Edición Impresa

Esperada visita papal

La fe pudo con el sofocante calor

Pese al clima, más de 600 mil personas asistieron a la misa campal que celebró ayer Francisco en Guayaquil. Allí, el Papa habló sobre la familia, tema que se tratará en el Vaticano en octubre próximo durante el sínodo de obispos.


Más de 600 mil personas participaron ayer de la misa campal que encabezó en Guayaquil el papa Francisco, en su segundo día en Ecuador, en un clima donde la fe y la alegría de ver al pontífice pudieron más que el intenso calor que sofocó el Parque de los Samanes, el mismo escenario que visitó San Juan Pablo II en 1985.

Los 33 grados, que se sintieron más fuerte por la humedad de la ciudad balnearia, redujeron la expectativa de cantidad de fieles, pero no impidieron a muchos de ellos acampar en el lugar desde que se habilitó el ingreso, anteayer al mediodía, en la búsqueda de un espacio lo más cercano posible al templete en el que el papa encabezó la homilía: un escenario blanco y amarillo –los colores del Vaticano– con una cruz en el medio del techo.

A las 11.45 –13.45 de la Argentina– Jorge Bergoglio ingresó al parque en su papamóvil para ser saludado por los fieles, algunos con banderas de Ecuador y países cercanos como Perú y Colombia, otros con paraguas para buscar sombra, pero todos con una sonrisa en sus rostros.

En momentos en que los bomberos tiraban agua a los asistentes, el Jefe de la Iglesia católica inició la misa dedicada a la familia, a la que calificó como “una escuela donde la oración recuerda que hay un rostro, que hay un prójimo patente: vive bajo el mismo techo, comparte la vida y está necesitado”.

“La familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos”, dijo. Y explicó que el núcleo familiar “constituye la gran riqueza social que otras instituciones no pueden sustituir”.

“En efecto, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera deuda social respecto a la institución familiar, que tanto aporta al bien común de todos”, afirmó.

El mensaje de Francisco caló hondo entre los asistentes, que aguantaron el calor extremo gracias a los chorros de agua que arrojaron los bomberos. No obstante, algunas personas perdieron el conocimiento y debieron ser auxiliadas.

La crisis de la familia será uno de los temas que se debatirá en octubre en el Vaticano durante el sínodo de obispos en el que se fijarán los criterios con los que la Iglesia del siglo XXI encarará los cambios de las sociedades modernas, como la familia monoparental, el matrimonio entre homosexuales y el acceso a la comunión para los divorciados que se vuelven a casar.

La primera misa a cielo abierto que ofició el papa argentino en su gira de ocho días por Ecuador, Bolivia y Paraguay contó con menor asistencia de la proyectada por los organizadores locales, que aguardaban hasta 1,5 millón de fieles.

Francisco inició desde temprano su agenda en Guayaquil con un recorrido en auto hasta el santuario del Señor de la Divina Misericordia durante el cual volvió a recibir muestras de afecto de personas que se agolparon a los dos lados de la vía.

Ya en la capilla, se reunió con un grupo de invitados a quienes sorprendió con un pedido: “Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí. ¿Me lo prometen?”.

En la tarde, Francisco se dirigió al colegio Javier de los jesuitas, donde almorzó con otros religiosos y descansó un poco antes de regresar a Quito, donde mantuvo una reunión con el presidente Rafael Correa en el Palacio de Carondelet –sede de gobierno– y visitó a la catedral metropolitana, en el corazón histórico de la capital.

En el colegio Javier, se reunió con el nonagenario sacerdote Francisco Cortés, conocido como padre Paquito, a quien el Papa le hizo saber, por terceros, que quería verlo después de su último encuentro hace 30 años en Buenos Aires.

El Papa oficiará hoy una segunda misa campal en Quito, en el parque Bicentenario, donde se espera a un millón de personas.

Mensaje de ánimo para rosarino con leucemia

El papa Francisco envió un mensaje de aliento y una bendición al joven rosarino Lisandro Zeno, quien padece leucemia y encabeza una campaña en las redes sociales para impulsar la donación de sangre y de médula ósea. En el mensaje, el papa argentino pide a Jesús que “acompañe” al rugbier y estudiante de medicina y que le “devuelva la salud”.

El mensaje fue grabado el domingo pasado en el pasillo del avión que trasladó al pontífice desde el Vaticano a Ecuador por la periodista rosarina Inés San Martín.

“Lichu, me contaron de tu enfermedad, rezo por vos. Le pido a Jesús que te acompañe, que te dé fuerza, que te devuelva la salud, y vos dejate conducir por la mano de Dios y que la Virgen te proteja mucho”, dijo Francisco en el mensaje grabado con el teléfono celular de la periodista rosarina. Y continuó: “Te pido que reces por mí y te bendigo de todo corazón en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

El joven rugbier de 25 años juega en Jockey Club de Rosario y espera un transplante de médula ósea de un donante proveniente de Brasil.

La historia de este estudiante de sexto año de medicina se hizo pública cuando lanzó por las redes sociales una campaña de solidaridad para impulsar la donación de sangre y médula ósea.

Zeno supo que tenía leucemia el 3 de noviembre de 2014 y a partir de allí su vida cambió.

Durante los meses posteriores, no sólo tuvo respaldo de su familia y sus amigos del rugby, sino que lo visitó en el sanatorio el futbolista uruguayo Sebastián Abreu y recibió un mensaje de Ángel Di María, ex futbolistas de Rosario Central, club del que es fanático.

Además, el plantel del Canalla desplegó una bandera en la previa de un partido con el mensaje “Fuerza Lichu”.

Los amigos de Lichu en un gesto conmovedor de fraternidad, todos ellos se raparon y aparecieron en el Sanatorio para darle una sorpresa, con el cartel del lema que comenzó a circular: “No pasa nada, maestro”.

En una entrevista con El Ciudadano el 21 de abril pasado, contó su historia de lucha en la que no piensa bajar los brazos y menos ahora, que cuenta con “ayuda divina”.

Esperan multitud argentina en Bolivia y Paraguay

Cientos de fieles jujeños viajan desde ayer hacia Bolivia para saludar al papa Francisco, quien arribará mañana a la ciudad de la Paz e irá luego a Santa Cruz de la Sierra. En tanto, desde Vialidad Nacional estimaron que más de un millón de argentinos cruzará a Paraguay para ver al Sumo Pontífice, quien llegará a ese país el viernes próximo.

Ante la inminente llegada del Sumo Pontífice a Bolivia, referentes eclesiásticos, autoridades del transporte y el consulado de la nación andina en Jujuy destacaron el entusiasmo de cientos de creyentes de la provincia que participarán de las actividades que desarrollará Francisco.

Los devotos jujeños parten en contingentes, los cuales salen desde las inmediaciones de la Iglesia Catedral en la capital; además, empresas de transporte ofrecen sus últimos lugares, en los trayectos que partirán desde la nueva terminal de ómnibus.

El papa argentino permanecerá en Bolivia desde mañana hasta el jueves próximo y el viernes 10 de julio viajará a Paraguay, último destino de su estancia latinoamericana, de donde partirá dos días después de regreso al Vaticano.

En tanto, Vialidad Nacional recomendó a los argentinos que quieran ir a Paraguay por la ruta nacional 11 que inicien el trayecto con tres o cuatro días de antelación, teniendo en cuenta que se espera que más de un millón de personas llegue al vecino país. Además, indicó que habrá 14 puestos móviles equipados para el control migratorio.

Comentarios