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Intenso y pasional homenaje a Pichuco

Encabezado por un ensamble que lideró el Cholo Montironi, y con milonga, poesía y videos, tuvo lugar la celebración del centenario del gran bandoneonista.


Simultáneamente con un centenar de ciudades en el mundo que realizaron distintos tributos a su memoria, Rosario brindó el viernes por la noche en el teatro Príncipe de Asturias del Parque España un emotivo homenaje al gran Aníbal Troilo al celebrarse cien años de su nacimiento.

Allí varios músicos encabezados por el bandoneonista Rodolfo “Cholo” Montironi, los pianistas Joel Tortul y Javier Martínez Lo Re, los cantantes Ricardo Paradiso, Juan Iriarte, Noelia Moncada, Verónica Marchetti, y la contrabajista Julia Martínez, entre otros, recordaron al gran Pichuco con un emotivo concierto de algo más de dos horas de extensión.

Ante un colmado auditorio, Che bandoneón, cómo se tituló el espectáculo-homenaje al maestro, recorrió grandes páginas de la música popular argentina como “Garúa”, “La Rayuela”, “Mi refugio” y “Un vals francés”, entre otros temas. Y lo hizo desde la puesta de distintas formaciones que incluyeron la participación de solistas, dúos, tríos y hasta una big band con seis bandoneones en escena que cerró la histórica velada.

Promediando la mitad del concierto el pianista Joel Tortul subió al escenario para recordar al Gordo con dos temas propios: “Tangótico” y “Salganian”: “Es mi humilde homenaje a quien creo le hubiera gustado que sigamos componiendo”, dijo antes de despacharse con otro tema de su autoría, “Romance de barrio”, eternamente aplaudido.

El cruce generacional no se vivió sólo entre el numeroso público que asistió a ser parte del homenaje sino también arriba del escenario, donde artistas jóvenes como Agustina Taborda, Claudio Bergese, Lucía Coggiola y Guido Gavazza, representantes de la nueva generación de bandoneonistas de la ciudad, se fundieron en un abrazo musical con su referente el Cholo Montironi quien, a los 83 años, mostró su costado más intenso, audaz y pasional.

La noche también guardó espacio para que el teatro se transformara en milonga. Los bailarines Diego Pérez y Soledad Cantarini, subcampeones mundiales de tango, dieron cátedra al compás de una big band encabezada por Montironi, que invitó a remontar la imaginación en el tiempo, a épocas doradas del 2×4.

Para homenajear a Pichuco desde múltiples esferas, otro de los puntos sobresalientes de la noche fue la interpretación de textos de Jorge Cetta, otro de los impulsores del espectáculo que, desde poemas escritos por Osvaldo Buzzo, sembró de emoción y reflexión la velada entre canción y canción.

Durante el concierto se proyectaron algunos videos de Troilo hablando de sus amigos Homero Manzi y Cátulo Castillo pero también de amigos de Pichuco como Goyeneche y Rubén Juárez que lo recordaron con anécdotas de su vida cotidiana en la que participaron conjuntamente de algunas actividades relacionadas con el universo tanguero. Además quedó habilitada una muestra de vinilos de Aníbal Troilo de la colección privada de Gerardo Quilici.

Para el final, lo mejor: junto al ensamble que, durante la última media hora de la noche, formaron el Cholo Montironi junto con Javier Martínez Lo Re, Ricardo Paradiso y Julia Martínez, los representantes de la nueva generación de bandoneonistas locales sumaron su latir para brindar un cierre a seis bandoneones que unió tres generaciones sobre el escenario, –donde cada una de las expresiones, con dedicación y ahínco, demostró la capacidad para estar a la altura de semejante celebración– y dejó al público con ganas de mucho más.

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