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Para el infarto

La Lepra ganaba fácil y terminó sufriendo

El Rojinegro se puso 3-0 gracias a un Maxi inspirado, pero retrocedió mucho y la Crema casi se lo empata.


Dos caras antagónicas. De un primer tiempo brillante a un complemento deficitario. De la victoria cómoda al sufrimiento. De la goleada sin objeciones a los fantasmas de un Atlético Rafaela que se acercaba al empate. Así anduvo Newell’s, con esa bipolaridad que ya había mostrado ante Belgrano el último sábado. Y terminó festejando un triunfo que justificó en la primera parte pero que casi entrega después.

Maxi Rodríguez condujo al equipo a buen puerto. Con movilidad, sacrificio y viveza para ocupar los espacios que dejaba la Crema. Marcando la diferencia en cada momento y participando en los tres goles de la Lepra: picó al vacío (buena habilitación de Oscar Ustari de arco a arco) y definió bien ante Esteban Conde; tiró el córner para el cabezazo de Leandro Fernández y la peleó en el tercero para meterla al área y que Adrián Bastía se la llevara por delante.

Newell’s se floreó, se puso siempre cara a cara con el arquero rival, pudo marcar el cuarto y terminó el primer tiempo con la sensación de que, salvo una catástrofe, el partido estaba sentenciado. Pero hizo todo lo posible en el complemento para borrar esa imagen y sembrar demasiadas dudas. Rafaela creció y expuso la fragilidad leprosa para defender, que juntó gente cerca de su área pero no detuvo los avances locales. Se habían intercambiado los roles.

Nicolás Castro fue la antítesis de Maxi Rodríguez, quien salió con una molestia en el final del primer tiempo (ver página 7), el mediocampo perdió presencia, el fondo solidez y Ustari sufrió en cada centro. Newell’s perdió la pelota con la que tan bien sabe defenderse y entregó campo para apostar al contragolpe.

Pero no lo liquidó (lo tuvieron Castro, Tevez y el debutante Fydriszewski), Joel Sacks puso el 3-1 y Rafaela se agrandó. Y con el tanto de Sergio Vittor a los 38 minutos fue por la heroica ante un Newell’s que cada vez se metía más adentro del área y pensaba en lo sucedido días atrás con Belgrano, que se lo empató en el final.

Demasiado sufrimiento para un equipo que había hecho todo bien en la primera parte. Excesivas concesiones para permitirle a un rival al que tenía maniatado y le dio libertad en el complemento. Pocas respuestas ante el acoso. Un cambio abrupto en su rendimiento. Un caso de diván.

A la inversa de la media inglesa, Newell’s ganó siempre de visitante y empató los dos que jugó en el Parque de la Independencia. Si bien en cada partido sufre con las lesiones y debilita su estructura base, sigue invicto y se ilusiona. Pero debe aprender de sus errores para no sufrir más de la cuenta.

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