Esta noche, a las 21, en el teatro La Comedia y en el marco de una gira nacional, se podrá ver la segunda función de Yo soy mi propia mujer, protagonizada por Julio Chávez sobre la obra original de Doug Wright en versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino bajo la dirección de Agustín Alezzo.
La historia de Charlotte von Mahlsdorf, la más famosa travesti de Berlín obsesionó al dramaturgo estadounidense Doug Wright desde que supo de su existencia por un amigo, al punto de no parar hasta entrevistarlo. En 1993 se concretó la primera reunión en la casa museo que Charlotte construyó en medio de los escombros de la Segunda Guerra Mundial, y allí se produce en Wright un deslumbramiento por Charlotte, algo que reflejó en la escritura de Yo soy mi propia mujer, obra ganadora de los premios Tony y Pulitzer.
En la historia de vida de Charlotte se encierran los secretos, las contradicciones y las maravillas del siglo XX: la modernidad y la tradición, el renacimiento y el ocaso de un siglo que padeció dos guerras, y la historia de un niño que supo que en su cuerpo se encerraba una mujer. Aquel niño (más tarde Charlotte) supo que no era un extraterrestre casi al mismo tiempo que vio que su futuro no sería fácil. Y de hecho tuvo que enfrentar la homofobia, a nazis y comunistas, la dura etapa stalinista en la Berlín oriental, época en la que mantuvo oculto un cabaret en el sótano de su casa. La multipremiada obra, presentada hace ocho años en La Comedia, que ahora está de regreso, se cimenta en base a un monólogo a público en el caso de Wright, un diálogo puertas adentro en el de Charlotte. Es así como Chávez consigue poner en su cuerpo a Wright y a Charlotte en simultáneo, algo que se revela como una Master Class pocas veces presenciada.
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