo con malos tratos y las jugadoras son las que peor la pasan”.

Sobre su situación personal, que tomó más relevancia, la defensora aclaró: “Le pregunte qué dirigente había dicho eso, si nunca nos van a ver. Le pedí el nombre y apellido, no me lo quiso decir, le dije que no la quería poner en un compromiso a ella, pero que yo lo necesitaba porque no me iba a quedar de brazos cruzados”.

Sánchez sostuvo que la DT no la echó por ese “supuesto beso” sino por “apoyar a mis compañeras en el reclamo”. Y contó que días anteriores a su expulsión, había tenido conversaciones con la entrenadora en buenos términos: “Me dijo que tenía un proyecto a futuro conmigo, para que pueda jugar los 90 minutos y me mandó un mensaje y pidiéndome si podía alojar en mi casa a dos jugadoras que venían a prueba y que el club no les había encontrado el lugar, y a los cuatro días me echó”.

Lo que manifiestan las futbolistas es que la denuncia no es “un capricho”. “Tenemos un montón de material para presentar. Por cuestiones legales no podemos decir todo lo que presentamos”, afirmaron.

Y comentaron que, si bien son 15 las que firmaron la denuncia, “atrás hay muchas que no hablan por miedo a perder su lugar en Central, por miedo a que queden escrachadas o que después se les cierren un montón de puertas”.

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