Por Patricia Dibert
El cantante británico deleitó a los rosarinos con versiones impecables de sus grandes clásicos, reversiones de grandes temas del rock y la confirmación de que es una leyenda del género, con su particular voz que ruge.
Por Patricia Dibert
La canción de Woodstook 69 sonó con igual intensidad: “With a Little Help from My Friends” fue la ayudita deseable para todos los amigos. Joe Cocker logró el momento más intenso de Metropolitno, con ese clásico inoxidable.
El cantante británico de 68 años actuó por primera vez en Rosario, en el show que ofreció anoche en el salón del Alto Rosario Shopping.
Cuando el reloj marcó las 10, la banda se colocó puntual en sus puestos y entró el hombre vestido de impecable negro, saco pantalón y camisa, pero con zapatillas rojas. Un telón de fondo como austera escenografía con el logo de “Hard Knocks”, que es el saludable disco que editó el año pasado.
El hombre sesentón comienza a cantar, va hacia un costado y destapa una botella de agua mineral helada. Su abultada caja toráxica se destaca mientras lleva la voz hacia el rugido que lo caracteriza. El cantante mueve los dedos insistentemente, no deja de hacerlo nunca, como si repasara los acordes en un piano imaginario.
La banda suena ajustada, prolija. Nick Milo en teclados, Gene Black en guitarra, Jack Bruno en batería, la rítmica Oneida James en bajo, Jeff Levine en programaciones y teclados, los coros de Nikki Tillman y Andricka Hall, y en saxo el argentino Norberto Fimpel, quien fuera músico varios años de Alejandro Lerner.
Las canciones de Joe Cocker suenan como en los discos. Durante una hora y media, se escuchó un resumen preciso de todos sus años de carrera: “Feelin Alright” del grupo Traffic, la balada cinematográfica “Up where we belong” que cantara con Jennifer Warnes en «Reto al destino». “Buenas noches Rosario” fue el único saludo del legendario Cocker, abocado a cantar e interpretar sus canciones, sin siquiera intercambiar miradas o palabras con sus músicos.
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