Ciudad

Huelga a medias

La falta de ómnibus marcó el impacto del paro en la ciudad

Fue menos contundente de lo previsto, pero igual se sintió. Los comercios abrieron, aunque con menos ventas por la menor afluencia de clientes, ya que, aunque circularon, los taxis se ocuparon con personal que iban a trabajar.


El paro nacional convocado por la CGT opositora de Hugo Moyano, la Azul y Blanca de Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli se sintió menos de lo previsto en Rosario. En las calles (sobre todo las del centro y macrocentro) el tránsito peatonal y vehicular se diferenció sólo en parte de lo que sucede en cualquier jornada laboral y la mayoría los comercios abrieron sus puertas con normalidad. La total adhesión de los choferes de colectivos le dio a la situación un peso mayor si se compara con la última huelga nacional del pasado 28 de agosto, pero igual no logró paralizar la actividad.

En ese sentido, pareció ser clave la decisión que finalmente tomó el sindicato que nuclea a los empleados de comercio (por lejos el más numeroso), que rechazó la medida de fuerza. Así, la protesta se sintió sólo con fuerza en las escuelas públicas, las arterias donde predominan los bancos, la Terminal de Ómnibus y por la falta de recolección de residuos.

Un largo día

La expectativa en torno a cómo iba a impactar la huelga en Rosario se fue disipando desde bien temprano.

Esta vez fueron muy pocos los establecimientos y negocios que optaron por cerrar su puertas y “darles el día” a sus empleados.

La ciudad amaneció y transitó durante toda la jornada con una actividad comercial casi normal en la zona céntrica y también en los barrios, aunque con menos clientes y consiguientemente menos ventas de lo habitual.

Esa postal fue la que entregó, por ejemplo, un tradicional paseo de negocios como la calle San Luis. Allí casi todos los comercios abrieron sus puertas, pero la circulación se vio algo disminuida y los locales más vacíos.

“Lo que sucede en nuestro caso, y a diferencia de otras calles, es que tenemos muchos clientes que vienen de los barrios en colectivo. Y también comerciantes de la región que llegan a comprar al por mayor. Por eso tal vez nos afectó un poco más”, evaluó Jorge, titular de un negocio de lencería.

Esa disminución de ventas influyó para que algunos locales no abrieran por la tarde, que en el centro concluyó con mucha gente mirando vidrieras, pero con más actitud de esparcimiento que con ánimo de compra.

A una cuadra de allí, en calle Rioja, el panorama cerca del mediodía entregaba una imagen con más movimiento y personas deambulando, pero siempre menos concurrencia en los negocios.

“Claro que esto se está sintiendo. Nosotros que trabajamos con los clientes de paso tal vez nos vemos menos afectados, pero se nota el cambio. El tema es que no podemos no abrir. Mañana arranca el fin de semana largo y si cerramos hoy vamos para atrás”, señaló Marta, la dueña de un minimarket ubicado en Rioja y Corrientes.

Sin bancos, con bares

La postal, en cambio, se diferenció bastante en calle Santa Fe, donde se encuentran las sucursales de las principales entidades bancarias. Allí el panorama fue desolador y la calle lució con muy poco tránsito peatonal y vehicular.

Otro termómetro para medir la situación fueron los bares.

Esta vez la mayoría de los ubicados en el centro abrieron sus puertas pese la presión que ejerció el sindicato de los trabajadores gastronómicos que encabeza en el orden nacional Luis Barrionuevo, uno de los impulsores de la medida de fuerza, aunque se notó algo menos de concurrencia que la habitual.

En tanto, en las peatonales la imagen era cerca del mediodía la habitual de los días de paro, con varios puestos de venta improvisados sobre el piso que comenzaban a ofrecer de todo ante la falta de control de los empleados municipales, adheridos a la medida de fuerza.

“Encima de que ya anda menos gente tenemos que soportar siempre que estos tipos (los vendedores informales) se nos pongan adelante del negocio”, se quejó al pasar el encargado de un local de ropa femenina en Córdoba y Mitre.

El transporte

Igual, los que la pasaron peor fueron los taxistas.

Algunos mencionaron que bien temprano tuvieron movimiento llevando a trabajadores a sus puestos, pero ya desde media mañana la demanda comenzó a mermar.

“Hay muchos taxis en las calles, pero muy poco trabajo. Calculamos que hay un 30 por ciento menos de actividad”, afirmó a esa hora en declaraciones radiales José Iantosca, uno de los referentes de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar). Empero, una recorrida por el microcentro durante la tarde permitía ver a personas haciendo cola a la espera de un coche de alquiler, y los que pasaban estaban, en su mayor parte, ocupados con pasajeros.

Otros que se tomaron el día

Además de los docentes públicos, bancarios, choferes de ómnibus y recolectores hubo otros trabajadores que adhirieron casi en su totalidad a la medida de fuerza

Los empleados de Aguas Santafesinas se plegaron al paro, pero el servicio no sufrió alteraciones. En tanto, la adhesión de los sindicatos de portuarios, personal de la Junta Nacional de Granos, aceiteros y trabajadores de dragado y balizamiento dejaron con poco movimiento ayer a la terminal Puerto Rosario y al cordón industrial.

Con todo, los hospitales públicos tuvieron una atención restringida, ya que el Sindicato de Médicos de la República Argentina (Amra) seccional Santa Fe, que integra el consejo directivo de la CGT, estuvo de acuerdo con el reclamo, al igual que los trabajadores de la sanidad (Atsa, enfermeros).

Tampoco hubo clases en las escuelas ni en las facultades pertenecientes a la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

No abrieron sus puertas las dependencias municipales pero se trabajó normalmente en los Tribunales y en otras reparticiones de la provincia.

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