Espectáculos

habla la actriz y directora silvina santandrea

Las “chicas” vuelven al ruedo con el clásico “Puro cuento”

Una vuelta de tuerca acerca de estas singulares mujeres extrapoladas de los cuentos infantiles de todos los tiempos que aquí muestran, sin tapujos ni remilgos, su lado “B”.


Un clásico inoxidable de la cartelera teatral rosarina, Puro cuento, creado, protagonizado y dirigido por la actriz Silvina Santandrea poco después de que arrancara el siglo XXI, regresa hoy a la cartelera local, con una vuelta de tuerca acerca de estas singulares mujeres extrapoladas de los cuentos infantiles de todos los tiempos que aquí muestran, sin tapujos ni remilgos, su lado “B”.

El elogiado unipersonal, que ganó premios y fue aplaudido en escenarios locales y nacionales, trabaja sobre algo que nunca va a pasar de moda: mirar con humor, poniendo en primer plano cierto tono paródico y con una mirada adulta, a aquellas mujeres impolutas de los relatos infantiles, desde Blanca Nieves o Caperucita, a la Bella Durmiente o el Hada Patricia.

“Puro cuento comenzó a gestarse en 2001. Se estrenó durante todo 2002 y después pasaron años donde no lo hice. En 2001, la crítica social, la actualidad, tenía que ver con algo parecido a lo que está pasando ahora; la idea inicial tuvo que ver con relacionar paródicamente los personajes con lo que nos pasaba. Y ahora se vuelve a repetir: todo es cíclico en este país, todo vuelve”, dijo Santandrea acerca del espectáculo que se presentará esta noche y el sábado 28, a partir de las 22, en Valdovina Concert (Oroño 1307), un nuevo espacio que apuesta por las propuestas rosarinas.

“En Puro cuento, lo que se revela, es la vida de estos personajes de los cuentos pero detrás del espejo mágico, y por esto mismo, se los humaniza; empiezan a aparecer las instancias que se repiten. En los estereotipos, en los modelos que no existen, aparecen las miserias humanas”, analizó la actriz de Rodajas de mí que, sobre los personajes, que aparecen atravesados por una mirada para nada contemplativa que pareciera buscar lo que se esconde detrás de la hoja del cuento, dijo: “Estas chicas, en primer lugar, están todas solas: las princesas, las hadas están solas. Qué pasó después de lo que nos pintaron en el cuento es algo que nos preguntamos todas. Porque en los cuentos se les enseña a las niñas que tienen que ser hermosas, buenas y contemplativas, para poder, alguna vez, «ser princesas», y quién no quiere ser princesa, es decir no laburar y tener un príncipe que la mantenga (risas). Pero eso cuesta carísimo y eso es lo que aparece con humor en Puro cuento, lo que pasó después con estas chicas”.

Santandrea, heredera de una dinastía sin títulos honorarios más allá de los aplausos de otras grandes actrices de la escena local que hicieron y hacen grande al humor rosarino y a la estética de café concert, repasó también algunos de los personajes que aparecen en la obra: “Está Caperucita, también el Hada Patricia que luchaba contra la bruja Cachabacha en la tira de Anteojito, pero acá está perfeccionada por el avance de la tecnología. También la Bella Durmiente, que trata de comunicarse por celular con Walt Disney del mismo modo que con la obra social, que no le cubre ni siquiera una cura de sueño (risas)”.

