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Muerte en Cabín 9

La Policía mató a un sospechoso de asesinar a Leonardo Perrone

Walter Ascencio recibió tiro fatal en casa de sus tíos tras persecución, según la versión oficial. Para la familia, fue ejecutado.


Walter Ascencio tenía 28 años y vivía en la villa de la zona de Cerrito al 4400. Anteayer, la investigación que se sigue por el crimen de Leonardo Perrone, asesinado a tiros en la puerta de su casa de barrio Bella Vista durante una entradera, había sindicado a Ascencio como uno de los posibles homicidas, y por eso la Policía lo buscaba. Y lo encontró. Ayer, terminó muerto por balas policiales en Cabín 9. Los pesquisas sostienen que el plomo que le perforó el abdomen fue gatillado en medio de un enfrentamiento que siguió a una persecución. Pero su familia habla de otra cosa. Dice que la Policía lo fue a buscar a la casa de un tío, donde el muchacho estaba parando desde anteayer, y que allí mismo fue ejecutado, en el fondo de la vivienda, donde quedó una mancha de sangre. Según cuenta esta versión de gatillo fácil, el enfrentamiento nunca existió, porque cuando la Policía llegó a buscarlo Walter dormía. El fiscal del caso sostuvo la versión policial y detalló que al sospechoso se le secuestró una pistola calibre 9 milímetros que fue peritada. Según voceros cercanos a la investigación, se trata del arma de la que salieron las balas que mataron a Perrone, quien tenía 38 años. Por este caso, la Policía dice tener identificados a otros dos muchachos.

En El Mistol al 100 del barrio Cabín 9, del lado de Pérez, viven muchas personas con el mismo apellido: Ascencio. Varios de ellos solían habitar en la villa de Cerrito y las vías, en la zona oeste de Rosario. Pero una parte de la familia decidió trasladarse “para estar más tranquila”. Walter Daniel Ascencio, a quien apodaban Chanchín, es parte del grupo que quedó viviendo en Rosario, pero anteayer, el mismo día que Leonardo Perrone fue asesinado por tres atacantes en una entradera en la puerta de su casa de Riobamba al 4300 –en la que también resultaron heridos su padre y su cuñado–, el muchacho apareció en la casa de su tío, en Pérez, y preguntó si podía pasar allí la noche. La casa está ubicada en El Mistol 154.

Según contaron a El Ciudadano algunos miembros de la misma familia, ayer cerca de las 8.30 personal del Comando Radioeléctrico se hizo presente, sin orden alguna, en esa vivienda y en la que se levanta a la altura del 158, en la misma calle. En esta última vive Sebastián Ascencio, de 21 años. Cuando llegó la Policía a su casa, él estaba durmiendo en una habitación del primer piso. Eso contó su mamá, angustiada, porque su hijo está internado con un tiro en una pierna. “No fue un enfrentamiento, como dijeron. Me levanté a las 8 y media y estaba por salir de mi casa cuando vinieron dos policías del Comando y me preguntaron el apellido”, relató la mujer, quien dijo haber habilitado el paso a los uniformados, quienes le preguntaron si estaba sola. Ella les dijo que no, que uno de sus hijos dormía en la planta alta. La mujer fue hasta la puerta de la pieza con los uniformados atrás y le dijo: “Levantate hijo, están los del Comando”.

“Los policías me corrieron y abrieron la puerta de una patada. Le dijeron «¡Póngase boca abajo!» y uno le puso la rodilla arriba. A mí me dijeron que baje. Estaba en el comedor y sentí que los policías decían: «¡Se quiere escapar, se quiere escapar!», y después dos tiros. Después abrieron las ventanas del frente y las de atrás”, describió la mujer, quien especificó que dentro de la habitación quedaron dos vainas servidas –que más tarde se llevó la Policía– y manchas de sangre.

Según dijeron sus familiares, cuando la Policía sacaba a Sebastián de su casa, al mismo tiempo otros uniformados sacaban a su primo Walter de la vivienda de al lado. Con las manos ensangrentadas se agarraba el estómago, y tenía manchas escarlata también en el rostro. Ayer, en el fondo de la vivienda de El Mistol 154, había manchas de sangre. Los familiares de Walter dicen que es ahí donde lo ejecutaron, y no en un enfrentamiento, como dijeron la Policía y el fiscal Florentino Malaponte.

En la misma vivienda de donde sacaron a Walter la Policía detuvo a José, de 16 años. “Tenía todos los pelos parados y estaba en patas, porque lo agarraron durmiendo. Walter también estaba durmiendo”, dijeron sus familiares.

La otra versión

La versión oficial de los hechos habla de que Walter Ascencio murió luego de recibir un tiro en el abdomen tras una persecución que derivó en un enfrentamiento con la Policía.

