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Reflexiones

Intrigas en la Corte por vacante de enero

El sepelio de Enrique Petracchi se transformó el lunes en el escenario ineludible en el cual los ministros de la Corte Suprema de Justicia enviaron señales.


El sepelio de Enrique Petracchi se transformó el lunes en el escenario ineludible en el cual los ministros de la Corte Suprema de Justicia enviaron señales, algunas con mayor eco que otras, sobre el destino inmediato del máximo tribunal y las próximas peleas que tendrán lugar en ese ámbito. Los mensajes solemnes se emitieron en consonancia con opiniones menos sonoras pero mucho más decisivas de cara a los últimos meses de 2014, en los cuales el cuerpo todavía debe despachar asuntos sensibles para el poder político y el económico.

Eugenio Zaffaroni volvió a insistir con que dejará la Corte cuando cumpla 75 años. El mes señalado es enero, pero en el cuarto piso hay quienes dicen que los trámites necesarios para su salida podrían consumir algunos meses adicionales. Zaffaroni dice que dejará la vocalía para cumplir con la Constitución por la que él juró (no es la misma que la de Carlos Fayt), pero en las conversaciones más especulativas aseguran que la urgencia tiene su explicación en un ya planificado lanzamiento a la arena política de la Capital Federal.

Presidente, más cómodo

Ricardo Lorenzetti, por su parte, aseguró que la Corte “podría funcionar con cuatro integrantes”. El justice sabe que para el kirchnerismo sería imposible que su candidato pase el filtro del Senado, especialmente cuando el gobierno transite sus últimos meses.

Sin embargo, en el oficialismo hay quienes en las últimas veinticuatro horas han alentado la posibilidad de que esa vacante se negocie con la oposición como contraparte de otras designaciones estratégicas en las instancias inferiores y que también tienen que pasar por la Cámara alta justo cuando los partidos políticos se encuentren inmersos en la campaña presidencial.

La muerte de Petracchi y la probable salida de Zaffaroni le permitirán a Lorenzetti ingresar en una zona de confort en la cual la mayoría requieren de tres votos. Sabe que cuenta con el guiño habitual de Juan Carlos Maqueda y con la firma de Elena Highton de Nolasco.

Para tener en cuenta: esta última lo acompañará siempre y cuando los fallos no impliquen ir contra el Estado, conducta que se desprende de su abstención en “Camaronera” (cuando la Corte apuntó al Código Aduanero), su alineamiento con Alejandra Gils Carbó en “Baracha” (beneficio impositivo a estudios profesionales) y en los expedientes vinculados cuestiones de ejecución fiscal.

El quinto que vendrá

También crece en el gobierno la idea de que la salida de Zaffaroni no sea cubierta por otro penalista sino por un candidato proveniente del derecho público, que interprete el alcance de las potestades constitucionales en expedientes que son clave para el oficialismo referidos a la política económica y a las leyes que las últimas semanas aprobó el Congreso (hidrocarburos, abastecimiento, deuda soberana, etc.).

Los issues penales sólo llegan al cuarto piso en contadas ocasiones. El perfil apuntado requiere un candidato de no más de 50 años –por razones obvias– y en lo posible con un nutrido CV.

Fayt, el eterno

Por su parte, Carlos Fayt también procuró el lunes aportar su mensaje cuando dijo que seguirá en la Corte un tiempo pero que “no sabe cuánto”. El ministro concurre al Palacio una vez por semana y no asistió a la ceremonia final de su colega. El comentario de Fayt no generaba demasiadas inquietudes, porque recientemente, cuando un grupo de editores lo visitó en su vocalía y le preguntó si tenía en mente el retiro, les dijo que justamente cuando uno se retira “es cuando empieza a sentirse realmente viejo”.

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