Recuperar espacios

Uno de los aspectos más importantes de esta movida es la vuelta del café concert a la ciudad. En estos años, se perdieron lugares muy valiosos, e incluso Puro cuento fue referencial de un lugar grabado a fuego en la memoria colectiva local que se llamó La traición de Rita Hayworth, en Dorrego al 1100. “Valdovina Concert recupera aquella impronta y el estilo del viejo café concert; se puede cenar o se puede tomar algo mientras se disfruta de un espectáculo. Los café concert desparecieron en Rosario, algunos han quedado haciendo lo que pueden, pero hay otra discusión que está frenada (en el Concejo municipal) y es la de los bares culturales. Por eso, es muy saludable que abra un nuevo espacio y ojalá vengan otros. De todos modos, creo que por parte del Estado, falta un apoyo a estos lugares que no son otra cosa que espacios que tienen que ver con la cultura rosarina, que fueron gestores de las carreras de muchos de nosotros y que deberían serlo de las futuras generaciones”, dijo Santandrea, al tiempo que agregó: “Yo creo que esos lugares son la plataforma de despegue de músicos, de escritores, de poetas, de actores. Allí hay trabajo para todos: para los que escriben, para los que hacen vestuario, para los que actuamos, para los que hacen sonido, para los que crean música. En esos ámbitos hay trabajo para mucha gente. Y sin menospreciar a los que hacen teatro en salas, hay que poner el lomo, porque todos sabemos que hacer teatro en Rosario es caminar por el desierto”.

Otra mirada

La actriz, que acredita un vasto recorrido en la escena local con recordados trabajos como Poveretta Maria o La Nona más allá de sus unipersonales pensados para café concert, debió resignificar algunos de los parlamentos de los personajes de cara a la visibilización de la problemática de la violencia de género y la posterior irrupción de Ni Una Menos. “Claramente, este espectáculo es una parodia a todo este tema; al maltrato que sufrimos las mujeres, cómo las mujeres nos solemos prestar para que eso pase. Lo que cambió es que en este tiempo hemos conseguido ocupar otros lugares, pero las mujeres se siguen muriendo, los hombres las siguen matando a diario. Eso sigue pasando a pesar de que hayamos conseguido esos otros lugares y que ahora hagamos manifestaciones y caminemos por las calles. Es más, y quizás tenga que ver con que hay otro nivel de información, pero pareciera que la cantidad de femicidios va en aumento”. Y completó: “Voy a decir algo que quizás resulte incómodo pero creo que esa violencia parte de las mujeres. Porque somos las mujeres las que criamos a los hombres golpeadores, maltratadores, asesinos de mujeres; a eso me refiero cuando digo que el espectáculo trabaja con humor la problemática: todas las mujeres, algunas más otras menos, tenemos un chip puesto desde que la civilización comenzó, que dice que nosotras estamos por debajo de los hombres. Y es muy difícil luchar continuamente contra eso, porque ése es un cambio personal y colectivo, hay que cambiar la cabeza”.

Finalmente, respecto del humor como un camino para trabajar estas problemáticas y repensarlas más allá del fino borde que supone el tratamiento de estos temas, la actriz completó: “Lo que puede hacer el humor o el teatro es visibilizar pero no sé si cambia conductas. Lo que hace es mostrar algo que está delante de nuestras narices y a veces no lo podemos ver. Hay mujeres que son maltratadas y no lo saben. Ahora, con tanta información, hay que plantearse que tampoco se sabe qué es maltrato y qué no, porque se ha generado una gran confusión con ese tema”.

Falta pantalla

El viejo sueño de la Rosario turística, con su correspondiente correlato en la cartelera teatral de verano, ha tenido en los últimos años sus altibajos. De hecho, la actriz fue la protagonista, junto con Franco Fontanarrosa, de Rodajas de mí, sobre el texto del recordado Negro Fontanarrosa en el marco del ciclo “Un verano fresquito” del año pasado, espacio que por estos días ofrece Mi vecino es un WiFi en el teatro La Comedia. “Yo creo que nos falta ficción, nos falta pantalla a los actores rosarinos. Porque a través de la ficción y de la pantalla de televisión, uno se hace más popular, la gente conoce a los artistas, va a verlos al teatro y no se necesita tanto trabajo para convocar a los espectadores”, dijo Santandrea, que completó: “Siendo popular, uno tiene más acceso y llegada con la gente, y más allá de que nos cueste asumirlo, es la televisión la que legitima a muchos actores”.

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