Según fuentes judiciales y policiales, los pesquisas tenían el dato de que el sospechoso estaba aguantado en una vivienda de calle El Mistol, aunque no sabían a qué altura.

Cuando los uniformados se dirigían hacia ese lugar, una cuadra antes, dijeron haberse cruzado con una moto (se determinó que había sido robada en Empalme Graneros a principios de año) en la que iban dos jóvenes que, al ver a los efectivos, se dieron a la fuga.

De acuerdo con esta versión, en medio de la persecución se produjo un enfrentamiento entre los motociclistas –identificados como Walter y Sebastián Ascencio– durante la cual ambos resultaron heridos de bala: Walter en el estómago; Sebastián en la pierna.
Ambos fueron trasladados al Heca a causa de la lesiones. Walter murió.

El arma

De acuerdo con la versión oficial, tras el enfrentamiento la Policía secuestró dos armas de fuego: una calibre 32, que estaba en posesión de Sebastián; la otra, una pistola calibre 9 milímetros, que era de Walter. Voceros cercanos a la investigación detallaron que esta pistola fue sometida a un peritaje balístico que determinó que de esa arma habían salido los disparos que terminaron con la vida de Leonardo Perrone, homicidio por el cual Walter estaba sospechado de ser el autor material.

La familia

“Somos un montón de Ascencio. Venimos del Chaco y en la zona oeste y norte está lleno. Ahora, el apellido está sucio. Walter vivía en Servando Bayo y Cerrito. Vino anteayer a quedarse de su tío, y como no tuvimos luz por dos días ni sabíamos qué era lo que había pasado”, describió un allegado a la familia en referencia a la entradera que derivó en el homicidio de Leonardo Perrone.

“Todos vivíamos en Cerrito y las vías. Después mis papás se vinieron a Cabín 9 para estar más tranquilos”, señaló ayer una de las hermanas de Sebastián, como forma de aclarar que su padre nunca permitiría que haya un arma en su casa.

“Trabajamos toda la vida. Mi marido salió para ir a trabajar a las 5 y media de la mañana. Lamento mucho lo que le pasó al hombre que mataron y pido que agarren al que fue, porque mi hijo estuvo toda la semana acá”, remarcó la mujer.

Pesado prontuario

Walter Daniel Ascencio, Chanchín, tenía un pedido de captura por no haber regresado tras una salida transitoria a su lugar de detención, donde purgaba una pena de 12 años y 5 meses de cárcel, lo que resalta en su prontuario compuesto, entre otros delitos, por una decena de robos. Había estado al borde de la muerte en abril de 2013, durante un incendio intencional en la Alcaidía Mayor que se cobró la vida de tres personas: Guillermo Benavente, Darío Escobar y Miguel “Japo” Saboldi, quien según su viuda era el objetivo de la quema. Ascensio sufrió quemaduras en distintas partes del cuerpo –también un corte en la cabeza– al igual que otros siete detenidos que fueron hospitalizados. Estaba alojado allí desde fines de diciembre de 2012, cuando lo detuvieron bajo acusación de homicidio: le atribuían haber asesinado a tiros a otro joven, Juan Carlos Soto, en la villa de Cerrito y las vías donde ambos vivían. Sin embargo, según un investigador policial, la acusación no prosperó. Hace diez años, Chanchín había sido uno de los diez internos que se fugaron de la seccional 3ª durante una requisa de penal, según declararon en aquella oportunidad los uniformados a cargo de la custodia.

“Violencia desmedida”

El ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, señaló ayer que la situación que se vive en la ciudad es “compleja” porque “el delito está acompañado por una violencia desmedida e inusual”. Lo dijo en el marco de la muerte del principal sospechoso del crimen de Leonardo Perrone.

“Siempre tengo una visión positiva, tenemos que trabajar para superar este problema difícil; estábamos ante una regresión del delito producto de este trabajo conjunto entre fuerzas provinciales y nacionales, pero el momento actual es muy difícil, el diagnóstico es el mismo en todo el país”, aseveró Lamberto en declaraciones a LT8.

Sobre la muerte de Walter Ascencio, cuya familia denunció gatillo fácil, el ministro confirmó el accionar policial: “Policías del Comando Radioléctrico de Pérez avistaron una moto donde se desplazaba el autor material del hecho de ayer (anteayer), junto a otra persona. Hubo un enfrentamiento, quedaron heridos. Walter fue llevado al Heca donde sufrió una descompensación y luego falleció. A él le encontraron una pistola 9 milímetros supuestamente utilizada en el hecho de ayer y una calibre 32 que tenía el acompañante”.

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