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La tragedia de Lionel Messi

Es común compararlo con los grandes-grandes. Aunque el rango de comparación cada vez queda más restringido.

Es común compararlo con los grandes-grandes. Aunque el rango de comparación cada vez queda más restringido y ya parece haber superado a algunos otros destacados gigantes históricos (Cruyff, Distéfano) para ser comparado solamente con Pelé y Maradona e incluso cada vez más con este último.

Con relación a los grandes jugadores de su tiempo, Lionel Messi está construyendo su propia diferenciación aunque parece haber superado a algunos de los más referenciados como Ronaldo, Ronaldinho, Zidane y está en su disputa partido a partido con Cristiano Ronaldo.

Es rutinario preguntarse si puede ser más que alguno de ellos, sin superar a algunos de ellos en sus atributos. No tiene el cabezazo de Ronaldo, ni la visión de Zidane ni la fantasía de Ronaldinho. También se señala los aspectos en que su juego es distinto al de los demás top players. En general, nadie dice que tenga algo distinto a los demás, sino que hace lo que otros, pero distinto. Es más rápido que uno, la lleva más atada que otro, es más goleador que aquel, etc. Ni siquiera su carácter de niño prodigio lo destaca porque ya puede verse en internet videos de otros jugadores que desde muy pequeños ya marcaban la diferencia.

Pero para no encerrarme y aburrir con una tabulación que –como todo en el futbol– es opinable, trataré de hacer hincapié en otro aspecto del crack rosarino.

Creo que Messi como fenómeno ya fue. En cierta manera me atrevo incluso a decir que Messi está agotando su carrera profesional. Messi está en una jaula, que será de oro, pero no deja de ser una jaula. Veamos.

Antes de Messi, el jugador construía su trayectoria jugando en distintos equipos, suponiendo que cada nuevo club representaba un ascenso en su carrera, hasta llegar a un punto de decadencia a partir del cual, los contratos eran cada vez menores en dinero y los clubes estaban cada vez más alejados de la élite del futbol. Le pasó a Maradona, a Ronaldinho, a Beckenbauer y a muchos otros de los grandes. A otros, ( Zidane y a nivel local Francescoli) no les pasó, porque se retiraron de la práctica  “en la flor de sus pecados” como diría Shakespeare.

Pero ahora estamos ante un jugador con un itinerario demasiado distinto a todos. Y en esto único. No hay club que le agregue prestigio a Messi, por el contrario, sería él quien le llevaría prestigio al club y aun así, cualquier pase en el que Messi se viera involucrado, sería interpretado como el comienzo de su decadencia, porque la propia historia personal de Messi en el Barcelona donde se desarrolló totalmente como futbolista está construida simbólicamente de tal forma, que su paso al Manchester United, al Milan o al Inter, sería vista como una inflexión descendente en su trayectoria. Su paso al Chelsea, Manchester City o al petrofútbol como un acto de peseterismo innecesario y su paso al Real Madrid como un acto de traición a sí mismo y a todo el mundo del fútbol, al que logró seducir con su fútbol y su actitud de bajo perfil. Messi no es –en este sentido tampoco– Ronaldo o Figo. Su regreso a Newell’s (el club donde nació y del cual es hincha) sería visto como el retorno del hijo pródigo, pero se leería como el comienzo de su retiro y estaremos de acuerdo en que para eso faltan unos (por lo menos) 10 años.

Entonces, vemos como las posibilidades de Lionel como futbolista quedan reducidas, porque su vida se asoció con el logro consecutivo de éxitos y prestigio. Sólo le queda ganar con la Selección Nacional Argentina la Copa América y el Campeonato Mundial. El problema es que los mundiales y las copas América se juegan cada cuatro años. Mientras tanto, Messi tiene que mostrar su capacidad en el Barcelona ganando mucho de lo que juega, aspirando a romper nuevos récords y tratando de mantener la motivación para todo ello, con un bajo perfil que hasta acá le ha cerrado puertas en otros rubros –actuación, política, escándalos, etc.–.

La pregunta que queda flotando es  precisamente esa: Messi es único es el último o el primero ¿Él llevó hasta el límite el tipo de jugador antiguo?, ¿o está de alguna manera inaugurando una tipología de futbolista-estrella-producto? El “modelo Messi” no parece ser bueno para nadie. Se ha convertido en el mejor producto del futbol actual, pero hoy por hoy –más allá de que alguien junte los millones que vale su pase– Messi es invendible por esas razones ¡que no son económicas! Cuesta imaginar que los crack del futuro futbol súper-profesionalizado y mercantilizado harán su carrera “a lo Bochini”. Nacer y morir con la misma camiseta.

Mientras en nuestro país, esperamos ansiosos que Messi complete la “triple corona” con la albiceleste (ya tiene el oro de los JJOO). Quizás en ese momento, irremediablemente se terminará el proceso de construcción de un tipo de futbolista único, no sólo por lo que haya hecho dentro del campo, sino por un tipo de construcción mediática y empresarial que no tenía antecedentes en el mundo del futbol.

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