Espectáculos

“La Misión Argentina” relata la epopeya de tres Torino nacionales

Se puede ver en el cine El Cairo, el documental de Adrián Jaime sobre una mítica carrera en Nürburgring. El director contó detalles de la proeza de tres torinos argentinos que, hace 45 años, participaron de una competencia de 48 horas en Alemania.


“En ésta película se ven archivos que no tuvieron recorrido de ninguna índole y después de 45 años los sacamos a la luz”, contó a El Ciudadano Adrián Jaime, director de La Misión Argentina, el documental oficial sobre la “hazaña de Nürburgring”, la epopeya de tres Torino argentinos en una competencia de 84 horas en Alemania en 1969, que expone testimonios de aquellos protagonistas entre los que se encuentran Oreste Berta, Carlos Lobbosco y Oscar “Cacho” Fangio. El film se estrenó el jueves en el cine El Cairo (Santa Fe 1120) y continuará en pantalla hasta el próximo domingo (ver cartelera).
“Son materiales que se filmaron previos al Cordobazo y donde se ve claramente cuál es la respuesta del Estado a los reclamos que hacían los sectores gremiales en Córdoba”, dijo Jaime sobre la película que narra un hecho histórico en el automovilismo argentino y le sirve a él para plantear ciertas analogías con la misión Apolo XI.
Mientras en la Nasa se trabaja sobre la hazaña de realizar el primer viaje del hombre a la Luna, en una fábrica de Córdoba, un grupo de pilotos y mecánicos ultiman “La Misión Argentina” bajo la dirección de Juan Manuel Fangio: “Es allí donde se mezclaban los deseos de la clase trabajadora cordobesa; algo así como: no será la Luna pero Europa era algo como eso”, refirió el director.
—¿Cuál fue la motivación que te llevó a encarar este trabajo?
—Antes hice un trabajo sobre Agustín Tosco (Tosco, grito de piedra), sobre el Cordobazo, que marcaba el mismo momento histórico que esta carrera. El Torino se construyó en la fábrica IKA-Renault en Córdoba; de allí también salió el mayor contingente humano para la protesta sindical del Cordobazo. Siempre me atrajo esta doble marca que hizo la clase obrera automotriz cordobesa: por un lado propició la caída de (Juan Carlos) Onganía y sus políticas de ajuste neoliberales; y a su vez llevó este auto a Nürburgring compitiendo con las fábricas más importantes del mundo.
—Siempre existe una motivación política en tus producciones. ¿Por qué ahora nace “La Misión Argentina”?
—No nace ahora. El proyecto lo presenté en 2008 y sistemáticamente no fue aprobado en el instituto del Cine. Era una película que estaba para hacer cuando realicé Victoria, un film de 2008 sobre Victoria Donda. Con la película me interesaba rescatar los puntos de vista de los mecánicos de Córdoba. No así ya, como en Tosco…, el punto de vista de los empleados estatales. En esta película se ven archivos que no tuvieron recorrido de ninguna índole y después de 45 años los sacamos a la luz. Son materiales que se filmaron previos al Cordobazo y donde se ve claramente cuál es la respuesta del Estado a los reclamos que hacían los sectores gremiales en Córdoba.
—También planteás una suerte de analogía con el viaje a la Luna, la organización de la Misión Apolo XI. Y, en ese diálogo, aparece destacado el tema de la industria nacional. ¿Cómo funcionan las analogías?
—El viaje a la Luna y la Misión Apolo XI determinó un poco el nombre de esa expedición argentina a Nürburgring. Porque la misión se llamaba, en realidad, Proyecto Fangio. Así fue iniciado dentro de IKA-Renault el proyecto de llevar los coches a participar en el mercado internacional. La humorada cordobesa permitió esa analogía que vos nombrás. Es allí donde se mezclaban los deseos de la clase trabajadora cordobesa; algo así como: no será la Luna pero Europa era algo como eso. Otra cosa interesante en el viaje a la Luna tiene que ver con una suerte de perspectiva histórica: hoy nosotros podemos enorgullecernos como país de enviar satélites al espacio. En aquellos años la industria nacional y el desarrollo tecnológico apuntaban a tener desarrollo en materia espacial y comunicativa con las primeras transmisiones de televisión internacional. Creo que el espacio de disputa que tenían los países centrales era mundial y nosotros fuimos a competirles. Fue un desafío gigante. Fangio no solamente ponía en juego todo su prestigio de campeón mundial. A 45 años de aquella experiencia, la perspectiva nos permite generar ciertas analogías.
—Un tema que aparece como emergente dentro del film es el lugar que ocuparon los medios de comunicación: el tratamiento que hicieron de ese evento y cómo, aquello, se podría traer a nuestros días para hablar, por ejemplo, de los tratamientos de la información…
—Si te pusieras a hurgar sobre lo que se decía de La Misión Argentina te encontrarías que no es muy distinto de lo que se dice hoy desde la usina central de medios. Pero, una vez que se ganó, quisieron tomarlo para sí. Ese es otro tema. Creo que es muy interesante ver cuáles fueron los medios que tomaron un papel preponderante en el desarrollo del movimiento deportivo automovilístico argentino. La radio lo tuvo en Nürburgring, por eso es interesante, en la película, que los audios tienen 45 años de historia y, muchos, no se escuchan desde entonces. Hay material de radio, fotografías, imágenes de Súper 8 y 16 mm, material de archivo muy interesante para un rescate histórico que está teniendo una buena circulación en nuestro país.
—El film aparece como el oficial de “La Misión Argentina”. ¿A qué responde ese título?
—YPF es la primera vez que produce una película junto con el Instituto de Cine. Ellos encuentran en el film un reflejo de lo que es el sentido de su empresa, que aportó al desarrollo no solamente de lubricantes y naftas sino también de caminos. Es una película muy atesorada por empresarios vinculados con lo automotriz como Horacio Pagani, que nos cedió su Torino Nº 3 para filmar. Con Oreste Berta estuvimos grabando muchos días, hubo mucha investigación y se le puso el mote de oficial porque creo que responde, más que nada, a haber encontrado un reflejo de lo histórico, cosa que no venía ocurriendo.
—¿Trabajaste sobre un guión a partir del contacto con tanto material de archivo?
—No trabajo con guiones y quizá por eso demoro tanto en mis películas. Es difícil presentar ideas guionadas sobre algo que uno va a buscar descubrir.
—Pero existe una especie de trazo, de estructura gruesa, donde uno se propone responder ciertas preguntas. ¿Qué te propusiste contar?
—Busco trabajar las películas como trabajan los escultores las piedras: ir a la búsqueda con la confianza de que, de ahí, va a surgir la obra. Esta forma de trabajo implica tensiones con el material, idas y vueltas. Lo principal es la investigación y sobre ella ir reconstruyendo el trazado investigativo para confrontarlo con los personajes que no siempre recuerdan las mismas cosas; eso también es parte de la vida. Yo no busco con esto conocer una verdad….
—¿Antropológica?
—Exactamente; eso se lo dejo a los libros. Lo que define todo es que la gente se emocione cuando vea y que no haya ninguna duda de lo que ahí al frente están mirando; así me gusta que se asomen a mis películas.

 

Comentarios