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Crónica recital

La Sole en Rosario, un viaje entre baladas y folclore

Soledad Pastorutti llegó al teatro El Círculo para mostrar “Vivir es hoy”, su reciente disco, y dar un repaso por toda su carrera que cumple 20 años.


Soledad Pastorutti pasó por Rosario para presentar las canciones que forman parte de su flamante disco Vivir es hoy y repasar sus clásicos en un concierto sensible donde la música popular, pero también las baladas y el pop de sus últimos años, fueron protagonistas. También hubo sapucai, el infaltable revoleo de poncho y un cierre conmovedor con fanáticos sobre el escenario.

Mientras en las calles no había un alma –producto del partido que, en ese momento, jugaba la selección argentina en Chile–, dentro del teatro El Círculo cientos de personas de todas las edades celebraban el regreso de la cantante de Arequito a la ciudad. “Hace más de veinte años comenzó mi carrera y es un honor estar acá. Gracias Rosario por acompañarme siempre”. También hubo invitados especiales entre el público como el cantante Jorge Rojas, quien siguió el recital desde uno de los palcos.

Diferente al formato de los festivales, con un carácter más íntimo que da el teatro por la proximidad con el público, la cantante dividió el espectáculo en una suerte de dos dimensiones: una más melódica y otra folclórica donde lució las canciones con su potente registro vocal y presencia escénica. Antes de las 22, se levantó el telón y fueron algunos de los temas melódicos pertenecientes al último disco los que tomaron protagonismo: “Cielo de rosas”, “Vivir es hoy” y “Todos somos pueblo” sembraron el terreno para lo que vendría después. Anticipó que durante la noche iba a recorrer canciones de Raíz, para lo que arengó: “Toda la gente que sepa la letra que cante”, antes de hacer “Zapata se queda”, “una canción que Lila le dedicó a (Emiliano) Zapata y yo se la dedico a los soñadores” dijo Soledad sobre el tema que forma parte de Raíz, álbum que grabó junto a la mexicana Lila Downs y la española Niña Pastori y que les mereció un Grammy Latino como mejor álbum folclórico.

En el segmento dedicado a Vivir es hoy, disco que acaba de salir a la venta, el público no conocía las canciones pero tal situación no eclipsó el clima que prescindió de cánticos pero calentó con otras arengas. Con una transformación de la escenografía de por medio llegó el melodioso canto al amor de “Una mañana nueva sin ti”, con acompañamiento de una formación que aportó los colores del altiplano a un balada predominantemente pop y los coros de su hermana Natalia y Pablo Cordero.

Con un cambio de atuendo que expresaba su cancionero de raíz gauchesco, el concierto comenzó a mostrar un cambio de pulso con aquellos temas sin tiempo que marcaron –y aún lo hacen– el camino al éxito de la artista santafesina que ganó el apodo de Tifón de Arequito. El público respaldó la transmutación que comenzó con “Zamba para olvidarte” y siguió con un sapucai donde el acordeón se adueñó de la instrumentación al interpretar “Paloma blanca”.

El sonido crudo de la formación –que podría haber sido trabajado con más atención en los arreglos para fructificar la capacidad acústica del coliseo local– se acentuó hacia el final del concierto con un mix de sambas y chacareras. Llegaba el infaltable “A Don Ata” que permitió cumplir el ritual del Poncho al viento, como se tituló aquel disco de 1996, que la catapultó a la fama, y un mix de temas donde la cantante se desempeña con mucha altura: “Cumbia del Mole” de Lila Downs; su cumbia “Cómo te voy a olvidar”; “El Humahuaqueño” de Edmundo Zaldívar  y “Tren del cielo”, entre otras.

“Quiero agradecerle a Rosario, donde me sucedieron cosas maravillosas” dijo al invitar a algunos seguidores a subir al escenario para cerrar la noche. “Quiero dejar el mensaje de la esperanza, que se puede vivir con alegría. Nunca pensé que íbamos a tener esta conexión tan fuerte, les dejo mi plegaria para Rosario”, dijo antes de despedirse con “Aleluya” cuando el reloj ya marcaba el comienzo del nuevo día.

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