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Las huellas de los primeros nacidos en Santa Fe datan de 8 mil años

La laguna El Doce de San Eduardo es el lugar donde se encontraron los restos más antiguos de pobladores en la provincia.


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Sergio Denis tiene un homónimo que, lejos de los escenarios que hicieron famoso al desde hace tiempo platinado cantante, trabaja como peón de campo en San Eduardo, una localidad de menos de mil habitantes ubicada cerca de Venado Tuerto, en el sur santafesino. Años atrás Sergio Denis, el baqueano, se acercó a David Ávila, antropólogo rosarino, y, al cabo de un tiempo, le entregó restos que, suponía, podían tener valor arqueológico para la investigación que desde mediados de los 90 un equipo de la Universidad Nacional de Rosario lleva adelante en la laguna El Doce en esa localidad. Y vaya que sí: en 2010, hallazgos de restos humanos de más de 8 mil años junto con otras piezas de similar antigüedad jerarquizaron en la burbuja científica al grupo de antropólogos locales: la hipótesis de su trabajo era que los pobladores prehispánicos, negados por la historia oficial, se habían asentado en el área mucho antes de lo que se presumía, y lo comenzaron a demostrar. “Esta tarea  lucha contra la negación de los pueblos originarios en las pampas de las lagunas del sur santafesino. Es parte de su identidad y ahora se dan cuenta de eso”, explicó a El Ciudadano, Ávila, uno de los rosarinos que integra el grupo de trabajo.

Por fuera del reconocimiento científico, los resultados llegaron a los saneduardenses y otras localidades cercanas que desde entonces miran distinto al espejo de agua. Saben que fue estratégico para los anteriores pobladores, visión que los impulsó, no sólo a contribuir con las excavaciones, sino a ejercer un puntilloso cuidado del medio ambiente en ese ecosistema.

Del barro

Orientados por investigaciones anteriores del profesor Carlos Ceruti, desde 2003 hasta 2010 las excavaciones se efectuaron en la laguna donde la alta concentración de restos humanos y de animales, artefactos líticos tallados y de molienda y fragmentos cerámicos, permitió efectuar recolecciones superficiales sistemáticas. También se realizaron sondeos exploratorios para el rescate de restos óseos humanos articulados que se encontraban semienterrados. El lugar fue elegido siguiendo los pasos de la investigación de Ceruti, pero se sirvió del aporte de los lugareños, quienes indicaban: “Allá hay restos que parecen de indígenas”. En el lugar encontraron primero la basura de la modernidad, que retrocedió con la avanzada de la investigación, motor de la revalorización de la laguna. La tarea de datación de las piezas encontradas se hizo en Estados Unidos y se descubrió que un diente humano encontrado tenía más de 8.270 años, lo que convirtió a la laguna como el lugar donde se encontraron los restos humanos más antiguos de Santa Fe.

Otros restos de fauna fueron datados en 7.026 años. Con el avance de las excavaciones encontraron más especímenes de una megafauna asociada con las poblaciones humanas antiguas: parientes lejanos del zorro y el tatú carreta.

Hasta el momento los registros indicaban que los pobladores del norte pampeano habían habitado allí hace 2.500 años. Los hallazgos fueron más atrás y situaron una población activa en el período holoceno temprano y medio, cuando se supone se extinguieron los grandes mamíferos.

En comunidad

Otras manos se sumaron a la búsqueda: las de los niños de la escuela de San Eduardo, que tras jornadas de charlas y difusión a cargo de los investigadores, decidieron unirse a recuperar los pedazos de historia de la laguna. “Nos pasa lo mismo que a los chicos. Nos sorprendemos e impactamos con la antigüedad de los restos. Se emocionan con la cercanía de algo que parece de película. Y toman conciencia de que la posibilidad de encontrar más restos está cerca. Se trata de la historia del lugar, antes de la historia conocida de colonización. Entender que había gente en ese lugar en particular que era estratégico hace replantearse el hecho de la preservación del mismo hoy”, explicó Ávila.

Y más restos viajaron en 2013 a Rosario, al Espacio Cultural Universitario (ECU), ubicado en San Martín 750 para montar una exposición de los hallazgos.

Mundo ciencia

La hipótesis de los investigadores es que los pobladores de la región del norte pampeano estaban asociados con otros de la costa argentina, uruguaya y brasileña. La vinculación sería la presencia de restos de megafauna, caza que además habría sido usada para hacer collares y también en los rituales fúnebres. El segundo vínculo es el tipo de cerámica. A nivel nacional los hallazgos amplían la expectativa de doblamiento temprano y ocupación en la Pampa y la Patagonia. En Sudamérica la más antigua se encuentra en un sitio llamado Monteverde, en Chile. “Existen restos en la mayoría de las lagunas del sur santafesino como la laguna Encadenada en Villa Cañás o la que está en Melincué. Con las lluvias aún más a flote”, remarcó el investigador e hizo hincapié en la preservación de estos espacios. “Lo bueno de la investigación es que las personas de las localidades cuidan más aquello que encuentran”, remató.

Ávila integra el equipo de investigación del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología, de la Facultad de Humanidades y Artes, que lleva adelante el proyecto llamado “Estudios arqueológicos de los paisajes sociales en las pampas de las lagunas del sur santafesino”. Completan el staff Jimena Cornaglia Fernández, Carolina Gabrielloni, Mariela Gallego, Carolina Barboza, Carolina Píccoli, Mariel Gavilán, Anahí Macanuso, Alejandro Alonso y Leandro Sartini.

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